Análisis

Guerra en Rusia: El fin de la soberanía limitada

Con unas y otras expresiones, ha sido habitual que los Estados más poderosos hayan venido afirmando su voluntad de asentar espacios geográficos bajo su control político y militar

Vladimir Putin
Vladimir PutinALEXANDER NEMENOV / POOLAgencia EFE

Con unas y otras expresiones, ha sido habitual que los Estados más poderosos hayan venido afirmando su voluntad de asentar espacios geográficos bajo su control político y militar y, con ello, limitar la soberanía de otros Estados. Los ejemplos más significativos tuvieron lugar tras la Segunda Guerra Mundial y se produjeron hasta los años noventa del siglo XX.

Esta política se practicó tanto por la Unión Soviética como por los Estados Unidos. Fue en el caso de los soviéticos dónde se acuño la expresión “soberanía limitada” que, sin embargo, también fue ejecutada con virulencia por la política exterior estadounidense, como en los supuestos de República Dominicana o Granada. La esencia de este postulado radica en que algunos Estados, aquellos que comparten fronteras o espacios geográficos geoestratégicos con las grandes potencias, no disponen de la plena libertad para acoger una política exterior propia y singular y menos independiente, sino que quedan sometidos a los dictados del vecino poderoso.

La decisión de Finlandia y Suecia de solicitar su ingreso en la OTANquiebra con rotundidad los principios de la soberanía limitada y supone la reivindicación del derecho de todo Estado a decidir su futuro, también en política exterior, sin tutela alguna y, menos aún, sin imposiciones que deriven de la geopolítica mundial. En buena parte, Rusia se ha visto obligada a aceptar los deseos de estos dos países y, por ello, pone el acento en que estará atenta, sobre todo, a lo que se haga respecto al despliegue de algunos tipos de armas en sus territorios.

Pero, lo que han acordado Finlandia y Suecia servirá también en otras zonas del mundo y, de esta manera, no se le podrá negar a ningún Estado que haga efectiva su voluntad de ingresar en uno u otro de los bloques políticos y militares que se vayan constituyendo en el planeta. En este caso, será la OTAN quien determine si quiere aceptar en su seno a estos dos países, pero lo relevante será que se ha consagrado en la comunidad internacional, de manera plena, que el principio de la no intervención incorpora el derecho de todo Estado a decidir su política exterior.