Perfil
Elly Schlein, la némesis de Meloni que aspira a salvar a la izquierda italiana
El PD elige a una mujer, laica y lesbiana para plantar cara a la primera ministra
Hace exactamente cinco meses, Giorgia Meloni se convirtió en la primera mujer en ser nombrada jefa del Gobierno en Italia. La elección de la líder de Hermanos de Italia no fue una sorpresa, como tampoco lo fue la derrota del Partido Demócrata (PD). De poco sirvió el retorno «in extremis» del exprimer ministro Enrico Letta, quien volvió a la política tras un largo paréntesis para tratar de resucitar a los socialdemócratas, sin éxito.
Letta dimitió tras el batacazo electoral y convocó unas primarias que este domingo, contra todo pronóstico, dieron la victoria con más del 53% de los votos a Elly Schlein, una mujer italo-americana nacida en Suiza hace 37 años, feminista, laica y homosexual. «Seremos un gran problema para el Gobierno de Meloni porque defenderemos a la Italia de los trabajadores pobres, los que el Gobierno no quiere ver; la escuela, la sanidad pública y el salario mínimo», prometió en su primer discurso tras conocerse los resultados.
Más de un millón de italianos votaron en unas primarias abiertas en las que no era necesario estar inscrito al partido, superando ampliamente las expectativas de los organizadores. Schlein, elegida diputada en las pasadas elecciones y exvicepresidente de la región de Emilia-Romagna, se enfrentó en las urnas a su «exjefe», Stefano Bonaccini, presidente de la región y uno de los barones más influyentes del partido.
De padre norteamericano y madre italiana, ambos profesores universitarios, la nueva líder del PD nació en Suiza en 1985 y comenzó a interesarse por la política muy temprano gracias a su abuelo materno, un abogado antifascista que llegó a ser senador del Partido Socialista en la década de 1970.
Durante sus estudios de Derecho en la Universidad de Bologna, Schlein viajó a EE UU para participar como voluntaria en la campaña electoral de Barack Obama. De vuelta a Italia, se convirtió en la figura más reconocible de «Occupy PD», un movimiento formado por jóvenes activistas del partido, que se opusieron a la gran coalición con la derecha en 2013. Para entonces ya había logrado ser electa con más de 53.000 votos en las elecciones europeas. Un resultado nada despreciable para una mujer de 29 años prácticamente desconocida.
Tras pasar varios años en Estrasburgo y Bruselas ocupándose de política migratoria, Schlein se presentó en 2014 a las elecciones de Emilia-Romagna y fue nombrada vicepresidenta del Gobierno regional encabezado por Bonaccini. Un cargo que abandonó en septiembre tras conseguir un escaño en la Cámara de los Diputados.
La elección de Schlein, representante del ala más izquierdista y renovadora dentro del PD, abre una nueva fase dentro del maltrecho partido, dividido en decenas de corrientes internas, a menudo enfrentadas en batallas fratricidas, que se ha convertido en una máquina de triturar secretarios generales (seis en los últimos 10 años). «Ella ha sido capaz más que yo de dar un sentido de renovación al PD. Ahora le toca indicar el camino», reconoció Bonaccini, aceptando su derrota. No lo tendrá fácil. Schlein deberá enfrentarse a una Meloni que mantiene un alto nivel de popularidad en las encuestas, mientras la oposición está más dividida que nunca.
«Soy una mujer, amo a otra mujer y no soy madre, pero no por eso soy menos mujer», lanzó desde el palco de un mitin de campaña en las pasadas elecciones, parafraseando un discurso de Meloni, en el que la líder de Hermanos de Italia reivindicaba el lema ‘Dios, patria, familia’. Y es posiblemente esta imagen de némesis de la primera ministra la que ha favorecido su elección como nueva secretaria general del PD, la primera mujer en ponerse al frente de los socialdemócratas italianos.
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