Debate electoral
Macron y Le Pen miden sus fuerzas en un decisivo cara a cara en televisión
La comunicación verbal muestra a un presidente francés reflexivo y a una líder ultraderechista que prioriza la acción frente a las ideas
Como es tradición en Francia desde 1974, los dos rivales que compiten por el Elíseo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales se enfrentan esta noche en un debate en televisión en busca de convencer a los electores que aún no han decidido su voto. Emmanuel Macron y Marine Le Pen tratarán de seducir especialmente a los 7,7 millones de franceses que en la primera vuelta del 10 abril apoyaron al izquierdista Jean-Luc Mélenchon. Según los sondeos, el 40% se decantaría por el actual presidente, mientras que un 20-25% lo haría por la candidata ultraderechista. El resto votaría en blanco o se abstendría.
Lo cierto es que esta segunda vuelta del domingo es un “revival” de la celebrada hace cinco años, cuando Macron se impuso a Le Pen por el 66% frente al 34% de los votos. Sin embargo, será difícil que esta noche los espectadores vuelvan a ser testigos de una actuación de la candidata ultra tan nefasta como la que ofreció en el debate del 3 de mayo de 2017, que la propia Le Pen califica como “el mayor fracaso” de su carrera política.
Entonces, Macron, un “outsider” de la política que jamás había sido ni diputado ni alcalde, colocó contra las cuerdas a la líder del Frente Nacional (FN) al poner en evidencia su incapacidad y falta de preparación para gobernar Francia. El candidato proeuropeo la acusó frente a las cámaras de ser un “parásito” por alimentarse del miedo de los franceses y la acusó de no saber cómo financiar sus promesas electorales.
Durante el último quinquenio, Le Pen ha sabido moderar su programa electoral para ser vista por los franceses como una candidata más creíble para ocupar el Elíseo. Su estrategia de “desdiabolizar” el partido ultra y racista heredado de su padre en 2011 fue recompensado con el 23% de votos obtenido en la primera vuelta, el mejor resultado cosechado por la extrema derecha. Ahora Le Pen “ha trabajado mucho. Ahora domina los temas”, aseguró en France 2 Louis Aliot, alcalde de Perpiñán y uno de sus principales colaboradores.
“Tengo mucha confianza y creo que voy a ganar”, declaró la candidata mientras posaba para selfies con simpatizantes en la soleada plaza de Saint-Pierre-en-Auge en Normandía, al norte de Francia. “Espero que este debate se lleve con calma… Espero que no sea lo que he estado escuchando durante la última semana, una serie de insultos, noticias falsas y excesos”, añadió Le Pen, ávida de una revancha contra Macron.
Por el camino, la candidata de Reagrupación Nacional (RN, heredero del viejo FN) ha renunciado al “Frexit” (la salida de Francia de la Unión Europea) y ha aparcado su cruzada contra el velo islámico. “No es una prioridad, pero es un objetivo”, reconocía ayer mismo su “número dos”, Jordan Bardella, presidente temporal del partido mientras Le Pen se centra en la campaña.
En este sentido, para los expertos en comunicación no verbal Alicia Rivas y Ángel Gerpe, Le Pen prioriza la acción a la reflexión, lo que le permite ser una política pragmática capaz de adaptarse al sentir del electorado. Al analizar la parte inferior de su rostro, se observa cómo la persona va a saber adaptarse para satisfacer sus necesidades materiales. En este sentido, el mentón y la proyección de la boca de la candidata ultraderechista proporcionan el dinamismo suficiente para lograrlo. La cuestión es que esa falta de retracción evidencia la necesidad de desarrollar la capacidad para controlar sus reacciones ante ideas o comentarios de otras personas.
En este caso las ideas de su rival, Macron, que logró sacar de sus casillas en el primer debate a Le Pen, que le respondió llamándole “globalista salvaje” y “socialista”. Pero el presidente de la República, más hábil ante las cámaras que Le Pen, deberá evitar mostrarse demasiado agresivo para persuadir a través de sus argumentos contra las ideas de la candidata de extrema derecha.
En opinión de Rivas y Gerpe, el rostro del presidente francés muestra a un líder reflexivo que defiende sus ideas. Desde un punto de vista emocional, Macron es una persona que vibra y está abierta a la relación interpersonal. En este sentido, su nariz, que tiende a proyectarse, y su forma un poco aguileña, evidencian una persona con carácter, dominante y apasionada. Por último, al analizar la parte inferior de su rostro, observamos una boca retraída, cerrada y vertical que revelan el dominio que ejercen sus pensamientos sobre las necesidades físicas y, por lo tanto, una gran fidelidad a sus propias ideas.
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