Libertad de expresión

Las bromas de una sátira televisiva sueca encolerizan a Erdogan

Turquía convoca al embajador de Suecia en protesta por un programa en el que se llamó tonto al presidente turco y se le mostraba en ropa interior

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, caricaturizado en ropa interior en televisión
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, caricaturizado en ropa interior en televisiónLa Razón

Turquía es el principal escollo para el ingreso de Suecia en la OTAN y la libertad de expresión vuelve a enfrentar a Ankara y Estocolmo. El líder turco, Recep Tayyip Erdogan, no parece esta para bromas aunque vengan de un programa satírico de la televisión pública del país nórdico, la SVT.

“El Ministerio de Relaciones Exteriores de Turquía convocó hoy al embajador sueco en Ankara, Staffan Herrstrom, debido a una emisión en la televisión sueca (SVT) que contenía declaraciones e imágenes insultantes contra Turquía y el presidente Recep Tayyip Erdogan”, informaba la agencia de noticias turca Anadolu. En la reprimenda, se reprocha a Herrstrom que las “expresiones e imágenes impertinentes y feas” sobre Erdogan y Turquía eran inaceptables.

El pasado viernes, Kristoffer Ahonen Appelquist, presentador del programa de sátira “Svenska Nyheter”, llamó al cómico sueco-kurdo Kadir Meral, quien durante varios minutos ridiculizó a Erdogan en kurdo, terminando con lo que parecía un insulto homofóbico. Al mismo tiempo, Appelquist, llamó a Erdogan “dåre”, que en sueco significa “un tonto”.

El título del episodio, “Vetoturken“ (“el turco veto”), ya es ofensivo, ya que utiliza el formato “X-turken” que se usa a menudo para vídeos de memes suecos racistas (como Pizzaturken, Bussturken, etc.).

En el episodio, el presentador primero ridiculiza a Erdogan por el tema de su campaña, luego cubre a una mujer que fue encarcelada por llamar a Erdogan “gruñón” en Twitter, y habla de los 38.000 presos políticos en Turquía y su falta de libertad de prensa.

A continuación, se menciona el acuerdo alcanzado en la cumbre de la OTAN en Madrid, y por qué permitir las exportaciones de armas suecas a Turquía podría significar que se utilizan para hacer la guerra contra los kurdos en el norte de Siria, y cómo Erdogan exige que Suecia envíe de regreso a los periodistas kurdos a quienes él ve como “terroristas”.

 

“Es simplemente ridículo”, aseguraba Appelquist. “A él ni siquiera le gustan [los kurdos], ¡y a nosotros sí! Y usamos a los kurdos para cosas, como cultura y política y Sommarprat [las transmisiones de verano de celebridades en la radio sueca] y esas cosas”.

Luego se incorpora al programa el cómico Meral, para quien burbujas de gas de los gasoducto Nordstream son Erdogan tirándose pedos, lo llama “gruñón”, lo ridiculiza por quedarse calvo y luego ataca su relación con el presidente ruso, Vladimir Putin.

Finalmente, el cómicose dirige al líder turco: “Erdogan, crees que eres un sultán, pero en realidad eres como una cama de sultán de Ikea, que está a cuatro patas en el dormitorio”. En ese momento, aparece una foto de Erdogan inclinado en ropa interior. “Pero sabes qué, en Suecia, creemos que ese tipo de cosas está totalmente bien”, concluye Meral.

A una semana de que una delegación sueca visite Ankara para abordar la implementación del acuerdo de Madrid, muchos se preguntan si Erdogan utilizará como excusa las burlas televisivas para cerrar las puertas de la Alianza Atlántica a Estocolmo. Entretanto, el Gobierno socialdemócrata en funciones sale en defensa de la libertad de expresión por mucho que le irrite al “sultán turco”.

Para la ministra de Exteriores, Ann Linde, “en primer lugar, tenemos libertad de prensa y libertad de expresión en Suecia y, en segundo lugar, tenemos un acuerdo trilateral que tratamos de cumplir por todos los medios y tenemos toda la intención de seguir haciéndolo”.

Preguntada por los periodistas sobre las consecuencia en el proceso de adhesión, la primera ministra, Magdalena Andersson, subrayó que “creo que lo importante para Turquía es que estemos a la altura del acuerdo que hemos hecho y aquí ha habido medidas en Suecia y en Finlandia”.

Dicho texto arrancado por Ankara a Estocolmo y Helsinki prevé la reanudación de la venta de armas y la extradición de “supuestos terroristas” refugiados en ambos países.