Conflicto
Estas serían las consecuencias de una guerra nuclear entre EE UU y Rusia: una hambruna global que mataría a 5.000 millones de personas
Desde la Guerra Fría, no se veía una tensión tan elevada entre Washington y Moscú como la generada tras la invasión de Putin a Ucrania
Desde la Guerra Fría, no se veía una tensión tan elevada entre Estados Unidos y Rusia. El motivo del incremento de las disputas no ha sido otro que la invasión rusa a Ucrania, comandada por el presidente ruso, Vladimir Putin. Meses atrás, la inteligencia estadounidense ya alertaba de los planes rusos, que luego se acabarían confirmando. Ante esto, el peligro de un conflicto nuclear es cada vez más real.
Según publica la revista científica “Nature Food”, una guerra nuclear entre Washington y Moscú provocaría una hambruna global que podría matar a más de 5.000 millones de personas. El estudio publicado ha sido certificado por climatólogos de la estadounidense Rutgers University, que han analizado cómo afectaría a la producción agrícola global el hollín que expulsarían a la atmósfera los fuegos derivados de un conflicto atómico.
También la investigadora Lili Xia y su grupo han estudiado seis posibles escenarios: cinco de ellos corresponden a guerras nucleares entre India y Pakistán, mientras que el sexto es un gran conflicto entre Rusia y Estados Unidos. Los científicos han hecho sus cálculos “en base al tamaño del arsenal nuclear de cada país”, detalla su universidad en un comunicado.
Rusia y Estados Unidos son los dos países del mundo que cuentan con más armas nucleares. Las fuerzas rusas disponen actualmente de 1.625 cabezas nucleares desplegadas, a las que hay que sumar otras 2.870 almacenadas y otras 1.760 de carácter estratégico, lo que suma un total de 6.255 cabezas nucleares, de acuerdo con los últimos datos actualizados recogidos por el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI).
Mientras tanto, EE UU cuenta con 1.800 cabezas nucleares desplegadas y, en total, reúne 5.550, según los datos del SIPRI. Los otro países que cuentan con armamento nuclear son China (350), Francia (290), Reino Unido (225), Pakistán (165), India (156) e Israel (90),
Sarmat, la amenaza rusa a Occidente
El 1 de marzo de 2018 Putin presentó el misil balístico Sarmat con “alcance prácticamente ilimitado” y que, según dijo, convertía en “inútil” el escudo antimisiles de Estados Unidos. Así, en abril de este año, Rusia comenzó las pruebas de este proyectil, con un alcance de 18.000 kilómetros y una masa al despegue de más de 200 toneladas, con una carga útil de alrededor de 10 toneladas. Su cuerpo, de 35,5 metros de largo y tres metros de diámetros, permite alojar hasta 178 toneladas de combustible líquido.
La Casa Blanca aseguró que el presidente Putin continúa con su táctica de “fabricar amenazas” para “justificar mayores agresiones”. Y es que este misil, también conocido como “Satán II”, podría causar un alto porcentaje de muertes de personas y destrucción y devastación de la humanidad.
Según la televisión rusa, un misil RS-28 lanzado desde Kaliningrado, tardaría 106 segundos (1´46″) en alcanzar Berlín, 200 segundos (3´20″) en impactar en París y 202 (3´22″) en arrasar Londres tras su lanzamiento.
Desastre global
Al introducir sus estimaciones en un modelo climático, los expertos han calculado el impacto que sufriría la producción de cultivos de maíz, arroz, trigo y soja, así como los cambios que sufrirían las tierras de pastoreo y los bancos globales de pesca.
Bajo el escenario menos dañino, una guerra restringida entre India y Pakistán, la producción media de calorías alimentarias mundial decrecería un 7 % en los cinco años siguientes al conflicto.
En el peor de los casos, en cambio, esa producción caería un 90 % en un periodo de tres o cuatro años.
El declive en los cultivos sería especialmente severo en las latitudes medias y altas, incluido en Estados Unidos y Rusia, grandes exportadores de alimentos, lo que tendría un grave impacto en países importadores de África y Oriente Medio.
Más del 75 % del planeta sufriría hambruna en el peor escenario, según el trabajo liderado por Xia, que especula con la posibilidad de que la producción agrícola ahora destinada a animales podría servir para alimentar a la población humana en un primer momento.
Xia detalló que espera analizar en mayor profundidad los efectos de una guerra nuclear en la cadena alimentaria en futuros trabajos.
“La capa de ozono quedaría destruida por el calor en la estratosfera, produciendo más radiación ultravioleta en la superficie. Necesitamos comprender el impacto de ese escenario en la producción de alimentos”, detalló la investigadora.
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