Aviación

Putin asume la pista terrorista y España alerta del riesgo de viajar a Egipto

España alerta del riesgo de viajar al país árabe. El audio de una caja negra afianza la hipótesis del atentado; mientras, Londres sostiene que la bomba se introdujo en la bodega del Airbus

Restos del avión Airbus A321 siniestrado
Restos del avión Airbus A321 siniestradolarazon

España alerta del riesgo de viajar al país árabe. El audio de una caja negra afianza la hipótesis del atentado; mientras, Londres sostiene que la bomba se introdujo en la bodega del Airbus

Rusia asumió ayer de facto que el siniestro del avión el sábado pasado en el Sinaí fue un atentado del Estado Islámico, tal y como el grupo reivindicó desde el primer momento. Lo asume Moscú al suspender todos los vuelos directos con Egipto y ordenar la evacuación de sus ciudadanos en el país. Tan drástica medida fue tomada por el presidente Putin a instancias del FSB, el servicio nacional de seguridad, la antigua KGB. «Hasta que no determinemos las verdaderas causas de lo ocurrido y considero conveniente suspender los vuelos de Rusia a Egipto, y esto se refiere sobre todo a las rutas turísticas», comentó el director del FSB, Alexander Bortnikov. Recordamos que Rusia solicitó el jueves a Londres que compartiese la información de inteligencia, supuestamente unas comunicaciones interceptadas en la zona, en la que había basado su decisión de suspender los vuelos al Sinaí. El ministro de Exteriores británico apuntó a «una posibilidad elevada» de que el Estado Islámico estuviese detrás de la catástrofe aérea, posición que repitió más tarde el presidente norteamericano, Barack Obama.

Ayer se supo, además, que el ruido de una explosión se escucha claramente en las cajas negras del avión ruso, según afirmó al canal France 2 uno de los investigadores que ha tenido acceso a esa grabación. «Todo es normal, absolutamente normal durante el vuelo, y de repente nada más», comenta la fuente. A través de su portavoz, Dimitri Peskov, el Kremlin negó ayer lo evidente, que la medida no supone asumir la tesis del atentado terrorista, que todas las hipótesis siguen abiertas. Se trata únicamente, afirma, de «una medida de precaución» que se toma para garantizar la seguridad de los ciudadanos rusos hasta que se conozcan las razones de la catástrofe del sábado. Sin embargo, cuesta creer que se adopte una resolución de semejante magnitud y repercusión por simple precaución, sin unos indicios claros de autoría yihadista. Y es que Egipto es, junto a Turquía y Grecia, el principal destino turístico de los rusos.

El director de la Agencia Federal para el Turismo (Rosturizm), Oleg Safronovde, cifra en 45.000 los rusos que se encuentran actualmente en suelo egipcio, de los que un 40% estarían en Sharm. Evacuarlos va a implicar una operación logística formidable. De paso, esta decisión supone asestar un duro golpe al sector turístico de Egipto, tradicional aliado de Estados Unidos en la región, pero cuyo actual gobierno con Al Sisi al frente se había acercado mucho a Moscú en el último año. La suspensión de vuelos afecta, además, no sólo a Sharm el Sheij, aeropuerto desde el que partió el avión siniestrado, sino a todo Egipto, incluido El Cairo.

Mientras, los servicios secretos británicos continúan con la investigación paralela a la que autoridades egipcias y rusas realizan en El Cairo. Desde Reino Unido aseguran que una bomba colocada en la bodega del avión ruso fue la causa por la que la aeronave se estrelló en la península del Sinaí provocando la muerte de 224 personas. La noticia sobre la colocación del explosivo salió ayer a la luz por la BBC, aunque, desde Downing Street, no se quisieron revelar detalles sobre la información que manejan las agencias de inteligencia. El Gobierno británico ordenó el miércoles la suspensión provisional de las conexiones con el balneario egipcio por temor a posibles atentados. El titular de Defensa, Michael Fallon, anunció ayer que un pequeño equipo de militares se había desplazado a Egipto para supervisar la seguridad en el aeropuerto de dicha localidad. El ministro explicó que los militares permanecerán en Egipto a más largo plazo como parte de un acuerdo entre los dos países para investigar y entender mejor los desafíos de seguridad procedentes de Libia. El Cairo quiere desarrollar una estrategia para combatir la amenaza del terrorismo extremista radicado en el país vecino desde el derrocamiento en 2011 del dictador libio Muamar al Gadafi, representado por grupos como el Estado Islámico (EI). «Garantizaremos que hay un entendimiento común sobre la situación de seguridad en Libia y nos aseguraremos de que cualquier operación futura británica o egipcia es complementaria», manifestó Fallon. La visita oficial al Reino Unido del presidente egipcio Abdelfatah Al Sisi, planeada desde hacía tiempo, se ha visto completamente dominada por el siniestro del avión.

Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores de España actualizó ayer sus recomendaciones de viaje a Egipto desaconsejando viajar, salvo por razones de extrema necesidad, a prácticamente todo el país, y ha incluido la localidad turística de Sharm el Sheij en el Mar Rojo. El departamento que dirige José Manuel García-Margallo extendió dicha recomendación a todo el país excepto a Luxor y Asuán, donde no obstante recomienda extremar la precaución.