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El sindicato de maestros pone en jaque a Peña Nieto
Llama al boicot en cuatro estados en las elecciones legislativas de mañana
«Estimados clientes, disculpen las molestias. No hay gasolina», se leía ayer en una estación de servicio del estado de Oaxaca, en el empobrecido suroeste mexicano. El viernes por la mañana, el cartel se repartía por todo el estado. La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) lleva cinco días impidiendo el abastecimiento de combustible. Esta medida ha sido una de las estrategias del sindicato disidente de los maestros para poner en jaque al Gobierno mexicano hasta el último día previo a las elecciones legislativas, en las que se eligen –además de 500 diputados nacionales– gobernadores de nueve estados de los 32 , alcaldes y diputados locales.
La batalla de los profesores ha provocado durante estos días bloqueos de carreteras y aeropuertos coordinados en cuatro estados –Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Michoacán–, clausura de juntas electorales, desabastecimiento de gasolina y enfrentamientos con la Policía bajo la amenaza de boicotear los comicios. «Perdón por las molestias pero sin movilizaciones no se nos escucha», alegaba un maestro en una marcha multitudinaria que bloqueó ayer las principales vías del centro de la capital mexicana. A pocos metros de ahí, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, se reunía con los líderes sindicales para lograr un acuerdo. Al cierre de esta edición todavía no se conocía el resultado del encuentro.
Lo que sí se escuchó fue la alarma del Instituto Nacional Electoral, que alerta de que, de seguir así, 5.000 colegios electorales podrían no instalarse mañana. Aunque son sólo el 3% de las urnas, representan a estados clave –como Guerrero y Michoacán–, donde además de las elecciones a la Cámara de Diputados, se eligen los gobiernos municipales y estatales. El gobernador de Guerrero, Rogelio Ortega Martínez, aseguró que en su estado el voto sólo estaría en riesgo en los distritos de Chilapa y Tixtla, donde se ubica la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa y donde se movilizan los compañeros y familiares de los 43 estudiantes desaparecidos. Ortega es el gobernador interino desde hace siete meses, cuando se obligó a renunciar al electo, Ángel Aguirre, por presuntos vínculos con el crimen organizado que se destaparon con el caso de los 43 alumnos. En Michoacán, donde los maestros también están alzados, su jefe del Ejecutivo también fue suspendido después de la publicación de vídeos de reuniones entre su hijo y sus colaboradores más cercanos con el capo del cártel local. Y el sucesor interino pidió al profesorado que permita celebrar elecciones en paz. Pero la señal que manda el Gobierno central es que sólo con el caos serán escuchados. El jueves, después de más de 12 horas de reunión, el Ejecutivo federal hizo la primera concesión al cancelar la evaluación docente que ponía en riesgo la permanencia de los maestros en sus lugares de trabajo si no cumplían ciertos objetivos. Sin embargo, no fue suficiente.
Los maestros tienen otras diez peticiones, entre ellas la aparición con vida de los 43 estudiantes desaparecidos en Guerrero hace ocho meses. Desde el secuestro de los alumnos, que eran aspirantes a maestros, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de Educación aumentó sus protestas. Durante meses no se les escuchó y ahora el Gobierno negocia contra las cuerdas.
Uno de los primeros manotazos en la mesa que dio Enrique Peña Nieto al asumir la presidencia fue encarcelar a Elba Esther Gordillo, líder caciquil del oficialista Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Con el sindicato blanco debilitado, su disidencia se fortaleció. La CNTE ve que el desafío es cada vez más factible y sus parientes del sindicato, golpeados por el mismo Gobierno, ya no se ponen de intermediarios. Pero si no llegan a un acuerdo, la foto de las elecciones de mañana no será de urnas sino de disturbios.
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