Atentado en Manchester
Cuando la yihad se hace en familia
LA RAZÓN recorre Elsmore Road, el nido del último suicida británico. Nadie se explica cómo en la puerta de al lado vivía el clan que está detrás del peor atentado terrorista desde 2005.
LA RAZÓN recorre Elsmore Road, el nido del último suicida británico. Nadie se explica cómo en la puerta de al lado vivía el clan que está detrás del peor atentado terrorista desde 2005.
Elsmore Road es una calle tranquila de Fallowfield, un barrio residencial al sur de Manchester, con gran presencia de casas de protección oficial. Es multicultural aunque predomina la comunidad musulmana. Por eso nadie se extraña cuando ven hombres por la calle con el «thawb» o mujeres cubiertas con el «hijab». Los vecinos se conocen... o al menos eso podían decir hasta ayer. Porque nadie imaginaba que en la puerta de al lado vivía la familia que está detrás del peor atentado terrorista en suelo británico desde 2005.
Salman Abedi, de 22 años, fue el autor físico de la masacre perpetrada el pasado lunes en el Manchester Arena. Pero no actuó sólo. Estaba respaldado por una célula terrorista más amplia vinculada al Estado Islámico. Y entre las personas que sabían que iba a cometer el atentado estaban dos de sus hermanos y su propio padre. En definitiva, en una familia de seis miembros, uno se había inmolado para causar el mayor daño posible en un recinto abarrotado de niños y adolescentes y otros tres habían sido detenidos al cierre de esta edición por su vinculación al Estado Islámico.
«Muy, muy religiosos»
La historia de los Abedi en Reino Unido comenzó hace más de una década, cuando Samia Tabal y Ramadan al Abedi llegaron como refugiados desde su Libia natal huyendo del régimen de Gadafi. El matrimonio se instaló primero en Londres para mudarse luego a Manchester, donde criaron a sus cuatro hijos. El mayor, Ismael, de 23 años, fue el primer arrestado por los agentes el martes por la noche en el sur de Manchester, después de que su hermano Salman, de 22 años, llevara a cabo la masacre. Por su parte, Hashem, de 20 años, fue detenido ayer en Trípoli junto a su padre. «Tenemos pruebas de que estaba implicado en Estado Islámico con su hermano y conocía el ataque. Le seguíamos desde hace más de mes y medio», explicaba Bin Salem, portavoz de una fuerza antiterrorista local conocida como Rada.
La más pequeña de la familia es Jomana, de 18 años. Su perfil de Facebook sugiere que vive en Manchester aunque al cierre de esta edición no se conocía exactamente su paradero. «Yo la conozco», aseguraba ayer una chica. «En sus redes sociales empezó a colgar cosas a principios de semana condenando el atentado cuando pasó todo. Pero cuando salió la identidad del autor y vio que era su hermano cerró su cuenta. Estaba en ‘‘shock’’. Yo creo que no sabía nada. Desde el martes ha desaparecido por completo. Nadie sabe dónde está». Según la prensa británica, una vez derrocado Gadafi, el matrimonio volvió a Trípoli en 2011. Pero sólo uno de sus hijos, Hashem, se trasladó con ellos. Salman, autor del atentado, decidió quedarse en Manchester, donde vivía con su hermano mayor. Con todo, según Hamid El Sayed, que trabajó para Naciones Unidas en su campaña contra la radicalización y ahora está empleado en la Universidad de Manchester, «tenía dificultades en adaptarse al estilo de vida europeo». «Tenía una muy mala relación con su familia y sus padres habían desistido de mantenerle en el buen camino. Le iba fatal en los estudios en la Universidad, en su educación en general. Intentaron llevárselo de vuelta a Libia para siempre muchas veces», aseguró ayer a la BBC. Según comentaba un amigo, Salman «era un chico normal, divertido, pero desde que viajó a Libia en 2011 para ver a sus padres volvió como una persona muy diferente». ¿Comienza aquí entonces su radicalización?
Un vecino de Fallowfiel asegura que «muchos jóvenes en Manchester de origen libio comenzaron a radicalizarse después de 2011 en las mezquitas de la ciudad. «Esta familia en particular era muy muy religiosa», matiza. Salman estudió un curso de negocios y administración en la Universidad de Salford en 2015, pero no terminó la carrera. Abandonó sus estudios hace dos años, justo cuando se cree que comenzó su adoctrinamiento. Desde entonces, no volvió a pisar el campus universitario y apenas salía a la calle a pesar de seguir matriculado. Cuando lo hacía acudía sobre todo a la mezquita, vestía ropa tradicional islámica y apenas se relacionaba con gente.
Se dejó ver sin embargo junto a un grupo de disidentes de Gadafi, miembros del Grupo de Lucha Islámica Libia proscrito, que vivía cerca de Abedi en Whalley Range. Entre ellos, estaba Abd al-Baset Azzouz, de 48 años, experto en fabricación de bombas, que dejó Manchester para regresar a Libia donde recientemente fue acusado de dirigir una red de al-Qaeda supervisada por Ayman al-Zawahiri, sucesor de Osama bin Laden. No era uno de los 350 yihadistas específicamente bajo el radar del MI5, pero el joven era conocido por los servicios de seguridad. Las autoridades han confirmado que antes de inmolarse el lunes, viajó a Libia y a Siria. Aunque su círculo más cercano está convencido de que su transformación tuvo lugar en suelo británico. Pero, ¿cuándo? Y sobre todo, ¿por quién?
El sobrino de su antiguo casero, que no quiso dar su nombre, comentaba ayer que hasta hace un año, el terrorista era «un chico normal que salía y bebía como cualquier adolescente, pero luego se le perdió la pista». Por su parte, un imán de la mezquita Disbury de Manchester, recuerda perfectamente la cara de odio que le puso cuando dio un discurso en contra de la yihad. Mohammed Said El Saeiti explica que «Salman me puso una cara de odio tras mi discurso sobre el Estado Islámico, al que siempre me he opuesto. Sabía que yo no gustaba a esta persona. Esto no me sorprende porque lo he visto en otras personas que defienden al Estado Islámico».
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