Reino Unido
Johnson, de nuevo en la picota por el “Partygate”
El Número 10 avanzó que no ofrecerá detalles de los involucrados en la investigación por las fiestas celebradas en Downing Streen en pleno confinamiento
Tras más de un mes con el foco político y mediático puesto en Ucrania, el escándalo del Partygate vuelve a monopolizar la agenda de Westminster. Scotland Yard emitió las primeras 20 multas por las fiestas celebradas en Downing Street en pleno confinamiento. Y eso es una prueba inequívoca de que se ha violado la ley.
De momento, la información sobre las sanciones es limitada. La Policía señaló que no identificará a quienes han sido multados y, aunque parezca inaudito, el Gobierno no está barajando ninguna acción disciplinaria. Ni dimisiones ni tan siquiera rumores sobre ello.
El Número 10 avanzó que no ofrecerá detalles de los involucrados, a menos que sean el propio Boris Johnson o el jefe de la administración pública, Simon Case. Pero eso es algo que podría llevar semanas o incluso meses porque la investigación policial continúa. Lo único que se sabe hasta ahora es que el primer ministro estuvo en, al menos, tres de los doce eventos investigados por los agentes.
De ser finalmente multado, el líder tory no solo habría violado las leyes que imperaban en la pandemia, sino que también habría engañado a la Cámara de los Comunes en las repetidas ocasiones en las que juró y perjuró que había cumplido las reglas. Y engañar a Westminster es motivo indiscutible de dimisión.
Durante la sesión semanal de control al Gobierno celebrada en la Cámara de los Comunes, el líder de la oposición laborista, Keir Starmer, señaló que el primer ministro debería renunciar a su puesto por “la criminalidad generalizada” en Downing Street durante el confinamiento. “El código ministerial dice que los ministros que a sabiendas engañan a la Cámara deben renunciar. ¿Por qué sigue aquí?”, planteó el laborista.
Para su respuesta, Johnson tiró de su sorna habitual. “Espere un minuto, al menos esperamos algo de consistencia de esta veleta humana; hace solo una semana decía que no debería renunciar. ¿Cuál es su posición?”.
A principios de este mes, Starmer concedió una entrevista a Sky News en la que dijo que todavía pensaba que el primer ministro había “perdido la autoridad moral para liderar” el Reino Unido, pero matizó que la atención total estaba ahora en la guerra en Ucrania. De ahí que la oposición matizara que nunca había cambiado de opinión respecto a Johnson.
En un cruce de acusaciones, Starmer señaló que el primer ministro “o bien estaba destrozando el código ministerial” o bien “afirma que sus propios asesores le mintieron repetidamente, que no sabía lo que estaba pasando en su propia casa y su propia oficina”. “Realmente cree que hay una regla para él y otra regla para todos los demás, que puede pasar por alto la delincuencia en su oficina y pedirles a otros que cumplan la ley”, matizó.
Antes de la tensa sesión en la Cámara de los Comunes, el propio vice primer ministro, Dominic Raab, admitió en declaraciones a Sky News que “claramente hubo cosas que fueron equivocadas”, describiendo lo ocurrido como “profundamente lamentable”. Con todo, defendió la “dedicación” el personal de Downing Street durante la pandemia, asegurando que estuvo sometido a una “gran presión”. Si bien señaló que han de rendirse cuentas por las fiestas ilegales, reiteró que no sería correcto generalizar. “He visto a montones de personas trabajando increíblemente largas horas bajo una increíble presión para dar lo mejor de sí mismos”, dijo.
Johnson compareció también ante el llamado Comité de Enlace -que agrupa a todos los comités de la Cámara de los Comunes- y cuando le volvieron a plantear de nuevo si había mentido a la Cámara Baja, se limitó a decir que no comentaría nada al respecto “hasta que la investigación policial haya concluido”.
La tensión entre las propias filas tories, que son en última instancia las que deben plantear moción de confianza al liderazgo de Johnson, se ha calmado en las últimas semanas por la respuesta que el premier ha ofrecido a la guerra en Ucrania. Algunos tienen la sensación que el Partygate ha perdido ya importancia y creen que forzar ahora la salida del mandatario sería un regalo para Vladimir Putin. Aunque otros consideran que sería un error asumir que un desafío al liderazgo está completamente descartado. Las elecciones locales de mayo pueden hacer aún mucho daño. Y Scotland Yard podría emitir aún más multas.
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