Oriente Medio convulso
El Estado Islámico reivindica los atentados con 84 muertos en Irán y los califica de "martirio dual"
En un comunicado publicado en la red social de Telegram, la organización terrorista de corte suní se atribuye el doble ataque "suicida" en la tumba de Soleimani
El Estado Islámico se atribuyó en la tarde de ayer la autoría del atentado perpetrado el pasado miércoles junto a la tumba del líder de la Fuerza Al Qods de la Guardia Revolucionaria de Irán, Qasem Soleimani, cuando una multitud le recordaba en el cuarto aniversario de su muerte en el cementerio de Kermán, en el sur del país. La doble explosión ha dejado, por ahora, 84 muertos y dos centenares de heridos, muchos de ellos graves, según el último balance de las autoridades iraníes –que rebajaron ayer las cifras de fallecidos ofrecidas inicialmente. Nunca antes el terrorismo había golpeado de manera tan mortífera en el corazón de Irán desde la proclamación de la República Islámica en 1979.
A través de un texto divulgado en canales afines en la red social Telegram, el Estado Islámico de Irak y el Levante (o Daesh) calificó ayer de “operación de martirio dual” el atentado perpetrado junto a la tumba del que calificó “hipócrita líder” [en alusión al general Qasem Soleimani]. En la nota, la organización yihadista, promotora de una versión rigorista del islam suní y rival declarada de la República Islámica de Irán –centro, a su vez, del mundo chií—, identificó a los dos autores materiales del atentado: Omar al-Mowahid y Sayefulla al-Mujahi. El Estado Islámico impuso su califato del terror en amplias zonas de Siria e Irak entre los años 2014 y 2019 antes de ser derrocado por una alianza internacional liderada por Estados Unidos. Soleimani, cerebro de la expansión regional del régimen iraní a través de movimientos y milicias proxy y enemigo de Occidente, fue también un destacado enemigo del Daesh.
La hipótesis de la autoría del Estado Islámico ya había sido apuntada a primera hora de ayer desde Washington. Cuatro oficiales de la Administración Biden citados por medios locales –en condición anónima— apuntaban a la firma del Estado Islámico a partir de las primeras evaluaciones de los servicios de Inteligencia estadounidenses.
Horas antes, el régimen iraní había apuntado a Israel y a Estados Unidos como responsables del atentado, y al cierre de esta edición seguía sin dar pábulo a la reivindicación hecha por los responsables del Daesh. En la mañana de ayer el vicepresidente primero de Irán, Mohamad Mojbar, aseguraba desde el lugar del atentado que “el régimen sionista no es capaz de un enfrentamiento directo y este incidente es una continuación de la desesperación y el fracaso del falso régimen sionista tras la operación Inundación de Al Aqsa [en referencia a la cadena de atentados perpetrada por Hamás en suelo israelí en la mañana del 7 de octubre].
“Llevar a cabo un acto terrorista ciego y sin sentido para matar a personas demuestra que este régimen está cerca de su fin”, aseveraba ayer Mojbar. En la víspera, otros altos cargos del régimen, empezando por el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, se limitaba a acusar a unos genéricos “enemigos” por el atentado registrado en el cementerio de Kermán y a anunciar una “dura respuesta”. La agencia oficial IRNA admitía ayer citando una investigación de las autoridades iraníes que la primera de las dos explosiones se produjo a apenas 700 metros de la tumba del general Soleimani y que fue resultado de una acción suicida y no de una detonación a distancia como se había apuntado con anterioridad.
Control de las fronteras
La acusación de las autoridades iraníes contra su némesis israelí no se compadece con el hecho de que el régimen ha reforzado en las últimas horas el control de sus fronteras –incluido el cierre de las mismas— con Afganistán y Pakistán, lo que, sin embargo, apunta al reconocimiento de que el Estado Islámico está detrás de la matanza del pasado miércoles. Afganistán es feudo de una de las ramas del Daesh, el denominado Estado Islámico en el Gran Jorasán (más conocido por sus siglas inglesas, ISIS-K), organización, a su vez, enemiga de los talibanes, en el poder nuevamente en Kabul desde agosto de 2021. “Hay puntos en nuestras fronteras con Afganistán y Pakistán cuyo cierre es prioritario”, admitía ayer el ministro iraní del Interior Ahmad Vahidi.
Por otra parte, medios cercanos a la oposición a la República Islámica señalaban en las últimas horas al propio régimen de los mulás como cómplice del crimen. Desde el digital anglófono Iran International se recogían los testimonios de “miles de iraníes” en redes sociales que apuntaban a la posibilidad de que las autoridades iraníes hubieran dado su aquiescencia a la matanza con objeto de justificar la deriva represiva en la que se halla embarcado en los últimos años para contener a la creciente disidencia interna. El mismo medio avalaba ayer la hipótesis al subrayar la ausencia de altos cargos del régimen y de familiares de Soleimani en la ceremonia en recuerdo del “mártir” del general abatido por Estados Unidos en el aeropuerto internacional de Bagdad en enero de 2020.
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