Duelo

Macron vs Le Pen: Francia decide, Europa sufre

En un «revival» de las presidenciales de 2017, ambos candidatos vuelven a enfrentarse en un duelo más ajustado por la moderación de la líder ultraderechista

Macron besa a un votante
Macron besa a un votanteGonzalo FuentesAgencia AP

Casi 49 millones de franceses están llamados hoy a las urnas no solo para elegir a su futuro presidente, sino también el futuro de la UE entre dos modelos diametralmente opuestos. Lo harán en un ambiente cargado de contradicciones: todos los sondeos dicen queEmmanuel Macronrepetirá mandato y que nunca la extrema derecha estuvo tan cerca del Elíseo. Y todo ello tras haber vivido la campaña electoral más anómala que se recuerda en Francia, eclipsada en buena parte por la guerra en Ucraniay con los candidatos adaptando sus programas y discursos a la coyuntura actual, con las consecuencias de la guerra en el bolsillo del ciudadano como tema prioritario: poder adquisitivo, crisis energética e inflación.

Cinco años después, Francia revive un enfrentamiento entre los mismos candidatos, pero el contexto que les rodea ha cambiado de manera significativa.

Si los últimos sondeos publicados el viernes se cumplen, esta noche Macron será reelegido con entre el 53% al 57% de los votos. Ganaría, pero con muchas notas a pie de página y un riesgo letal a que se pueda producir una fatal combinación de factores para los intereses del presidente y del campo europeísta: un exceso de confianza en que todo esté hecho sumado al fantasma de una alta abstención que acabe beneficiando de forma indirecta a Le Pen con la ultraderecha más movilizada. Esa sería la jugada que cambiaría para siempre el panorama de Francia y de Europa. «Son nuestros compatriotas los que hablarán el domingo. Hasta el último momento, nada está ganado», repitió Macron antes del cierre de campaña.

En toda esta jornada electoral hay un electorado clave: el 22% que votó por el izquierdista Jean-Luc Mélenchon en primera vuelta y que se convierte hoy en el árbitro del partido. Empresas demoscópicas y reportajes periodísticos llevan quince días intentando explorar e investigar qué va a hacer hoy ese electorado. Pese a que después de la primera vuelta se publicó la teoría de los tres tercios (uno para Macron, otro para Le Pen y otro a la abstención), desde entonces los institutos de opinión han ido subrayando la tendencia de que se ampliaba el porcentaje de Macron hacia el 40% y decrecía el de Le Pen manteniéndose una fuerte abstención.

Pero la respuesta sigue sin estar clara y la consigna de Mélenchon «ni un voto a Le Pen» deja abierta la batalla. Ambos candidatos quemaron sus últimos cartuchos con actos de campaña el jueves y viernes en feudos obreros, en un intento de seducir al votante de izquierdas.

Cierto que el frente republicano hoy volverá a funcionar con socialistas, conservadores y ecologistas votando por Macron, pero el problema, en esta ocasión, es que ese frente es raquítico y ya está compensado del otro lado con los votos del ultraderechista Éric Zemmour y el soberanista Dupont-Aignan. Creando así más incertidumbre y más peso si cabe en el electorado de izquierdas que tiene esta segunda vuelta de los comicios presidenciales en sus manos. Otro elemento que añade más incertidumbre es que, a diferencia de 2017, Le Pen no se ha quemado en el debate cara a cara del pasado miércoles. Cierto que, según toda la prensa gala, Macron mostró más solvencia, pero esta vez Le Pen aguantó intentando ofrecer una imagen más amable y menos agresiva que entonces.

En cualquier caso, y aunque Macron gane, se espera que lo haga con un margen mucho más estrecho que en 2017. Entonces a ambos les separaron más de 30 puntos (66% de Macron frente a 34% de Le Pen), lo que los analistas consideran una muestra más del éxito del proceso de normalización o desdiabolización de Le Pen, emprendido hace una década e intensificado en estos cinco años de macronismo. «Además Zemmour ha permitido a Le Pen mostrarse más moderada y presidenciable», dice a LA RAZON el politólogo Yves Sintomer intentando dar con las claves de ese proceso que parece ha cristalizado en estas elecciones.

La líder de ultraderecha ha hecho del poder adquisitivo el principal argumento de su campaña. En los últimos días, Macron ha vuelto a hacer promesas electorales en torno a temas que preocupan a los jóvenes –muchos muy indignados por una segunda vuelta en la que dicen no ver grandes diferencias entre los candidatos– y a los mélenchonistas, especialmente en materia de ecología, que reiteró en el debate, acusando a Le Pen de «climatoescéptica».

En inmigración, ambos coinciden en tomar medidas contra el islamismo radical. Le Pen aboga por incluir en la Constitución la «prioridad nacional» y opta por prohibir la regularización de los irregulares. Macron, por su parte, tiene una óptica a escala europea y arrastra a sus espaldas una criticada ley contra el separatismo islámico y en su programa plantea, por ejemplo, frenar la renovación de visados a aquellos que «alteren el orden público» y deportarlos.

Otro de los polémicos asuntos que ambos recogen en su programa y que ha protagonizado la segunda parte de la campaña ha sido la edad de jubilación. Mientras que Le Pen aboga por adelantarla a los 60 para aquellos que comenzaran a cotizar antes de los 20 años, Macron arroja una polémica propuesta y propone retrasarla hasta los 65, aunque en las últimas semanas ha mencionado la posibilidad de reducirlo a los 64. Ambos candidatos han ido modulando sus programas según se acercaba este domingo, en buena parte por seducir al votante de izquierdas de Mélenchon.

En 2017, Macron llegó al Palacio del Elíseo convirtiéndose a los 39 años en el líder de Francia más joven desde Napoleón. El actual presidente llegó a la política tras haber sido ministro de Economía de François Hollande. Prometió hacer resurgir a Francia desvinculándose de las fuerzas tradicionales de izquierda y derecha. Sin embargo, ahora ya no cuenta con ese efecto novedad y ha vivido un quinquenio plagado de crisis (sociales, sanitaria e internacional) que lo han ido erosionando y reinventando al mismo tiempo.

En 2002, Jacques Chirac venció a Jean-Marie Le Pen con el 82% de los votos; en 2017 el margen se redujo, pero Macron se alzó con la victoria frente a Marine Le Pen con el 66,1%. La sensación que hay este domingo en las calles de París es que ese margen se va a reducir aún más. En el cuánto estará la clave.