Crisis política en Italia
Elevada la seguridad para los políticos
En el día después del tiroteo protagonizado por Luigi Preiti, el albañil en paro que hirió el domingo a dos carabineros y a una embarazada frente al Palacio Chigi, la sede del Gobierno, los políticos italianos se preguntaban cómo evitar que un suceso así se repita. El ministro del Interior y «número dos» del Ejecutivo, Angelino Alfano, ordenó que se refuerce la seguridad en el entorno del Parlamento y de otros edificios institucionales y pidió a los políticos que extremen las precauciones. Les invitó a que acepten las escoltas y se muevan con el coche oficial. Al mismo tiempo, se sucedieron las declaraciones pidiendo calma. Pietro Grasso, presidente del Senado, instó a los políticos a que «controlen su lenguaje». «No sólo las armas pueden hacer daño, las palabras también llegan a ejercer violencia. La exasperación verbal puede terminar teniendo el mismo efecto que una muchedumbre en un tumulto: si salta la chispa, todo se hace incontrolable», declaraba el político al periódico italiano «La Stampa».
Sus palabras sonaban a advertencia al líder del Movimiento 5 Estrellas (M5E), Beppe Grillo, para que renuncie a su histrionismo y a sus soflamas contra los políticos. Mientras, Preiti, el autor de los disparos, está recluido en una celda en la cárcel romana de Rebibbia en régimen de aislamiento. Según los agentes de prisiones que han hablado con él, repite sin parar: «¿Qué he hecho? No lo sé. No sé explicarlo». Su gesto fue sin duda el de un hombre desesperado, pero no el de un loco. De hecho, los fiscales encargados del caso no van a pedir un peritaje psiquiátrico, porque consideran que el autor de los disparos se encuentra en sus cabales.
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