Adhesión

Rusia amenaza a la OTAN con “un Báltico lleno de armas nucleares” si Finlandia y Suecia se unen a la Alianza

Los dos países podrían solicitar el ingreso en la Alianza en la cumbre de junio en Madrid

Lanzamiento de un misil balístico intercontinental ruso desde tierra desde las instalaciones de Plesetsk en el noroeste de Rusia. en 2020
Lanzamiento de un misil balístico intercontinental ruso desde tierra desde las instalaciones de Plesetsk en el noroeste de Rusia. en 2020larazonAgencia AP

Cuando la guerra en Ucrania entra en su séptima semana y la ofensiva en el Este se recrudece, Moscú ha avisado de que no se quedará de brazos cruzados ante laposible entrada de Finlandia y Suecia en la OTAN. El Kremlinasegura que si estos dos países acaban uniéndose a la Alianza militar, esto obligará a Rusia a reforzar sus defensas con armas nucleares en el Báltico.

Esta amenaza se produce justo un día después de que los dos países hayan admitido sus deseos de formar parte de la Alianza militar precisamente para conjurar el peligro de una posible ofensiva por parte de Rusia. La cláusula de defensa mutua de la Alianza del uno para todos y todos –el famoso artículo 5– obliga a toda la organización a salir en defensa de uno de sus miembros ante un ataque armado. Hasta ahora, la única vez que se ha activado fue tras los ataques del 11 de septiembre. En Moscú la sola idea ya causa sarpullidos. «No se puede hablar más de un estado libre de armas nucleares para el Báltico, se debe restablecer el equilibrio», aseguró ayer Dimitri Medvedev,vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia y uno de los cargos que forma parte del círculo de máxima confianza de Vladimir Putin. «Si nos fuerzan... tomen nota de que no fuimos nosotros quienes propusimos esto», añadió Medvedev, con el ánimo de amedrentar a estos dos países que desde la Segunda Guerra Mundial han permanecido no alineados.

Rusia siempre ha considerado una traición de Occidente la entrada de países de la antigua órbita soviética en la organización militar tal y como ha venido produciéndose desde el colapso de la URSS con los países del Este y las tres repúblicas bálticas. En los contactos previos que se produjeron antes de la guerra para evitar el conflicto, Moscú pidió a EE UU que la OTAN enmendará su decisión de dejar sus puertas abiertas a Ucrania realizada en 2008 en la cumbre de Bucarest, a pesar de que desde esa fecha apenas se habían registrado avances que hicieran pensar en un ingreso a corto plazo.

Una exigencia rechazada por la Alianza que siempre ha defendido el derecho de la organización a decidir sobre sus miembros. El hecho de que Pekín también se haya unido a Moscú en esta petición de limitar los participantes de la organización militar también ha indignado a la Alianza que ve con preocupación la «ambigüedad calculada» de Pekín en este conflicto.

Precisamente las tradicionalmente neutrales Finlandia y Suecia –inmersas en el debate antes de la invasión de Rusia– han acabado por decidirse y todo indica que formalizarán su solicitud de adhesión en la cumbre de la OTAN prevista los días 29 y 30 de junio en Madrid. Aunque la decisión todavía no ha llegado, puede producirse en unas semanas. Un proceso de anexión relativamente rápido, ya que tal y como aseguró el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, los dos países cumplen los requisitos para formar parte de la organización.

Tanto Finlandia como Suecia pertenecen a la UE y están coordinándose sobre un posible movimiento en este sentido, aunque la decisión final se tomará de manera independiente. Ambo países ya tienen una relación muy estrecha con la organización militar que ahora mismo cuenta con 30 miembros. De hecho, los dos Estados realizan maniobras conjuntas con la Alianza y, desde la invasión a Ucrania por parte de Rusia, han formado parte de todas las reuniones de la Alianza.

Estas amenazas rusas no están teniendo demasiado calado en los países concernidos. Según el ministro de Defensa de Lituania, Arvaydas Anusaukas, Rusia ya había desplegado armas nucleares en el enclave ruso de Kaliningrado, en el Mar Báltico, antes de la invasión a Ucrania. «Estas amenazas rusas parecen bastante extrañas, cuando sabemos que tienen este armamento a 100 kilómetros de la frontera con Lituania», aseguró el ministro.

La pertenencia o no a la organización militar resulta determinante. De hecho, la OTAN ha manifestado que no enviará ni tropas terrestres a Ucrania ni cazas para establecer una zona de exclusión aérea ya que esto supondría una Tercera Guerra Mundial y los aliados se están limitando a enviar armamento para que el Ejército ucraniano puede defenderse de las Fuerzas Armadas rusas.

Tras la reunión de la semana pasada de los ministros de Asuntos Exteriores de la Alianza, sus miembros se comprometieron a acelerar el envío de armamento pesado a Kiev. El representante ucraniano en la reunión, Dimitro Kuleba, advirtió de la necesidad de una respuesta lo más rápida posible: «O nos ayudan ahora, y hablo cuestión de días y no de semanas, o la ayuda llegará muy tarde», imploró Kuleba.