Defensa

Los enemigos de Estados Unidos dormirán pronto más tranquilos: el ejército quiere eliminar su avión de combate más letal

El Pentágono planea retirar cientos de aeronaves militares, incluyendo el temido A-10 Warthog, por razones presupuestarias controvertidas

Un A-10 Warthog durante una demostración en el Fort Lauderdale Air Show de 2020
Un A-10 Warthog durante una demostración en el Fort Lauderdale Air Show de 2020La RazónF-35A Demo Team Public Affairs

Las fuerzas aéreas estadounidenses se preparan para uno de los cambios más drásticos de su historia reciente. El Pentágono ha puesto sobre la mesa una propuesta que podría alterar completamente el equilibrio de poder aéreo mundial.

La decisión llega en un momento crítico, cuando las presiones presupuestarias obligan a tomar medidas que hasta hace poco parecían impensables. Los cortes y reestructuraciones anunciados marcan un punto de inflexión en la estrategia militar americana.

Lo que está en juego no es solo una reorganización de efectivos, sino el futuro de una de las plataformas más temidas por los adversarios de Washington. Una aeronave que durante décadas ha sido sinónimo de supremacía aérea está a punto de desaparecer para siempre. No hablamos del mítico F-15, sino de uno todavía más diferente y mítico. El F-15, al fin y al cabo, sigue siendo increíblemente eficiente y tiene actualizaciones muy interesantes.

El Pentágono quiere jubilar definitivamente al legendario A-10 Thunderbolt

Según apuntan desde DefenseNews, la Fuerza Aérea estadounidense ha solicitado oficialmente la retirada completa de sus 162 aviones de ataque A-10 Warthog restantes para el año fiscal 2026, como parte de un plan masivo que contempla eliminar 340 aeronaves en total.

La medida representa una aceleración dramática respecto a los planes originales del servicio, que preveían mantener operativos estos cazatanques hasta finales de la década. El A-10 Thunderbolt II, conocido popularmente como Warthog, ha sido durante más de cuatro décadas el terror de las fuerzas blindadas enemigas gracias a su devastador cañón GAU-8 de 30 milímetros.

El recorte no se limita al emblemático A-10. La lista de bajas incluye 62 cazas F-16C y D, 21 F-15E Strike Eagle, 13 F-15C y D, además de 14 aviones de transporte C-130H Hercules y tres plataformas de guerra electrónica EC-130H Compass Call. También desaparecerán 14 petroleros KC-135 Stratotanker y 11 helicópteros de rescate HH-60G.

Paralelamente, el Pentágono ha decidido cancelar definitivamente el programa E-7 Wedgetail debido a retrasos significativos y sobrecostes que han disparado su precio desde 588 millones hasta 724 millones de dólares por unidad. En su lugar, las autoridades militares buscan alternativas espaciales y el incremento de la flota de E-2D Hawkeye de Northrop.

La propuesta presupuestaria contempla 211.000 millones de dólares para el Departamento de la Fuerza Aérea, con la posibilidad de sumar otros 38.600 millones adicionales si el Congreso aprueba el proyecto de reconciliación presupuestaria.

Sin embargo, no todo son recortes. El bombardero furtivo B-21 Raider recibirá 10.300 millones de dólares, mientras que el programa del F-15EX Eagle II continuará con 3.100 millones para adquirir 21 unidades adicionales. Por el contrario, las compras del F-35 Lightning II se reducirán drásticamente de 44 a apenas 24 unidades para la Fuerza Aérea.

La eliminación del A-10 marca el fin de una era para la aviación de ataque estadounidense, dejando un vacío que los adversarios de Washington podrán respirar con mayor tranquilidad.