Perfil

“La Meloni”: una mujer fuerte que ha sacudido la política italiana

Bajo el Gobierno de Berlusconi, se convirtió en 2008 en la ministra mas joven de la historia de Italia después de haber militado en las juventudes del Movimiento Social Italiano

Giorgia Meloni (Roma, 1977) obtuvo su primera victoria política gracias a sólo cuatro votos de diferencia. Era el año 2004. Azione Giovani, las juventudes de Alianza Nacional, celebraba su tercer congreso. Los candidatos a la presidencia de la organización eran dos jóvenes cachorros de la formación heredera del Movimiento Social Italiano (MSI), un partido fundado por un ex miembro del gobierno de Mussolini después de la Segunda Guerra Mundial. El primero, Carlo Fidanza, abandonó la formación por la puerta de atrás hace un año después de descubrirse sus chanchullos con personajes de la extrema derecha dispuestos a financiar el partido con dinero negro. La segunda, será, con toda probabilidad, la próxima primera ministra del Gobierno italiano.

Cuenta Giorgia Meloni en su autobiografía ‘Yo soy Giorgia’, publicada el año pasado, que el asesinato del juez antimafia Paolo Borsellino en 1992 fue el empujón definitivo que le animó a atravesar las puertas de la sede del MSI en la Garbatella, el barrio obrero y “rojo” en la periferia romana en el que se crió. Meloni había nacido en el norte de la capital, pero una “gamberrada” junto a su hermana mayor cuando eran aún unas crías –incendiaron la casa donde vivían– obligó a su madre a mudarse a las afueras de Roma. Para entonces, el padre, que según sostiene era un convencido votante del Partido Comunista, había abandonado a la familia hacía tiempo para trasladarse a las islas Canarias. “Cuando supe que había fallecido, no sentí odio ni tristeza. Nada. Es como si hubiera muerto un personaje de la televisión”, confesó.

En sus memorias, Meloni recuerda el acoso escolar que sufrió por ser una niña con sobrepeso y reivindica con orgullo sus orígenes humildes a los que, asegura, debe su actual carácter político. Su activismo arranca en la década de 1990, en plena crisis de los partidos tradicionales italianos, acorralados por los escándalos de corrupción. Son los mismos años en los que declaró a la televisión francesa que “Mussolini era el mejor político italiano de los últimos 50 años”.

Su ascenso en las filas de Alianza Nacional fue fulgurante. En 2006 se convirtió en la vicepresidenta más joven de la Cámara de los Diputados y, dos años más tarde, ocupó un escaño en el Parlamento gracias a Silvio Berlusconi, que la nombró ministra de la Juventud en un gobierno de coalición que acabó cayendo en 2011, arrastrado por la crisis financiera y los escándalos que hundieron al primer ministro. Un año más tarde, fundó Hermanos de Italia, cuyo nombre se inspira en las tres primeras palabras del himno nacional y que mantiene en su logotipo la llama tricolor en homenaje al MSI.

La primera vez que se presentó a las elecciones, en 2013, su partido obtuvo un 1,9% de los votos, pero cinco años más tarde ya logró doblar las papeletas. En 2018 era el socio menor en la coalición conservadora liderada por un Berlusconi en horas bajas.Las urnas certificaron el ‘sorpasso’ de la Liga a Forza Italia. Sin embargo, mientras Matteo Salvini formó parte de dos de los tres Ejecutivos con distintas mayorías que se han sucedido en la última legislatura, Hermanos de Italia puede presumir de ser el único de los grandes partidos que se mantuvo siempre en la oposición, también, al gobierno presidido por Mario Draghi. Una apuesta arriesgada y coherente, según los analistas italianos, con la que ha logrado marcar la diferencia frente a su aliado y rival en el bloque conservador.

Coherencia es la palabra que más repiten quienes conocen de cerca a la política romana. Y lo cierto es que desde que lideraba las revueltas neofascistas por las calles de Roma ha permanecido coherente a muchas de sus batallas históricas. Como presidente de las juventudes del partido mandó imprimir un cartel con la foto de un niño en el que se podía leer: “Luca habría querido ser astronauta, pero no llegó a nacer. Alguien decidió por él”. También se manifestó contra el uso de la píldora abortiva y las uniones civiles. Dos décadas más tarde, Meloni ha impulsado una política ultra conservadora que dificulta el acceso al aborto en las regiones donde gobierna su partido.

En los últimos meses, la líder de Hermanos de Italia se ha esforzado en reivindicar su compromiso con la Alianza Atlántica, la Unión Europea y la OTAN, así como su firme rechazo a la invasión rusa de Ucrania y a Putin, en un intento de conversión moderada que no convence a todos en Italia. Sin embargo, no ha renunciado a mantener su apoyo a sus aliados europeos, llegando a votar en contra de la reciente condena contra la deriva autoritaria del primer ministro húngaro. Víktor Orban fue precisamente uno de los primeros en felicitar a Meloni por su triunfo en las urnas. “Una victoria más que merecida”. En la UE, sin embargo, hoy tienen menos que celebrar.