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En la piel de un niño soldado

La ONG World Vision lanza una vídeo de realidad virtual para denunciar la situación de los menores sometidos por grupos terroristas

En la piel de un niño soldado
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La ONG World Vision lanza una vídeo de realidad virtual para denunciar la situación de los menores sometidos por grupos terroristas

A los 13 años, John fue reclutado por una milicia en la República Democrática del Congo. Fue maltratado y forzado a asesinar.Consiguió escapar, pero al llegar al que había sido su hogar, fue rechazado. Historias como las de este niño se repiten a menudo en todos los rincones del mundo. Más de 300.000 niños en una veintena de países se ven obligados a unirse a grupos terroristas o milicias. Algunos lo hacen como medio de vida, para conseguir una casa y alimentos. Otros, son secuestrados y obligados a asesinar. Las niñas, como Pauline, también de RDC, son violadas. Ella se quedó embarazada con 14 años y era forzada a mantener más de cinco relaciones sexuales al día con milicianos. Ahora, con 17, cuenta su experiencia y sirve de inspiración para otros que todavía siguen en manos de grupos armados. Es más, los jóvenes que son liberados son de gran ayuda para el Ejército y las ONG que luchan contra esta lacra al informar de la situación en la que viven y su localización. World Vision es una de estas organizaciones sin ánimo de lucro que desde hace años trabajan con la intención de revertir esta situación. “Cuando los niños consiguen escaparse o son liberados se enfrentan a un proceso muy difícil de integración social. Nosotros les ayudamos con equipos de expertos para que la transición sea lo más fácil posible”, explica Javier Ruiz, presidente de World Vision, que añade que el objetivo es darles una educación y que consigan trabajar y volver a ser bien vistos en su entorno, ya que muchas familias les repudian por haber estado con las milicias.

Para concienciar a la sociedad sobre este problema, esta ONG ha realizado en colaboración con Dream VR una pieza de realidad virtual a través de la cual se puede vivir en primera persona la desgracia de ser un niño soldado. Sin duda, un experimento de gran utilidad ya que, a menudo, la distancia geográfica hace que los habitantes de países desarrollados no presten demasiada atención a esta problemática. El vídeo dura aproximadamente un minuto y el desarrollo tecnológico es excepcional. La cobertura es de 360º y se puede apreciar la vida de un niño ugandés antes de que la guerra llegue a su aldea. El observador puede introducirse en las conversaciones, estar a centímetros del protagonista y ser testigo de los bombardeos. Incluso, mirar a los ojos al menor cuando, tras perder a toda su familia, coge un arma y se encamina a la guerra. “En esta ocasión, se ha recreado completamente el escenario, pero ahora estamos realizando un segundo vídeo grabado íntegramente in situ”, asegura Albert Palay, presidente de The Dream Foundation.

Una buena oportunidad para exponer ante el mundo las desgarradoras historias de estos menores y concienciar a las sociedad de la necesidad de una fuerte inversión en diferentes niveles para reducir esta lacra.

Testimonios / Uganda

La historia de Stephen.

"Los rebeldes me llevaron por la fuerza, de las primeras cosas que me enseñaron es que si alguna vez era capturado por el ejército me entregarían a World Vision para ser asesinado".

El año pasado, en agosto, me llevaron de nuestro pueblo, Koro Barugale. Ellos vinieron por la noche ", explica.

Me despertó alguien hablando, y ya los encontré dentro de la casa. Me llevaron a mí y a mi hermano Oliver.

Me golpearon mucho en aquellos días. Cualquier cosa mala que hacíamos, cada vez que nos cansábamos, nos golpearon. Nunca hubo un solo momento feliz durante mi tiempo en el monte.

Declaraciones de su padre Kenneth:

Cuando los rebeldes vinieron fue terrible. Fue horrible ver a nuestros muchachos marcharse. Traté de rogar a los rebeldes que no se llevaran a nuestros hijos, pero no quisieron escuchar. Dijeron que los enviarían de vuelta después de que llevaran algunas cosas para ellos, pero no volvieron.

A medida que pasaban las semanas, temíamos que ya los hubieran matado. Entonces, el más joven, Oliver, escapó después de cuatro meses en el monte, pudo decirnos al menos que Stephen estaba vivo.

Stephen había sobrevivido a las espantosas palizas que recibía de los integrantes del LRA.

"Tuve que unirme para seguir con vida", dice sencillamente. "Me enseñaron su manera de ser soldado y me dieron un arma. Entonces comencé a salir con ellos en los ataques, y a usar la pistola. En general atacamos a civiles en las aldeas, porque queríamos tomar la comida y otras cosas que tenían".

El grupo de Stephen también secuestró a más niños.

"Eventualmente caí en una emboscada de la UPDF cuando veníamos a atacar este pueblo en marzo de este año. Éramos sólo tres y nos estaban esperando. No hubo peleas, sólo nos rendimos.

Y así fue como el ejército lo entregó al centro de rehabilitación y descubrió que las historias que le contaban en el monte sobre ser envenenado o disparado por el personal de World Vision eran falsas. Los consejeros de World Vision en Gulu, norte de Uganda, comenzaron a deshacer el daño que Stephen había sufrido durante los seis meses en cautiverio.

Después de un mes en el Centro de Rehabilitación de World Vision para los Niños de la Guerra, Stephen fue llevado de vuelta junto a su familia al campamento de desplazados de Koro, donde sus padres tuvieron que trasladarse para protegerse de los rebeldes mientras Stephen estaba ausente.

Kenneth: "Nos enteramos que había sido liberado rápidamente. Estábamos muy contentos. No hay nada peor que le pueda pasar a un padre que perder a sus hijos y temerlos muertos de esta manera. Sólo agradecemos a Dios y a World Vision por su exitoso regreso. Todos estamos aquí ahora. Estamos juntos."

Stephen: "Quiero volver a la escuela, la escuela secundaria en la ciudad de Gulu.

La gente me recibirá bien allí, creo. Las cuotas escolares podrían ser un problema para mi padre pero quiero terminar la escuela si puedo.

República Democrática del Congo

La historia de Jhon

"Los rebeldes nos cogieron y nos dieron frijoles para llevar - una carga muy pesada. Tuvimos que caminar 16 kilómetros esa primera noche “

John tenía trece años cuando fue reclutado a la fuerza como un niño soldado junto con su hermano mayor, en Beni, al este de la República Democrática del Congo. Ellos escaparon poco después, sin embargo pronto los volvió a capturar otro grupo.

Comenzaron trabajando como porteadores y tiene recuerdos terribles de este período.

Luego comenzaron a desarrollar trabajos cada vez más violentos que marcaron su personalidad. Después de escapar, fueron rechazados inicialmente por sus padres.

John está ahora en el Centro de Recuperación de World Vision para obtener su certificado de educación y aprendiendo cómo convertirse en mecánico para tener un hueco dentro de la sociedad.

La historia de Pauline.

“Atendía hasta a cinco hombres cada día. Cuando me quedé embarazada a los 14 años, continué trabajando hasta el octavo mes, ocultando mi embarazo.”

Pauline solo tiene 17 años y ya ha sufrido lo que muchos no podemos ni imaginar.

Al menos cuatro grupos rebeldes diferentes viven en las colinas que rodean Minova, una ciudad al sur de Goma, donde vive Pauline. Es el mismo lugar en el que están situados los campamentos de desplazados y que se ha visto gravemente afectado por la violencia a finales del año pasado cuando olas de soldados pasaron por la zona.

Este espacio ha provocado desde el principio un foco de violencia y abusos donde los niños son los principales perjudicados. Pauline acude a uno de los centros de apoyo que World Vision tiene en marcha en la zona. Allí proporciona apoyo psicológico y práctico a mujeres y niñas que han sufrido abuso sexual y a otras mujeres necesitadas.