Criminalidad

El presidente filipino admite que mató a presuntos criminales personalmente

Asegura que recorría las calles de su ciudad en “busca de problemas”

La Razón
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Asegura que recorría las calles de su ciudad en “busca de problemas”

El polémico presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha ido un paso más allá en la polémica desatada con su brutal lucha contra la criminalidad al admitir que solía asesinar personalmente a sospechosos cuando ejercía como alcalde de la ciudad de Davao. Lo admitió en una reunión con líderes empresariales en Manila, a los que declaró, tal y como recogió el periódico local «The Manila Times», que «iba por la ciudad en una gran motocicleta, patrullando las calles, buscando problemas. Buscaba de verdad una confrontación para tener la posibilidad de matar». La confesión de Duterte obligó a Vitaliano Aguirre II, secretario de Justicia, que la tachó de «una hipérbole», según Associated Press, siguiendo la línea de excusas que los altos dignatarios del país utilizan cada vez que se ven obligados a explicar una de las salidas de tono de Duterte.

La guerra contra la criminalidad en general y la droga en particular que encabeza el controvertido presidente se ha traducido ya en casi 3.000 muertes violentas en el país en apenas seis meses de mandato, según «The New York Times». Muchos de estos asesinatos fueron cometidos por «justicieros», es decir, o bien miembros de las Fuerzas de Seguridad estatales o bien seguidores alentados por la retórica del presidente.

Estas últimas declaraciones, sin embargo, no provocan sorpresa en el país. No es la primera vez que Duterte habla en términos tan directos sobre la «ley de la selva». Justo después de jurar el cargo, ya protagonizó un discurso en el que, literalmente, incitaba a las masas a tomarse la justicia por su mano y acabar por su cuenta con aquellos conciudadanos que tuviesen tratos con las drogas. «Si conocéis a algún adicto, matadle, ya que conseguir que sus padres lo hagan sería demasiado doloroso», pidió. En septiembre, comparó el exterminio de drogadictos que pretende llevar a cabo con el que Hitler sometió a los judíos en la Alemania nazi. Después se disculpó, pero remarcó que lo hacía por haber sacado a colación al “Fuhrer”, no porque no sintiese cierta empatía ante el deseo de matar a millones de personas, en su caso a adictos.

Estos métodos brutales para enfrentarse al narcotráfico le han acompañado durante toda su carrera política. Una investigación que está llevando a cabo el Senado gira en torno a la existencia de un «Escuadrón de la Muerte de Davao» creado durante la época en la que éste ejercía como alcalde de esta ciudad. El grupo, como ahora el presidente, habría tenido como objetivo la persecución y el asesinato de «ladrones, asesinos y otros sospechosos», tal y como afirma la denuncia presentada por Edgar Matobato, que ha confesado ser un antiguo miembro del grupo, aparte de un asesino a sueldo.