9-J
El centro resiste la ola ultra en las elecciones europeas
El Partido Popular Europeo revalida su victoria y mantiene la mayoría con socialistas y liberales
Los europeos han hablado. Tras una legislatura marcada por la pandemia, la lucha contra el cambio climático y la guerra en Ucrania, los electores europeos han decidido que el Partido Popular Europeo (PPE) sea la fuerza más votada, seguida de los socialistas y de los liberales de Renew, que han sufrido un serio declive después del batacazo del partido de Emmanuel Macron en Francia. A pesar del auge de lo partidos considerados de extrema derecha y euroescépticos, la suma del PPE, los socialistas y los liberales sigue superando a los partidos euroescépticos. «Construiremos un bastión contra los extremos, de izquierda y derecha», ha asegurado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que aspira a un segundo mandato al frente del Ejecutivo comunitario.
El presidente del PPE, Manfred Weber, también se ha dirigido a socialistas y liberales para formar una coalición «proeuropea» que apoye a von der Leyen para los próximos cinco años. Uno de los grandes interrogantes es qué papel desempeñarán los verdes, fuerza política que también ha sufrido un serio correctivo en parte debido a los malos resultados en Alemania, donde forma parte de la coalición de Gobierno presidida por Olaf Scholz.
Actualmente, hay siete grupos políticos en la Eurocámara que se distribuyen no por criterios nacionales sino ideológicos, pero esta configuración puede cambiar en la próxima legislatura. A pesar de que los partidos tradicionales resisten, nadie puede negar el éxito de las formaciones consideradas de extrema derecha que, poco a poco, les van comiendo terreno y marcando la agenda, y que pueden llegar a formar una mayoría alternativa con el Partido Popular Europeo, en ciertas votaciones concretas como la inmigración o unos objetivos de lucha contra el cambio climático menos ambiciosos.
El Partido de Marine Le Pen en Francia ha conseguido duplicar los votos de Macron y en Alemania, Alternativa para Alemania (AfD) ha conseguido la histórica segunda posición tras los populares, superando a los socialistas. Todo ello a pesar de los escándalos que han sacudido a su formación, acusada de actos de espionaje a favor de China y Rusia. En Austria, también se ha erigido como la fuerza más votada. En Polonia y Holanda resisten en segunda posición y pisando los talones a los vencedores.
Con los resultados casi definitivos, el PPE habría conseguido 191 escaños (15 más que en 2019), seguido de los socialistas con 135 (cuatro menos), los Liberales de Renew con 80 (22 menos), los conservadores y reformistas con 72 (3 más) e Identidad y Democracia con 58 (9 más), mientras que Los Verdes han tenido que conformarse con 52 (19 menos).
En la legislatura anterior, los partidos políticos considerados de extrema derecha y euroescépticos están divididos en dos grupos diferentes: los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR, por sus siglas), que aglutinan a fuerzas como los conservadores polacos de Ley y Justicia, Vox o los Hermanos de Italia de la primera ministra Giorgia Meloni, e Identidad y Democracia, formado por el partido de Le Pen en Francia, Matteo Salvini en Italia o la ultraderecha holandesa de Geert Wilders. En esta legislatura, Alternativa para Alemania formaba parte de este grupo pero el partido ha sido expulsado después de declaraciones antisemitas por parte de su líder, Maximilian Krah.
Esta situación puede cambiar tras los intentos de Le Pen de seducir a Meloni y formar un único grupo de extrema derecha en la Eurocámara, al que podría unirse el partido Fidesz del primer ministro húngaro Viktor Orbán, que abandonó el Partido Popular Europeo antes de ser expulsado por su deriva autoritaria.
A pesar de esto, la relación entre estos partidos nunca ha sido buena. La más palpable y difícil de ocultar en estos comicios es su relación respecto a Vladimir Putin, en un momento en el que la guerra de Ucrania ha dejado pocos márgenes para las medias tintas. Mientras Giorgia Meloni y los conservadores polacos son claramente anti-Putin, son de sobra conocidos los vínculos de Le Pen con el Kremlin, al igual que los de Orbán, que en los últimos meses ha puesto constantes palos en las ruedas para la adopción de los paquetes de sanciones e incluso ha defendido negociar con el mandatario ruso para terminar con la guerra.
Aunque Le Pen ha dulcificado su discurso respecto a este tema, sabedora de que puede ser su gran hándicap de cara a conseguir el apoyo de Meloni, resulta difícil olvidar estos vínculos. La propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha establecido un cordón sanitario dentro de las formaciones consideradas de extrema derecha. Mientras ha piropeado a Meloni al considerarla proeuropea, anti-Putin y defensora del Estado de Derecho, y se ha mostrado a favor de llegar a acuerdos con ella, ha descartado a Le Pen y Alternativa para Alemania por no cumplir con estos estándares. Unas palabras que han sido criticadas por socialistas, liberales y verdes para quienes von der Leyen está blanqueando a la extrema derecha. Tras estos resultados electorales, todo indica que la política alemana no necesitará pactar con Meloni para seguir al frente de la Comisión Europea.
No solo existen diferencias sobre la posición respecto a Rusia, sino también frente a otros asuntos. El grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos siempre ha aglutinado a formaciones que buscan cambiar la UE desde dentro y la repatriación de competencias ante el temor de un «superestado» europeo que diluya la identidad nacional, mientras que Identidad y Democracia ha estado tradicionalmente formado por formaciones rupturistas que propugnaban terminar con el proyecto de integración europeo y la salida del euro, si bien en los últimos años han moderado su mensaje.
✕
Accede a tu cuenta para comentar