Italia

El referéndum desangra a la izquierda italiana

La vieja guardia del Partido Democrático, enfrentada con Renzi, pide abiertamente votar contra la reforma constitucional

Un transeúnte pasa en Roma junto a un cartel a favor del «no» en el referéndum constitucional de este domingo
Un transeúnte pasa en Roma junto a un cartel a favor del «no» en el referéndum constitucional de este domingolarazon

La vieja guardia del Partido Democrático, enfrentada con Renzi, pide abiertamente votar contra la reforma constitucional

El referéndum constitucional del domingo sobre la reforma del Senado en Italia es mucho más que una mera consulta. No sólo marcará el futuro político del país, ante la probable dimisión de Matteo Renzi en el caso de derrota del «sí», sino que supondrá un fuerte desgaste del Partido Democrático (PD). Durante meses, el primer ministro italiano afirmó que se marcharía del Gobierno si perdía, aunque a finales de agosto cambió de idea y dijo que permanecería en el Ejecutivo hasta el final de la legislatura en 2018 pasara lo que pasara. Pero Renzi llegó tarde. Durante demasiado tiempo ha titubeado acerca de si tenía o no que seguir al frente del Gobierno, lo que ha vinculado su persona a una votación pensada para modificar la Constitución de 1948. Ahora que ya parece no tener opción en el caso de derrota, el líder del PD repite una y otra vez que «no estoy aferrado al cargo».

La fractura es total, y el ex primer ministro Romano Prodi ofreció ayer su apoyo a Renzi, «aunque las reformas propuestas no sean muy profundas ni muy claras», ya que considera que es muy importante de cara «a las posibles consecuencias en el exterior». El nonagenario Eugenio Scalfari, histórico fundador de «La Repubblica», el principal diario progresista de Italia, lo tiene claro: «Sostener una reforma deseada es legítimo, transformarla en una ordalía es un gran error».

Ajeno a las críticas, Renzi defendió su proyecto el miércoles en «prime time», en el magacín del periodista Bruno Vespa, en la cadena pública Rai 1: «Yo voto ‘‘sí’’ porque quiero una Italia más simple». Berlusconi, por otro lado, afirmó: «Votaré ‘no’ porque la mayoría de regiones están en manos del PD». Ayer, Renzi insistía: «Yo soy mucho menos importante que la reforma constitucional». Enr respuesta al líder del Movimiento 5 Estrellas (M5E), Beppe Grillo, aseguro que el cómico «teme que los electores voten con la cabeza». «Los electores saben que con el ‘no’ la casta se queda», explicó Renzi.

Este referéndum es clave para la vieja guardia del partido porque le permitiría volver a tomar las riendas y apartar definitivamente los personalismos de Renzi. Al fin y al cabo, el actual primer ministro tampoco ha dejado muchas opciones a los que no comulgan totalmente con él. «Conmigo o contra mí» ha sido el mensaje latente durante todos estos meses, sobre todo contra aquellos miembros más críticos. Así pues, Renzi ha estado jugando demasiado tiempo con fuego, crispando a los italianos con un argumento constitucional, como para que sus detractores internos no aprovechen la ocasión.

El PD ha resistido durante los últimos tres años, porque tiene una amplia mayoría en la Cámara de los Diputados y una más ajustada en el Senado. Pero lo cierto es que en las elecciones de 2013 obtuvo sólo el 26% de los votos, representando así, en votos populares, sólo a uno de cada cuatro italianos. Algo que, en menor medida, le ha ocurrido también a Forza Italia de Berlusconi y al M5E. El gran éxito en las elecciones europeas de 2014 parecía haber consolidado definitivamente al político toscano frente a todos los pronósticos. Pero para muchos italianos afectados por la crisis económica el Gobierno no ha conseguido representar del todo una defensa de las clases populares, pasando a convertirse definitivamente en «establishment».

Lo cierto es que en Europa e incluso en Estados Unidos, tranquiliza mucho la presencia de Renzi al frente de Italia. Desde fuera representa, en cierto modo, la estabilidad política sobre todo en dos ámbitos: el económico, aunque el crecimiento italiano sea ínfimo, y el migratorio, donde el país transalpino defiende la preservación de la vida humana en el Mediterráneo.

Si gana el «no», la izquierda tardará un tiempo en recuperarse, pero podrá hacerlo sin Renzi. Tras más de 1.000 días, el actual Ejecutivo es el cuarto más longevo de la historia de Italiana en su etapa republicana, por detrás de Berlusconi (2001-2005 y 2008-2011) y el socialista Bettino Craxi (1983-1986). Dos años de Gobierno después, Renzi se encuentra en una encrucijada en la que, gane o pierda, tendrá que igualmente que coser las heridas de su partido y de un país dividido.

Débiles y atomizados

En 70 años de República Italiana, la izquierda ha permanecido poco tiempo en el Gobierno. La era de Bettino Craxi (1983- 1987) es una excepción que confirma la regla en 40 años de Democracia Cristiana. El nacimiento del Partido Democrático en 2007 tuvo como objetivo refundar el centro izquierda italiano, tradicionalmente atomizado y débil frente al magnetismo mediático de Silvio Berlusconi. Casi diez años después de todo aquello, si Renzi pierde este referéndum dejará a su partido con los huesos rotos, ante auge del populismo del Movimiento 5 Estrellas y la Liga Norte.