Estados Unidos

Ismael «El Mayo» Zambada, el jefe en la sombra del cártel de Sinaloa

Más discreto y negociador que su compadre El Chapo, «El Mayo» nunca ha pisado una cárcel y domina el tráfico de heroína hacia EE UU. «No hay capo más poderoso que él», según la DEA.

Imagen de Ismael Zambada García, "El Mayo"
Imagen de Ismael Zambada García, "El Mayo"larazon

Más discreto y negociador que su compadre "El Chapo", Ismael Zambada García nunca ha pisado una cárcel y domina el tráfico de heroína hacia EE UU. “No hay capo más poderoso que él”, según la DEA.

El Chapo Guzmán se ha llevado la gloria, y también la cárcel, pero desde hace cinco años quien maneja los hilos del cártel de Sinaloa, la gran multinacional mexicana de la droga, es Ismael Zambada García, alias “El Mayo”, de 65 años. El Mayo es el verdadero jefe de esa empresa criminal, según explica el periodista mexicano Ricardo Ravelo, autor de varios libros sobre el narco en su país. “Joaquín Guzmán Loera fue una figura importante desde el 2001, cuando se fugó por primera vez del penal de Puente Grande, en Jalisco, y tuvo su peso hasta el año 2010. Luego se dieron algunos reacomodos dentro del grupo y El Mayo asumió el liderazgo”, explica a LA RAZÓN Ravelo, reportero durante varios años de la revista mexicana “Proceso”.

Una de las claves del negocio de la droga es la discreción. Y El Chapo, convertido en una leyenda en vida tras su fuga en 2001, atraía demasiados focos dentro y fuera de México. “No convenía que permaneciera dentro de la organización”, sentencia Ravelo, quien añade que la ciudad de Culiacán, en el estado de Sinaloa, el feudo del capo chaparro, era un escenario de violencia habitual, lo cual causó problemas para la buena marcha del negocio. “Una suerte de principio empresarial de los capos sinaloenses es que la violencia no se lleva con el negocio y es por ello que suelen mantener las plazas tranquilas mediante pactos políticos e incluso con sus propios rivales”, añade el experto en narcotráfico.

En 2010, el periodista mexicano Julio Scherer, director entonces de la revista “Proceso”, vivió algo parecido a lo que ha experimentado el actor Sean Penn con su polémica entrevista al “Chapo”. Pero al revés. La estrella de Hollywood deseaba acercarse al narcotraficante. En el caso de “El Mayo”, fue el propio capo el que manifestó su deseo de reunirse con el entrevistador. Y a tal fin le citó en un lugar secreto y recóndito hace cinco años. “Tenía mucho interés en conocerlo”, le dijo después de estrecharle la mano. “Usted no miente”, le espetó "El Mayo"al periodista.

Ravelo cuenta que Zambada García vive en Sinaloa, en plena sierra, en un rancho que se llama El Salado. "Para llegar hasta allí el invitado tiene que pasar por unos diez cinturones de seguridad. Luego, la persona es llevada a una casa segura donde debe permanecer al menos tres días antes de que pueda cruzar una palabra con El Mayo". Scherer le describió de esta guisa: “Sobrepasa el 1.80 de estatura y posee un cuerpo como una fortaleza, más allá de una barriga apenas pronunciada. Se cubre con una gorra y el bigote recortado es de los que sugieren una sutil y permanente ironía”. La misma ironía que le hace declarar que se dedica a la agricultura y a la ganadería, “pero si puede hacer un negocio en Estados Unidos, lo hago”.

Tras la caída del Chapo, expertos en narcotráfico aseguran que Zambada García se queda como el gran referente del cártel de Sinaloa. Experimentado y con un hábil manejo del negocio, siempre ha tenido un perfil bajo y nunca ha pisado una cárcel. Según la web “Animal Político”, no existen datos que indiquen que algunos de estos dos capos está subordinado al otro."El Mayo"se inició en los años setenta en el negocio de la droga, en el cártel de Guadalajara que entonces lideraba otro capo actualmente en libertad, Rafael Caro Quintero. También colaboró con otra figura legendaria del narco, Amado Carrillo Fuentes. Zambada García se considera amigo del Chapo, con quien comenzó a trabajar más estrechamente a partir de 2001.

Es también uno de los narcos mexicanos que más vínculos ha trazado con organizaciones colombianas para el tráfico de cocaína hacia EE UU y, actualmente, según el Departamento de Estado norteamericano, domina el mercado de la heroína. En los años 2008 y 2009, orquestó en la terminal del aeropuerto de Ciudad de México una amplia red de cómplices. Dicha terminal está considerada por el Departamento de Aduanas de EE UU una plataforma recurrente para la entrada y salida de droga. Ravelo explica que Ismael Zambada “El Mayo” tuvo a su servicio en dicho aeropuerto a funcionarios de aduanas, agentes federales e incluso policías de Interpol.

En la entrevista de 2010, la única que ha concedido, reconocía tener "una esposa, cinco mujeres, quince nietos y un bisnieto". “Ellas, las seis, están aquí, en los montes, como yo. El monte es mi casa, mi familia, mi protección, mi tierra, el agua que bebo”. El Mayo confesó que no podía estarse quieto o descuidar lo más mínimo su seguridad porque si no “me agarran”, y aseguró que sentía “pánico” ante el hecho de que le encerraran. ¿Terminaría con su vida si le detuvieran?, le preguntó Scherer: “No sé si tuviera los arrestos para matarme. Quiero pensar que sí, que me mataría”. La idea del suicidio también se le habría pasado por la cabeza al mismísimo Chapo en el caso de ser apresado. Todo capo emblemático teme dos cosas, afirma Ravelo: “Perder el poder y ser extraditado a Estados Unidos, donde sin duda las leyes son mas duras y las posibilidades de escaparse se reducen a cero”. Uno de los hijos de Zambada García, Vicente, fue detenido por narcotráfico en 2009 y extraditado un año después a EE UU.

“El Mayo” es más discreto y negociador que su compadre "El Chapo". No alardea de lujos, un dato que seguramente ayuda a explicar que nunca haya sido detenido, a pesar de ser un fugitivo largamente anhelado y perseguido por las autoridades mexicanas y norteamericanas. Éstas últimas pusieron un precio a su cabeza de cinco millones de dólares. Sin embargo, Zambada García siempre ha logrado escapar cuando sentía el aliento de las fuerzas de seguridad sobre su cabeza. “Cargo miedo”, reconoció después de asegurar que hasta en cuatro ocasiones tuvo cerca al Ejército.

Jack Riley, jefe de la administración antidrogas estadounidense (DEA en sus siglas en inglés), dijo a “Proceso” en una entrevista el pasado mes de junio que “en el mundo no hay cártel más sólido que el de Sinaloa, ni capo más poderoso que El Mayo”.

¿Lo atraparán, finalmente?, fue preguntado en 2010: “En cualquier momento o nunca”, respondió.