Crisis en Ucrania

¿Cuáles son los límites de Donetsk y Lugansk que reconoce Rusia?

El Kremlin considera independientes de Kiev las dos regiones en su conjunto, no solo el territorio ocupado por las milicias separatistas

Camiones militares circulan por las calles de Donetsk
Camiones militares circulan por las calles de DonetsklarazonAgencia AP

Desde 2019, el Kremlin ha emitido unos 700.000 pasaportes rusos a personas que viven en Donetsk y Luhansk y los expertos habían señalado que, al ser reconocidas ahora como independientes, Rusia podría enviar tropas al este de Ucrania con el pretexto de proteger a sus propios ciudadanos.

Las potencias occidentales temen que el reconocimiento de Putin a las zonas rebeldes abra el camino a que las tropas rusas entren oficialmente en el este de Ucrania.

Los Acuerdos de Minsk entre Ucrania y Rusia esbozaron un plan sobre cómo poner fin al conflicto entre las fuerzas separatistas respaldadas por Ucrania y Rusia en Donbás. Y el propio Putin afirmó este martes que los Acuerdos de Minsk “ya no existían”, después de que el Senado ruso aprobara el envío de tropas al extranjero.

La situación ha disparado las alarmas en numerosos países, que han condenado la decisión de Putin y han impuesto sanciones a Rusia, entre ellas, Alemania, que decidió parar el polémico oleoducto Nord Stream 2.

Lo cierto es que la confusión sobre los límites de las nuevas repúblicas reconocidas por Moscú alimenta la incertidumbre sobre cómo evolucionarán los acontecimientos sobre el terreno en los próximos días. En contra de lo que se podría pensar, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, precisó este martes que Rusia ha reconocido como Estados soberanos a Donetsk y Lugansk «según las fronteras de ambas repúblicas cuando se proclamaron independientes en 2014».

Es decir, que las nuevas repúblicas abarcan no solo el territorio ocupado por los separatistas, sino el resto de las regiones históricas de Donestsk y Lugansk bajo poder de Kiev, lo que animará a las milicias a conquistar ese territorio y expulsar a los ucranianos con ayuda de las tropas rusas. El área ocupada representa apenas un tercio del territorio de las regiones históricas soviéticas. Los Acuerdos de Minsk de 2015 fijaron una “línea de contacto” entre ambas aéreas que, como el propio texto, han quedado en agua mojada tras la actuación unilateral de Moscú.

Lo que fueron ciudades visitadas por el turismo internacional (e incluso algunas como Donetsk, escenario de campeonatos europeos de fútbol) se han vuelto desde 2014 en dos de los territorios más (militarmente) impenetrables del mundo.

Fue en ese año cuando separatistas prorrusos ocuparon esas regiones y proclamaron de forma unilateral su independencia tras la caída del Gobierno de entonces aliado del Kremlin, Viktor Yanukovich, tras unas masivas protestas que tomaron la capital y luego se extendieron por varias regiones.

Ambas regiones están situadas en el llamado “cinturón del óxido” de Ucrania, por ser un área rica en minerales, principalmente acero, y las dos son testimonio del pasado soviético y de las divisiones que dejó.

Están ubicadas en una cuenca en la frontera con Rusia, en la orilla norte del mar Negro, hogar de vastas reservas de carbón, y por su ubicación geográfica, constituyen una ruta de acceso natural hacia Crimea,la península ucraniana anexada por el Kremlin en 2014.

Donetsk fue llamada Stalino, en honor a Stalin, hasta la caída de la Unión Soviética y es actualmente la principal ciudad de la región minera de Donbás. Se cree que su población es de 2 millones de habitantes. Mientras, Lugansk, antes llamada Voroshilovgrad, aunque es un poco menor, es también una ciudad industrial con una población de 1,5 millones.

Gran parte de sus poblaciones hablan ruso, ya que, además de la conexión fronteriza con Rusia, muchos trabajadores soviéticos fueron enviados a trabajar allí durante la Segunda Guerra Mundial. De hecho, que la población sea rusoparlante ha sido uno de los argumentos tradicionales del Kremlin para justificar un apoyo a los insurgentes.

Tras el conflicto de 2014, ambas realizaron un referéndum para separarse de Ucrania, que fue reconocido por Rusia, pero no por la comunidad internacional. Desde entonces, cada una cuenta con sus propios presidentes autoproclamados, ambos aliados del gobierno de Moscú.

Denis Pushilin, elegido en 2018 es el líder de la llamada República Popular de Donetsk, mientras que Leonid Pasechnik es el líder de la región separatista de Luhansk. Reportes de inteligencia occidentales señalan que los miembros de la autoproclamadas republicas son mayormente agentes de inteligencia rusos y aseguran que el Kremlin les ofrece apoyo militar, aunque Moscú ha rechazado dicha acusación.

Zonas aisladas

El acceso a la prensa está restringido en ambas regiones, al igual de personas que no cuenten con permisos o pasaportes especiales. Antes había trenes con literas entre la estación central de la capital de Ucrania, Kiev, y Donetsk y Luhansk, pero el viaje ahora solo puede hacerse en un minibús sin distintivos que tarda casi 27 horas en hacer la ruta.

Eso si se cuenta con el permiso especial, de lo contrario, solo se puede acceder a través de Rusia. Los vehículos tienen placas especiales que solo son reconocidas por estas regiones y por Moscú.

Hace solo 10 años, Donetsk, por ejemplo, fue una sede clave para la Eurocopa 2012 celebrada en Ucrania y Polonia. Con motivo de la preparación para el torneo, la ciudad vio una gran reconstrucción. Se erigió un nuevo aeropuerto, se repararon las carreteras y abrieron sus puertas hoteles relucientes.

Durante la Eurocopa 2012, la ciudad estaba repleta de aficionados ingleses, franceses, españoles y portugueses. Ahora, a principios de 2022, locales que han hablado con la BBC han contado que es casi imposible reconocerla.

En ambas ciudades hay calles llenas de edificios de apartamentos desiertos, algunos visiblemente dañados por obuses y balas. Un toque de queda nocturno rige entre las 23:00 a 05:00 y se cuentan allí historias de personas detenidas por la noche solo por salir a sacar la basura.

Desde la semana pasada, las autoridades locales anunciaron una evacuación masiva hacia Rusia y en trenes y buses miles de personas han sido desplazadas al otro lado de la frontera.

Para muchos allí está claro que, si finalmente llegan las tropas rusas y comienza una guerra a gran escala, estas ciudades que han vivido al pie del cañón desde 2014 serán un blanco cruzado por las balas.