Política

Guerra en Ucrania

El ministro alemán de Exteriores evita la euforia tras el acuerdo de Minsk

El ministro alemán de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, evitó hoy la euforia tras el acuerdo alcanzado en la cumbre de Minsk para un alto el fuego en el este de Ucrania porque no se trata de una solución global y "aún puede arruinarse todo con explosiones de violencia". En un comunicado tras concluir la larga cumbre en la capital bielorrusa, Steinmeier dice que confía en que "ambas partes (Moscú y Kiev) hayan negociado en Minsk con seriedad y buenas intenciones"y que espera que "en esta fase especialmente delicada, hasta la entrada en vigor del alto el fuego, se abstengan de todo aquello que pueda socavar los acuerdos de hoy".

"Aún puede arruinarse todo con explosiones de violencia", advierte Steimeier, quien, "sin ningún tipo de euforia", se felicita por la declaración conjunta acordada.

"Fue un parto difícil, pero por lo menos hemos alcanzado algo", añade el ministro, que acompañó a la canciller, Angela Merkel, en las negociaciones con las delegaciones de Rusia, Ucrania y Francia.

A su juicio, aunque el acuerdo no supone el final de la crisis, tras semanas de violencia "Minsk II podría ser un paso para alejarse de la espiral de la escalada militar y para dar un impulso a la política".

"Fue un parto difícil, pero por lo menos hemos alcanzado algo", resumió Steinmeier.

En su opinión, lo más importante es que Moscú y Kiev se han puesto de acuerdo en un alto el fuego que comenzará en la noche del sábado y que las partes han ratificado el memorándum suscrito el pasado mes de septiembre también en la capital bielorrusa.

Según apunta, por primera vez se han fijado "márgenes temporales claros"para la aplicación de los compromisos de Minsk: desde las elecciones, hasta el control de las fronteras o el intercambio de prisioneros.

"Para algunos no será suficiente. Nosotros también habríamos querido más", pero esto es lo que podían acordar esta noche los presidentes de Ucrania y Rusia, recalca el jefe de la diplomacia alemana.

Steinmeier detalla que "las negociaciones fueron extremadamente difíciles", pero considera que todas las partes eran conscientes de lo que estaba en juego y de cuáles serían las consecuencias si dejaban Minsk sin un acuerdo.

Fue el convencimiento de que eso no debía pasar, a su juicio, lo que les llevó a trabajar y negociar durante toda la noche.