Análisis
La guerra rusa en Ucrania y el efecto dominó en Europa y España
El experto Edward P. Joseph analiza para LA RAZÓN arremete contra “una Rusia cínica, salvaje y desenfrenada que cree que los europeos son débiles y corruptibles”
Séptimo día de guerra en Ucrania. Las tropas rusas ya han entrado en la ciudad de Jarkov, la segunda más importante del Ucrania, con el envío de paracaidistas que están tomando las calles de esta localidad de 1,5 millones de habitantes, mientas continúan los bombardeos sobre Kiev, a donde decenas de vehículos blindados rusos llegarán en las próximas horas. Mientras tanto, el presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski, pide unidad y resistencia a sus conciudadanos. En las últimas horas las autoridades del país han indicado que ha habido un intento de asesinato del mandatario ucraniano abortado por las fuerzas de seguridad. ¿Qué está en juego en Ucrania? ¿Cuáles son las intenciones de Putin? Contactamos con el experto Edward P. Joseph, profesor e investigador principal de la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de Johns Hopkins, en Estados Unidos, para buscar respuestas.
¿Cuál es el verdadero objetivo de Putin en Ucrania?
Putin tiene una doble motivación en su asalto a Ucrania. La primera es asegurarse de que Ucrania fracase como Estado democrático de orientación occidental. Putin no puede soportar esto, ya que serviría como un ejemplo amenazante (para Putin) de lo que no es Rusia. El segundo objetivo es seguir fragmentando Europa, y alejar Europa de los Estados Unidos. De nuevo, esta es la razón por la que el Kremlin conspiró con los separatistas en Cataluña. En última instancia, Putin quiere romper la Alianza de la OTAN, y con ella, el liderazgo estadounidense en Europa.
Si Putin tiene éxito en Ucrania -un resultado muy peligroso para Occidente- definitivamente buscará oportunidades para poner a prueba la Alianza en otros países. Por supuesto, la dinámica será diferente en los países que son miembros de la OTAN. El presidente Biden ha enviado tropas a los Estados de la OTAN en primera línea para reforzar la confianza y disuadir a Putin de nuevas agresiones.
Sin embargo, la mayor disuasión posible no es sólo el despliegue de tropas estadounidenses, sino la unidad continua de la UE y la OTAN. Putin intentará debilitar y dividir la Alianza, incluso mediante sobornos y otras formas subversivas. Es imperativo que Europa y Estados Unidos permanezcan unidos en la crisis de Ucrania, que podría prolongarse durante meses. Putin está calculando que se abran grietas.
¿Qué hará China?
China tiene una visión dividida sobre la crisis de Ucrania. Por un lado, Xi Jinping apoya el esfuerzo de Putin por desafiar el orden occidental liderado por Estados Unidos. Por otro lado, Ucrania es un Estado reconocido y soberano. La invasión rusa socava la antigua posición de China sobre la inviolabilidad de la soberanía y la integridad territorial de un país.
Desgraciadamente, Xi también comparte un enfoque similar al de Putin cuando se trata de Taiwán. En cada caso, el país objetivo -Ucrania y Taiwán- se percibe como un “derecho” de soberanía nacional. Lo que esto significa es que Pekín está observando muy de cerca la reacción internacional a la invasión rusa. De nuevo, cuanto más unidas estén la UE, la OTAN y Estados Unidos, mayor será el efecto disuasorio para China.
Es importante señalar que China también tiene una “asociación estratégica” muy estrecha con Serbia. La base política de esta relación es Kosovo. Al igual que Moscú, Pekín también se niega a reconocer a Kosovo. Y Pekín también notará si España, Grecia, Eslovaquia y Rumanía se acercan a Kosovo en respuesta a la invasión rusa. Una vez más, la unidad dentro de la Alianza es el elemento disuasorio más poderoso para cualquier posible agresor, incluso un actor que se encuentre fuera del teatro europeo como China.
¿Qué está en juego en este conflicto para Europa y Estados Unidos?
Lo que está en juego es nada menos que el sistema de la seguridad europea. Si Putin consigue eliminar por la fuerza la soberanía ucraniana y volver a poner el país bajo el control de Moscú, toda Europa, incluida España, está en peligro. El riesgo no es necesariamente una invasión rusa, sino un colapso de la confianza. Las suposiciones tácitas de la mayoría de los europeos y estadounidenses -que disfrutamos de una sensación de seguridad por defecto- se verán sacudidas. Esto es lo que ocurrió el 11 de septiembre, en 2001. Y Putin ha inyectado una amenaza similar a nuestro concepto de seguridad hoy.
Este momento es una prueba de la capacidad de Europa y de Estados Unidos para unirse ante amenazas verdaderamente graves y permanecer unidos. Debemos recordar que el cálculo central de Putin es cínico: cree que Europa, en particular, es débil y que cederá a los “sobornos”, a los estrechos intereses propios y a la manipulación. Si miramos al ex canciller alemán Gerhard Schroeder, que se ha negado a abandonar el consejo de administración de Gazprom, podemos entender un poco por qué Putin ha tomado este curso de acción. Putin considera que su intervención en Siria y Georgia también es un éxito. Cree que su enfoque prevalecerá.
¿Ha calculado bien Putin su estrategia militar?
Hasta ahora, el cálculo de Putin parece equivocado, aunque debemos destacar lo volátil que es la situación y lo rápido que podría cambiar de dirección. Aun así, ya se están produciendo algunos acontecimientos que son bastante significativos. Así como el ex canciller alemán Schroeder se degrada con su continua relación con Moscú, el actual canciller alemán Olaf Scholz se ha distinguido por sus drásticas decisiones estratégicas para aumentar las capacidades militares de Alemania y reducir su dependencia del gas ruso.
España necesita hacer un nuevo cálculo estratégico similar tras la invasión rusa de Ucrania. España -y otros cuatro Estados de la UE que no reconocen la independencia de Kosovo- están tácita e involuntariamente alineados con Rusia en los Balcanes. Moscú se aprovecha de la cuestión no resuelta de Kosovo para mantener la región fragmentada y socavar la estrategia de la UE y de Estados Unidos.
¿Cómo lo está haciendo?
Los intereses de España se alinean con Kosovo -que es víctima de la política rusa- y no con Serbia, que es cliente de Rusia. Moscú ha apoyado a los separatistas catalanes, llevando a España la estrategia del Kremlin de fragmentar Europa. Mientras tanto, el presidente serbio Aleksandar Vucic acaba de anunciar que Belgrado no seguirá la política de la UE sobre la aplicación de sanciones a Rusia, y se negó a condenar claramente la invasión rusa. Por el contrario, los medios de comunicación progubernamentales de Serbia han estado aplaudiendo la invasión rusa y difundiendo propaganda antiucraniana. Serbia ha estado acumulando armas de Rusia y de Bielorrusia.
Entonces, ¿por qué debería España seguir respaldando a Serbia -y a Rusia- con su posición sobre Kosovo? Después de todo, existe una base sólida en el derecho internacional, basada en la Opinión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia, para reconocer a Pristina. El ministro griego de Asuntos Exteriores, Nikolaos Dendias, ha hecho suya la decisión de la CIJ y la ha aplicado para distinguir el caso del norte de Chipre. España puede aplicar la misma lógica a la amenaza separatista en Cataluña y el País Vasco.
Si España y los otros tres países que no reconocen a la OTAN cambiaran su postura y reconocieran a Kosovo, la situación en los Balcanes mejoraría drásticamente. Las perspectivas de un acuerdo final estabilizador y digno entre Belgrado y Pristina crecerían sustancialmente.
Para empezar, el presidente Sánchez podría dar un gran paso para reducir la influencia rusa y avanzar en el diálogo entre Serbia y Kosovo liderado por la UE, simplemente devolviendo un pequeño contingente de tropas españolas a la KFOR. El regreso de las tropas españolas a la KFOR enviaría una señal inmediata de unidad de la Alianza a Belgrado y Moscú. El Presidente Vucic tendría un incentivo para negociar con Kosovo ahora, al ver que la perspectiva de su influencia se reduce aún más.
España tiene todas las razones para volver a la KFOR: la misión de la KFOR tiene un estatus neutral; Grecia y Rumanía, que tampoco reconocen a Kosovo, nunca han retirado sus tropas. Además, los propios responsables serbios han pedido que se refuerce la KFOR.
Dado que Europa se enfrenta a la amenaza de seguridad más grave de las últimas décadas, ha llegado el momento de que países como Alemania y España rompan con los viejos modos de pensar y realicen los cambios necesarios que llevan posponiendo demasiado tiempo. Es el momento de que España actúe por un valiente interés común en lugar de quedarse estancada en el miedo, cediendo su influencia a Serbia y Rusia.
¿Cuál es el enfoque de Biden sobre la crisis de Ucrania?
Biden está procediendo de manera mesurada, con un intenso enfoque en mantener la máxima unidad posible dentro de la alianza occidental. Esto significa hacer coincidir las sanciones con e nivel de agresividad de las acciones rusas. Tenemos que recordar que Europa simplemente no es tan fuerte ante la amenaza rusa, y no solo por el arma energética. Esta es una división que viene de lejos entre EEUU y Europa, que se remonta a la Guerra Fría y a las amenazas posteriores a la Guerra Fría planteadas por Rusia, y también por China. Hasta ahora, la Administración Biden ha hecho un trabajo sobresaliente en esto. Lo que es fundamental es que tanto los europeos como los estadounidenses vean cómo su propia seguridad, no solo la de Ucrania, se ve amenazada por una Rusia cínica, salvaje y desenfrenada que cree que los europeos son débiles y corruptibles. La unidad entre EE. UU. y Europa, incluidas la UE y la OTAN, durante esta crisis es esencial para todo lo que les importa a los europeos, incluida la prosperidad. Nuevamente, los españoles deben recordar que el Kremlin estaba conspirando con los separatistas en Cataluña, una amenaza directa a la integridad territorial y la soberanía de España.
Edward P. Joseph es investigador en la Johns Hopkins School of Advanced International Studies (SAIS)
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