Desastre

El día que Rusia perdió el más avanzado submarino equipado con armas nucleares

El K-278 Komsomolets estaba diseñado para eludir las embarcaciones de Estados Unidos y era único en el mundo

Imagen de archivo del submarino ruso Petropavlovsk-Kamchatsky , tras finalizar el ejercicio de rescate de parte de su tripulación en aguas profundas, en 2020
Imagen de archivo del submarino ruso Petropavlovsk-Kamchatsky , tras finalizar el ejercicio de rescate de parte de su tripulación en aguas profundas, en 2020Mninisterio de Defensa de Rusia

El 7 de abril de 1989, el K-278 Komsomolets, un submarino nuclear soviético, quedó hundido para siempre en el Mar de Noruega. Cuarenta y dos de sus tripulantes murieron y otros 26 lograron escapar en botes de emergencia después de que se produjera un incendio a bordo del sumergible.

El origen del fuego, según el informe oficial, fue por una fuga de líquido hidráulico o de vapores de aceite de un separador, que provocó que ardieran a tal intensidad que pronto consumió todo el compartimiento siete. El humo se desplazó al compartimiento seis, y los motores dejaron de funcionar, lo que provocó el hundimiento.

En el momento del accidente, el K-278 navegaba a 386 metros de profundidad y a ocho nudos en aguas internacionales. Cargaba dos torpedos con cabezas nucleares. Su sección frontal tenía tubos lanzatorpedos, y la nave también podría lanzar misiles de crucero. A pesar de que las llamas envolvieron el compartimiento de ingeniería, la embarcación pudo salir a la superficie e incluso permaneció a flote durante alrededor de cinco horas. Pero acabó hundiéndose en el fondo del mar, a más de 1.500 metros de profundidad.

La pérdida del Komsomolets, sin duda alguna, causó una gran conmoción para la Armada soviética. Estaba considerado como el submarino de propulsión nuclear más avanzado en servicio del mundo en aquel entonces. Una baza que perdía y con la que podría hacer frente a su máximo rival, Estados Unidos. Pero más allá del daño moral y militar para la Unión Soviética, también estaba su impacto medioambiental.

30 años después, las autoridades noruegas, en colaboración con Rusia, utilizaron vehículos robóticos para explorar los restos de la nave. Anteriormente, investigadores rusos habían explorado el submarino con sumergibles tripulados tanto en 1990 (un año después del suceso), como en 2007. Hallaron que el submarino se encontraba liberando niveles de radiación 800.000 veces más altos de lo normal.

La fuga que reportó la Autoridad Noruega para la Seguridad Nuclear y de Radiación (DSA) era de 800 becquerelios por litro, cuando lo normal en el Mar de Noruega, una zona con niveles de radiactividad muy bajos, es de 0,001 becquerelios por litro.

El barco llevaba dos ojivas de plutonio, un elemento radiactivo que supone un riesgo alto para aquellos que inhalan o ingieren sus partículas. A día de hoy, pese a que la DSA advirtió de que “no tendría ningún impacto en los peces y la comida marina de Noruega”, todavía causa una importante preocupación ya que el reactor nuclear del submarino también estaba cargado de combustible nuclear y produce otros isótopos radiactivos, como el cesio 137 y el estroncio 90.

Las fugas del pecio se habían detectado en misiones anteriores que Rusia y Noruega han llevado a cabo desde que el Komsomolets se hundió hace 39 años. Asimismo, la expedición conjunta lanzada por ambos países en 2019 descubrió que la fuga directamente alrededor del casco del submarino había aumentado ligeramente respecto a los niveles medidos en 1998 y 2007.

¿Cómo era el K-278 Komsomolets?

Cada 7 de abril, Rusia celebra el Día del Recuerdo de los Submarinos Caídos, en especial, por el hundimiento del K-278 Komsomolets. Un día que fue establecido por orden del Comandante en Jefe de la Armada rusa el 19 de diciembre de 1995.

La embarcación era capaz de eludir la detección estadounidense al ir más profundo que cualquier otro submarino. Diseñado con esa finalidad, el K-278 utilizaba un doble casco, con el casco interior compuesto de titanio. Ese casco de presión estaba compuesto, además ,de siete compartimientos, con el segundo y el tercero protegidos por mamparas muy fuertes y creando una “zona de seguridad” en caso de emergencia.

Al ser el único submarino de su clase, era operado por una tripulación relativamente pequeña, de solo 69 marineros.