Crisis alimentaria

Erdogan anuncia una prórroga de dos meses del pacto para exportar el grano ucraniano

Guterres celebra el acuerdo para exportar el cereal y ve un «faro de esperanza»

Barco exportando cereales ucranianos a través del puerto de Constanza, en Rumanía
Barco exportando cereales ucranianos a través del puerto de Constanza, en RumaníaMarcel GascónAgencia EFE

Ankara sigue teniendo un papel primordial en los acuerdos para asegurar el grano proveniente de Ucrania. Su presidente, Recep Tayyip Erdogan, ha confirmado una prórroga de dos meses más del pacto actual. Rusia, por su parte, confirmó ayer la prolongación por dos meses del acuerdo de grano del mar Negro, pero insistió en sus pretensiones de solventar cuanto antes los problemas en las exportación de cereales y fertilizantes rusos.

«Confirmamos la declaración del presidente de Turquía (...), que ofrece la oportunidad no de palabra, sino con hechos, de ayudar a garantizar la seguridad alimentaria, en primer lugar a los países más necesitados», dijo Maria Zajarova, portavoz de Exteriores, en rueda de prensa.

A su vez, subrayó que la postura original de Moscú sobre dicho acuerdo suscrito en julio de 2022 con Ucrania y el auspicio de Turquía y la ONU "no ha variado".

"Las distorsiones en su aplicación deben ser corregidas lo antes posible", aseguró, en alusión al memorándum que debería allanar el camino para las exportaciones agrícolas rusas, obstruidas por los efectos colaterales de las sanciones adoptadas por Occidente tras el inicio de la guerra en Ucrania.

Ese asunto fue abordado el miércoles por los viceministros de Exteriores de ambos países, que pusieron énfasis en la coordinación de los próximos pasos a tomar.

Según los analistas, el futuro del acuerdo depende del presidente ruso, Vladímir Putin, quien hasta ahora ha optado por prolongarlo en una decisión política que supone una concesión a su aliado, el líder turco Erdogan, que se juega la reelección en las urnas.

Por su parte, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, aplaudió el compromiso alcanzado in extremis por las dos partes y lo calificó de «un faro de esperanza».