Italia
Napolitano disuelve el Parlamento, pero no las incógnitas
Convoca las elecciones para los días 24 y 25 de febrero
La XVI legislatura italiana desde la II Guerra Mundial toca a su fin. El presidente de la República, Giorgio Napolitano, certificó ayer su defunción firmando el decreto de disolución de la Cámara de los Diputados y del Senado. Italia entra así de lleno en la campaña electoral iniciada oficiosamente por Silvio Berlusconi a principios de mes, cuando le retiró el apoyo parlamentario al Gobierno de Mario Monti y anunció que pensaba presentarse como candidato de la derecha a las próximas elecciones generales. Éstas se celebrarán el 24 y 25 de febrero. Napolitano disolvió las Cámaras el día después de la dimisión irrevocable de Monti, quien esperó a que fueran aprobados los Presupuestos de 2013 para tirar la toalla. El presidente dijo que no le quedaba otra opción que acabar con la legislatura tras concluir su ronda de consultas con los líderes políticos. Al ser preguntado sobre su opinión acerca de los trece meses de Gobierno técnico, Napolitano contestó que esa valoración era competencia de las «fuerzas políticas», aunque destacó la «credibilidad» lograda por Monti para el país «en Europa y en la escena internacional». La gran incógnita ahora es saber qué hará finalmente «Il Professore». Sobre Monti ha caído estas últimas semanas una catarata de peticiones tanto de dentro como de fuera de Italia invitándole a que se presente como candidato en las próximas elecciones. Aunque estos últimos días parecían aumentar las posibilidades de que así fuera, ahora parece más lejano. La pestilencia que muchas veces desprenden las movedizas aguas de la política italiana y los pronósticos de los sondeos (que vaticinan al bloque centrista un tercer lugar en las elecciones) pueden hacer que «Il Professore» prefiera quedarse al margen. Al menos de momento, pues tras los comicios se le abren dos posibles escenarios muy atractivos para él. El primero es que la formación favorita para ganar las elecciones, el izquierdista Partido Democrático, liderado por Pier Luigi Bersani, no logre hacerse con el control de las dos Cámaras. Esta opción no resulta descartable debido a la endiablada ley electoral vigente. Bersani puede vencer los comicios y conquistar la Cámara de los Diputados, pero lo tendrá muy complicado con el Senado. En ese caso, Berlusconi lo tendría fácil para torpedear a un Gobierno de la izquierda y el país quedaría otra vez condenado a la inestabilidad. En ese caso, el nombre de Monti surgiría con fuerza para liderar un nuevo Ejecutivo apoyado por los grandes partidos. La otra posibilidad que tiene «Il Professore» es sustituir en la presidencia de la República a Giorgio Napolitano, cuyo mandato concluye en mayo. El ex comisario europeo, fiel a su estilo, ha dejado que se organicen sus posibles aliados políticos sin decir siquiera qué va a hacer. Si se decide a enfangarse directamente en la política, cuenta ya con una plataforma de partidos y líderes centristas a su disposición. Está formada por: Pier Ferdinando Casini, líder de la UD; Gianfranco Fini, presidente de la Cámara de los Diputados y máximo responsable de FLI; el presidente de Ferrari, Luca Cordero di Montezemolo, quien ha creado el nuevo partido Italia Futura; y por algunos protagonistas de la sociedad civil como Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio y ministro para la Cooperación Internacional y la Integración en el Gobierno técnico.
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