Guerra en Ucrania

«El referéndum farsa se hizo a punta de pistola y en contra del Estado de Derecho»

Entrevista a Serhii Pohoreltsev. Embajador de Ucrania. «Ucrania debe estar preparada para las posibles nuevas provocaciones de Rusia»

Serhii Pohoreltsev. Embajador de Ucrania
Serhii Pohoreltsev. Embajador de Ucranialarazon

Esther S. Sieteiglesias

Madrid - Crimea votó el domingo un «sí» masivo a la independencia y la anexión a Rusia. ¿Cree que las altas cifras de participación y de la victoria abundan en la falta de legitimidad del referéndum?

–El así denominado «referéndum» del 16 de marzo en Crimea ha sido una farsa en la que Rusia «ha tocado» el primer violín, a propósito, un violín malicioso. El Derecho fue aplastado por unas resoluciones políticas ilícitas. Desde mi perspectiva, no vale la pena reflexionar sobre unas cuantías de votos a favor, o de participación. El papelón no merece las estadísticas. Me pregunto qué nación se autodetermina en Crimea: ¿la rusa? El pueblo ruso hace siglos que se había autodeterminado y posee su propio Estado. En suma, no se puede obviar que la única nación titular asentada en la península del mar Negro desde tiempos remotos son los tártaros de Crimea. Respecto a la libertad de los votantes, no hay palabras. Esta consulta fue convocada y llevada a cabo a punta de pistola y violando el Derecho ucraniano y el internacional.

–¿Cómo va a responder Ucrania a este desafío?

–Hasta el momento, la respuesta de Ucrania ha sido exclusivamente política o, dicho de otro modo, diplomática. Sin embargo, no se puede descartar la respuesta adecuada en caso de la intervención militar de Rusia en otras partes del territorio ucraniano. El pueblo de Ucrania debe estar preparado para las posibles nuevas provocaciones de Rusia y las autoridades ya han tomado las respectivas decisiones para reforzar la capacidad militar del país y sus fronteras, especialmente las del este.

–¿Teme por una nueva invasión rusa en su territorio, esta vez en el este?

–Ucrania ha tropezado con la agresión militar del país vecino, uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. Bajo un pretexto dudoso («maniobras de instrucción de las Fuerzas Armadas»), Rusia sigue aumentando sus fuerzas militares tanto en Crimea, como en las localidades cercanas a las fronteras terrestres y marítimas ucranianas. Hay casos que evidencian unas cuantiosas concentraciones de tropas en las regiones rusas de Kursk, Bélgorod, Tambov y Rostov; un grupo de tropas rusas desembarcó en Kherson, la región sureña de Ucrania; se concentran aviones militares rusos en los aeródromos de las regiones de Minsk y Brest (Bielorrusia) y aumenta la cantidad de buques militares rusos en el mar de Azov. Además, continúan unas provocaciones organizadas en Donetsk y Kharkiv por «asesores» rusos. Somos conscientes de que Moscú utiliza su primacía militar y su estatus nuclear violando las aseguraciones dadas en relación a la integridad territorial de Ucrania por lo plasmado en el Memorándum de Budapest de 1994 suscrito por EE UU, Rusia y Reino Unido. No obstante, las autoridades ucranianas persisten en utilizar todos los mecanismos posibles de la diplomacia para no permitir la escalada del conflicto.

–La página web del Gobierno de Crimea ya lleva hasta el cambio de hora para estar a la par que Rusia. ¿Está precipitándose la adhesión?

–La verdad es que el proceso se ha acelerado. Durante los últimos meses, los ilegítimos Gobierno y Parlamento de Crimea han aprobado una serie de resoluciones y leyes que contradicen la legislación vigente de Ucrania y las normas del Derecho Internacional. Creo que después del «referéndum» las autoridades prorrusas están tratando de complacer a la parte rusa lo máximo posible como puedan –cambiar la hora, introducir el rublo y otros cambios absurdos. Sin duda, ellos ejecutan órdenes de Moscú para demostrar su fidelidad a la Federación Rusa. Estas decisiones, lamentablemente, no están tomadas a favor de los ciudadanos.

–¿Cómo está viviendo la crisis desde Madrid? ¿Qué puede hacerse desde aquí para frenar la acción de Vladimir Putin?

–Una de mis principales tareas como embajador es informar de forma objetiva a las autoridades españolas y a los ciudadanos de España sobre los acontecimientos que ocurren en mi país. Esta tarea adquiere mayor importancia en los momentos tan difíciles que ahora está viviendo Ucrania. La verdadera información sobre la intervención militar de Rusia en el territorio ucraniano, así como otras acciones ilegales del régimen del Kremlin y de las impostoras autoridades de Crimea, es muy importante para asegurar el apoyo político para Ucrania por parte de los Estados democráticos, incluida España. A este respecto, en las últimas semanas he intensificado mis contactos con los altos funcionarios diplomáticos, parlamentarios y eurodiputados españoles, así como los periodistas para proporcionarles toda la información necesaria sobre la situación en Ucrania y la posición oficial de mi país acerca de los acontecimientos en Crimea, en particular la agresión militar de Rusia.

–¿Siente el respaldo del Gobierno español? ¿Le ha pedido más presión?

–En cuanto a la crisis de Crimea, España ha apoyado claramente la integridad territorial de Ucrania y todas las decisiones tomadas conjuntamente por los países miembros de la Unión Europea en Bruselas, incluidas las últimas sanciones contra Rusia. España considera ilegal el así llamado referéndum de Crimea y no reconoce el resultado de esta consulta ilícita. Espero que España siga apoyando a Ucrania en el futuro, tanto en el marco de la Unión Europea como en el plano individual.

La solidaridad

Con la revolución

- En la Embajada de Ucrania en Madrid se ha creado un altar improvisado donde los españoles y los ucranianos residentes en España dejan ramos de flores y velas en apoyo a los caídos durante la revolución en contra del Gobierno de Viktor Yanukovich. Más de 80 personas fallecieron desde el inicio en noviembre de las protestas a favor de un acercamiento a la UE, el aumento de sus libertades individuales, así como la lucha contra la flagrante corrupción de la clase política.