Elecciones en Francia
La desmovilización electoral, el único rival de Macron para su reelección
Con el presidente como favorito, la gran incógnita de la presidenciales será saber si la ultra Le Pen o el izquierdista Mélenchon pasan a la segunda vuelta
Con la guerra de Ucrania eclipsando el inicio oficial de la campaña más anómala de unas elecciones presidenciales en Francia, los principales rivales del presidente Macron multiplican sus actos políticos intentando lograr el impulso necesario que les catapulte a enfrentarse al actual mandatario, más centrado en sus tareas de jefe de Estado en estos momentos, de cara a la segunda vuelta.
Los sondeos apuntan nítidamente, a menos ya de dos semanas de la cita con las urnas, que la gran incógnita de estas elecciones será saber si será la ultraderechista Marine Le Pen o el izquierdista Jean-Luc Mélenchon quien se enfrente al actual inquilino del Elíseo. Según un sondeo difundido este pasado fin de semana por el diario Le Parisien, el actual jefe de Estado encabeza las intenciones de voto con el 28,5 % de intención de voto, seguido por Le Pen con un 17,5 % que en estos momentos sacaría unos 3 puntos a Mélenchon, tercero en el ránking.
Y en esa estrecha ventaja va a estar la clave de estas elecciones a sabiendas de que tanto Le Pen como Mélenchon se encuentran con una dinámica al alza. Ella parece haber ganado al polemista Éric Zemmour la hegemonía de la ultraderecha y él ha hecho lo propio con el resto de candidaturas de una atomizada izquierda.
Así las cosas, una reedición del duelo de 2017 entre Macron y Le Pen en segunda vuelta es hoy por hoy el escenario más probable. Se repetiría así el mismo esquema en un contexto distinto condicionado por la guerra de Ucrania, que ha venido a revitalizar la figura del presidente tras un quinquenio duro, con múltiples crisis para Macron, pero con un tramo final que le ha sido tremendamente favorable por tres factores determinantes: una plebiscitada gestión del tramo final de la crisis sanitaria, buenos indicadores económicos con el paro en mínimos históricos y una imagen de interlocutor incansable en la guerra de Ucrania. El tiempo ha jugado en este sentido a favor de Macron y crisis como los chalecos amarillos o las huelgas contra su programa de reformas ya parecen amortizadas. Al menos de cara a estas elecciones.
La percepción que hay en las calles de Francia, que estos días comienzan a inundarse de carteles electorales, es que Macron va a ganar y está todo sentenciado. Sin embargo hay varios elementos que aún pueden dotar de emoción esta contienda. El primero es la abstención. Una encuesta publicada por Le Parisien apunta que la abstención podría rondar el 33 %, lo que supondría un récord en unas presidenciales. En la primera vuelta de 2017 fue del 21,3 %, y del 20,5 % en la de 2012. El riesgo para Macron es la desmovilización de parte de su electorado por falta de tensión en la campaña y esa impresión mayoritaria de que todo esté hecho. Otro factor es la amplitud de un frente anti Macron en la segunda vuelta capitaneado bien por Le Pen o Mélenchon.
¿Cuál de los dos conseguiría aglutinar más voto contra el presidente? Es una pregunta que los analistas se esfuerzan en responder estos días sin que exista una evidencia clara más allá de una certeza: hay un porcentaje de voto entre extremos intercambiable que votará contra Macron y que se ha ido incrementando durante el quinquenio.
El presidente, más centrado en la esfera internacional que en la campaña, ha visitado este lunes un barrio popular de Dijon, en el este de Francia, y su gran mitin está previsto para este próximo sábado en el estadio de La Défense Arena de París, una sala con capacidad para 30.000 personas. “Cuidado con Le Pen”, habría dicho según la prensa Macron a sus consejeros y cargos públicos cercanos para no bajar la guardia ante una eventual repetición del duelo de 2017.Mélenchon, que ha moderado notablemente su discurso para cazar el voto socialdemócrata decepcionado con Macron, pedía el voto útil progresista este pasado domingo en Marsella.
El izquierdista sabe que sin ese voto, actualmente disperso en las numerosas candidaturas de una atomizada izquierda, las cuentas no salen. Es por ello que según se aproxima la fecha electoral, las filas de la Francia Insumisa, partido de Mélenchon, multiplican esos llamados de voto útil hacia los electores ecologistas o socialistas, pero sobre todo, a los del partido comunista, que liderados por Fabien Roussel están en un histórico 4% que podría ser decisivo para impedir a Mélenchon pasar a segunda vuelta.
Aspiran a llegar al Elíseo doce personas, ocho hombres y cuatro mujeres. Detrás del trío de cabeza, formado por Macron, Le Pen y Mélenchon, aparecen ya distanciados la conservadora Valérie Pécresse, con una dinámica de campaña a la baja opacada por Macron; el ultraderechista Éric Zemmour, al que sus halagos a Putin parecen pasarle factura o el ecologista Yannick Jadot, quien no ha logrado colocar la emergencia climática como asunto básico de campaña. Pero el descalabro más sobresaliente es el del histórico partido socialista y su candidata Anne Hidalgo, alcaldesa de París. Los sondeos apenas le otorgan un irrelevante 2% y la condena a una posible desaparición.
✕
Accede a tu cuenta para comentar