Europa

Berlín

El SPD exigirá a Merkel un giro en su política europea

El líder de Baviera, que también arrasó en las urnas, abraza a Merkel
El líder de Baviera, que también arrasó en las urnas, abraza a Merkellarazon

Con más poder que nunca, pero dependiente. Ésta es la paradójica situación en la que se encuentra Angela Merkel tras su arrollador éxito electoral. Cuarenta y ocho horas antes de que la cúpula del Partido Socialdemócrata alemán (SPD) se reúna para estudiar la invitación de la canciller a negociar una posible coalición, los dirigentes de la oposición han empezado a marca sus «líneas rojas». La más importante pasa por un cambio sustancial en la política de austeridad impuesta por Berlín durante los últimos tres años y medio. En declaraciones al semanario «Der Spiegel», el presidente del Parlamento Europeo, el socialdemócrata alemán Martin Schulz, avisó de que «Merkel no podrá continuar sencillamente con esa política con el SPD». Schulz, muy crítico con la insuficiente respuesta de la UE al alto desempleo juvenil en los países mediterráneos y probable candidato socialista a las elecciones europeas, aseguró que «por fin Merkel deberá acompañar sus palabras a favor de mejoras sociales con actos».

El propio candidato socialdemócrata, Peer Steinbrück, habló en la noche electoral de las condiciones que pondría su partido a una Gran Coalición que no desea. «No queremos trapicheos ni negociaciones estratégicas. El SPD sabe lo que quiere para la gente, sabe lo que quiere para la política europea y para la política exterior del país. Lo que queremos para Alemania son políticas que sean socialmente justas y económicamente razonables. Éstos serán nuestros valores, la base de todo», aseguró tras recordar que «la pelota está ahora en el tejado de la señora Merkel. Es ella quien debe conseguir una mayoría».

Entre las filas socialdemócratas, entretanto, prosigue el debate. La diputada Hilde Mattheis, representante del ala más a la izquierda del SPD, afirmó a la televisora pública ARD que su partido ya salió mal parado de la anterior Gran Coalición con la CDU (2005-2009) y que repetir la experiencia sería una «solución nada favorable» para la formación, que teme perder su identidad propia o seguir los pasos de los liberales del FDP, que el domingo quedaron fueran del Bundestag por primera vez desde 1949. En este sentido, el presidente del SPD, aseguró que su partido «no está haciendo oposiciones para formar gobierno con la señora Merkel después de que ella ha liquidado a todos sus socios de coalición».

Mientras, desde la Unión Cristianodemócrata (CDU), su portavoz parlamentario, Volker Kauder, advirtió en declaraciones a «Der Spiegel» que «está claro que las negociaciones necesitan tiempo, pero los problemas de Europa no van a esperar a que se forme gobierno en Alemania».

Frente a las dudas internas alemanas, desde el resto de la UE aumentan los defensores del pacto entre la CDU y el SPD, especialmente entre los países rescatados. El primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Junker, que pertenece a la misma familia política que la canciller alemana, alabó la política europea del SPD, a la que definió como «un equilibrado balance entre solidaridad y solidez». Por su parte, el comisario europeo de Energía, el alemán Günther Oettinger, defendió que una Gran Coalición en Berlín «es buena para Europa».

Pese a todo, Jan Techau, del Fondo Carnegie para la Paz Internacional en Berlín, cree que no deben crearse falsas expectativas. «El SPD no tiene alternativas revolucionarias bajo la manga y la canciller no está sola en lo referente a su opinión sobre Europa. Tiene aliados muy poderosos en la Unión Europea, como los holandeses, los austríacos y la mayoría de escandinavos».