Desgaste
El estancamiento en la guerra espolea el debate sobre el apoyo occidental a Ucrania
La OTAN intenta insuflar optimismo mientras crecen los temores de que no se pueda reconquistar todo el territorio ocupado por el Ejército ruso
El estallido de la guerra en Ucrania y las primeras victorias de su Ejército hicieron que la Unión Europea diera un gran salto geoestratégico. Por primera vez, los países europeos decidieron utilizar dinero de una herramienta común para armar al país invadido por Vladimir Putin, lo que supuso una ruptura frontal de todos los tabúes que habían forjado el proyecto de integración europeo, considerado un club de paz y no de guerra.
A pesar de que el apoyo europeo a Kyiv ha sido un revulsivo para dinamizar la política de defensa europea y el papel de la UE en el mundo, la complicada situación que se vive en el campo de batalla, unidas a las dudas sobre el apoyo del Partido Republicano en EE UU y de algunos socios europeos como Hungría y Eslovaquia están haciendo que vuelvan a reabrirse viejos debates.
Sönke Netizel, profesor de historia militar en la universidad de Postdam y la mayor autoridad académica sobre las fuerzas armadas alemanas, ha asegurado esta semana en una conferencia en Berlín que en el seno de la OTAN cada vez más voces se muestran pesimistas sobre la posibilidad de que Ucrania acabe ganando esta contienda, después de que la contraofensiva que comenzó en el verano esté siendo un fracaso. Además, según el académico, en los pasillos de la Alianza se está contemplando un plan para poder admitir en un futuro dentro de la organización multilateral a aquellas partes del territorio ucraniano que no hayan sido ocupados por los rusos, lo que sería una señal de la poca fe que existe en que el Ejército ucraniano sea capaz de reconquistar el conjunto de país.
Estos mensajes fuera de micrófono contrastan con el mensaje político que esta semana quiso transmitir el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, que quizás consciente del desánimo que se está instalando en la organización multilateral, hizo una apelación al optimismo y exigió a los socios que cumplan sus compromisos y sigan armando a Ucrania. En un intento de demostrar que la estrategia bélica de Ucrania es una carrera de fondo y que no hay que caer en el derrotismo, Stoltenberg también ha recordado que se han recuperado ya la mitad de los territorios ocupados y que «tenemos también que reconocer que Ucrania ha conseguido grandes victorias» mientras que «Rusia se está aislando cada vez más políticamente y se está debilitando económica y militarmente. Así que en total hemos visto grandes derrotas para Rusia. No han conseguido su propósito estratégico de controlar Ucrania y los ucranianos han conseguido mucho. Una vez más, corresponde a Ucrania decidir. Nuestra responsabilidad es ponerles en la posición más fuerte posible. Por eso, valoro el apoyo continuo de los aliados de la OTAN».
Además, el político noruego ha resaltado que, si bien el frente de batalla no se ha movido en los últimos meses, «podemos ver un elevado número de bajas y algunos de los combates más intentos de toda esta guerra». Según la Alianza, se han producido 300.000 bajas en las tropas rusas, a lo que hay que unir la pérdida de cientos de aviones y miles de tanques. En plano geoestratégico, ha aumentado la dependencia de Rusia respecto a Pekín.
En la misma línea, fuentes diplomáticas señalan que la mención de Stoltenberg a que la mitad de los territorios inicialmente ocupados hayan sido reconquistados no debe interpretarse como un llamamiento a que Kyiv se conforme con este resultado y decida iniciar conversaciones de paz con Rusia.
En lo que parece una guerra de cifras y relatos, Moscú también intenta sacar pecho sobre sus victorias en el campo de batalla. «Nuestros militares actúan de un modo profesional y decidido, ocupan posiciones más ventajosas y amplían las zonas de control en todos los sectores» del frente, ha asegurado este viernes el ministro de Defensa ruso Serguéi Shoigú, en una reunión con la plana mayor de su Ejército. El ministro indicó que «durante medio año de la llamada contraofensiva el enemigo perdió más de 125.000 efectivos y 16.000 máquinas de combate» y «la movilización total en Ucrania, los suministros de armamento occidental y el envío de las reservas estratégicas al campo de batalla no cambiaron la situación».
En medio de las dudas sobre el éxito de Ucrania en el campo de batalla, un documento confidencial al que ha accedido el digital Politico, redactado por delegación alemana y que ha ocasionado revuelo entre el resto de capitales, alerta de que Berlín no está conforme sobre cómo está funcionando la Facilidad Europea para la Paz, el fondo común a través de la cual los aliados están armando a Kyiv. Alemania, que contribuye con una cuarta parte del total del dinero, cree que muchos socios utilizan esta herramienta para modernizar sus propios arsenales a través del proceso de reembolso y enviar las armas antiguas a Kyiv. En este proceso de modernización, no están comprando armas de empresas alemanas. Este documento abriría la puerta a que aquellos países que más armas estén enviando de manera bilateral, queden exentos en parte de contribuir a esta herramienta, lo que ocasionaría problemas de liquidez al resto.
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