Política

Hamburgo

El periodista estrella que mentía en sus reportajes

Claas Relotius disfrutaba a sus 33 años de su fama como reportero en el semanario «Der Spiegel» hasta que fue desenmascarado. Sus aclamados reportajes sobre los niños iraquíes secuestrados por el DAESH o la prisión de Guantánamo no eran periodismo, sino fabulaciones.

El periodista alemán Claas Relotius recibió en 2014 el premio de Periodista del Año que concederla cadena de televisión CNN
El periodista alemán Claas Relotius recibió en 2014 el premio de Periodista del Año que concederla cadena de televisión CNNlarazon

Claas Relotius disfrutaba a sus 33 años de su fama como reportero en el semanario «Der Spiegel» hasta que fue desenmascarado. Sus aclamados reportajes sobre los niños iraquíes secuestrados por el DAESH o la prisión de Guantánamo no eran periodismo, sino fabulaciones.

El semanario «Der Spiegel», buque insignia del periodismo alemán desde hace 70 años, ha sufrido un duro golpe a su credibilidad tras verse obligado a despedir a uno de sus periodistas estrella por falsificar artículos a «gran escala». Claas Relotius, de 33 años, «incluso inventó personajes, engañando tanto a los lectores como a sus colegas», explica el semanario en un comunicado oficial en el que pide perdón al público. «Esto ha sido descubierto como resultado de pistas, investigación interna y, en última instancia, una confesión exhaustiva del propio editor», que aún no ha concluido, añade el texto.

Lo cierto es que el caso de Relotius no solo muestra una falta de ética profesional por su parte, sino un fallo en la verificación de fuentes de la que hace gala «Der Spiegel». Stefan Niggemeier, un ex trabajador de la revista, reconoce sentirse desconcertado. «No hubiera creído que al departamento de documentación de 'Der Spiegel' se le pasaran personajes ficticios en sus historias», explica Niggemeier. Y es que el prestigioso semanario cuenta con un departamento de 60 personas encargado de revisar todos los textos antes de su publicación, lo que incluye comprobar la veracidad de cada cita y dato. «Cuando te llaman y repasan contigo el texto, palabra por palabra y preguntan de dónde procede esta cifra y quién dijo eso, no es siempre agradable», explica. Antes de pasar ese examen tan detallado, todos los textos del «Der Spiegel» son leídos, al menos, por un jefe de departamento y otro de redacción, por personal del departamento de edición y del departamento legal. Ninguna empresa mediática alemana invierte tanto esfuerzo como «Der Spiegel».

Relotius empezó a colaborar con la revista en 2011, pero no se incorporó a la plantilla de la redacción hasta hace un año y mdio. Durante este tiempo, sus reportajes le han valido numerosos premios, entre ellos el de Periodista del Año de la CNN en 2014, el Premio de la Prensa Europea en 2017 y el de Reportero del Año de Alemania en 2013, 2015, 2016 y a principios de este mismo mes de diciembre.

Sin embargo, su éxito despertó las sospechas de un compañero de redacción, Juan Moreno, después de trabajar juntos en un reportaje sobre una milicia que perseguía a los «sin papeles» en la frontera entre Estados Unidos y México. El periodista de origen español dio la luz de alarma en «Der Spiegel», pero tardaron en creerle. Para obtener pruebas, viajó de nuevo a EE UU para recabar información sobre los testimonios citados en el reportaje.

Relotius negó todas las acusaciones e incluso fabricó pruebas falsas hasta que el cúmulo de indicios en su contra fue tan clamoroso que no tuvo más remedio que confesar. «Estoy enfermo y necesito ayuda», se justificó el reportero, según declaraciones recogidas por «Der Spiegel». «Mi presión para no fracasar aumentó a medida que fui obteniendo más éxito», confesó Relotius, que reconoce que 14 de los 60 reportajes publicados en el semanario editado en Hamburgo son «parcialmente falsos». Al parecer, se inspiraba en otros medios o en películas para fabular los personajes de sus piezas.