El Partido Liberal, otro enfermo grave

Las encuestas les dan la espalda (auguran para ellos entre el 5,5 y el 6 por ciento de los votos) y teniendo en cuenta sus antecedentes en las elecciones regionales de Baviera hace una semana, parece que las malas noticias para el Partido Liberal (FDP) se harán realidad mañana. Aun así, su candidato, Rainer Brüderle, se esfuerza en arañar votos y evitar a toda costa quedarse sin grupo parlamentario, algo que ocurriría si no alcanza el 5%. Ayer aludió a los buenos resultados de su alianza con los cristianodemócratas de Merkel en el Ejecutivo: «Queremos continuar con esta política económica de éxito cuatro años más», proclamó Brüderle en referencia, sobre todo, al actual ministro de Economía y jefe del FDP, Philipp Rösler. «Estamos orgullosos de él», remató. En su último mitin, pronunciado en Fráncfort, subrayó la privilegiada situación de Alemania frente al resto de países europeos, en los que los estragos de la crisis han mermado su capacidad de crecimiento y la mayoría se las ingenia para reducir el déficit de sus cuentas y conseguir el ansiado crecimiento económico. «A Alemania le va bien», concluyó. Por su parte, el antiguo ministro de Exteriores Hans-Dietrich Genscher afirmó que de los ocho años en que la canciller alemana ha gobernado, los cuatro últimos, la segunda legislatura, «han sido los mejores para Alemania». Es éste precisamente el periodo en el que la CDU gobernó en coalición con el FDP. Cuando en 2009 se convirtieron en aliados, los liberales obtuvieron el mejor resultado de su historia en unas elecciones generales, donde los liberales han tenido históricamente más éxito que a nivel regional en Baviera, excepto en 1957 y 1969. Pero ahora, la racha de éxitos se ve empañada por un futuro incierto que también hace temblar las alianzas futuras de Merkel, que tampoco quiere sacrificar parte de sus votos para que sus socios no pierdan representación parlamentaria, no sea que esta iniciativa juegue en su contra, como le ocurrió en 2011.