Guerra

La temida gran primera nevada llega a Ucrania

El 40% de los ucranianos afrontan sin electricidad el invierno. Rusia se ceba con el sur y bombardea una central de gas y una fábrica de misiles

Otra ola de ataques con misiles rusos contra la infraestructura ucraniana coincidió ayer con la primera nevada en Ucrania. A medida que las temperaturas descienden por debajo de cero por primera vez, el 40% de los consumidores del país se queda sin electricidad, mientras que Rusia parece reconocer por primera vez que apunta a la infraestructura ucraniana para obligar a Kyiv a negociar su rendición.

La ola más reciente fue mucho más pequeña que la anterior, con 18 misiles y cinco drones «kamikazes» en contraste con los casi 100 misiles y drones lanzados el martes. Esta vez, sus principales objetivos parecían incluir las instalaciones de extracción de gas en el este del país, así como una planta espacial y de aviación en Dnipro. No se han revelado detalles del alcance de los daños, mientras el primer ministro ucraniano, Denys Shmygal, aseguró que los servicios de emergencia estaban trabajando en el lugar de los ataques. 17 personas resultaron heridas en Dnipro y Odesa, mientras que dos perdieron la vida en Zaporiyia.

Los bombardeos contra las instalaciones de gas se producen mientras Rusia busca sumergir al país invadido en el frío y la oscuridad cortando toda su infraestructura civil crítica durante la estación más fría. Se espera que las temperaturas bajen a -8 en Leópolis esta semana, mientras oscilan alrededor de 0 grados en Kyiv y todavía alcanzan los 12 grados en Jersón. Hasta ahora, el país parece haber tenido suficiente gas, incluido el de extracción propia, que al menos brindaba algunas opciones para la calefacción de los hogares y cocinar incluso en ausencia de electricidad. Los analistas afirman que la infraestructura de gas puede ser más difícil de destruir que el sistema de transmisión de electricidad, pero aún puede sufrir daños por los repetidos ataques.

A la defensa aérea ucraniana le fue peor ayer a pesar de la menor cantidad de misiles. Su portavoz, Yuriy Ignat, explicó que Moscú eligió deliberadamente las trayectorias que podrían superar los sistemas locales, que aún sufren por la falta de armas modernas. Ignat dijo que Ucrania necesitaría más sistemas que puedan derribar el 100% de los misiles rusos, como el único Iris-T y los dos sistemas NASAMS que ya tiene.

Como resultado de los ataques, la situación del suministro eléctrico sigue siendo crítica en toda Ucrania. El jefe de la empresa local DTEK, Dmitri Sajaruk, advierte de que la ausencia de electricidad puede convertirse en una nueva normalidad, ya que pueden necesitarse semanas o meses para reparar la infraestructura dañada, incluso en ausencia de ataques.

El portavoz de Vladimir Putin, Dimitri Peskov, aseguró ayer que la situación actual era el resultado de la falta de voluntad de Ucrania para negociar o aceptar las demandas rusas. Aun así, según él, Rusia solo apuntó a la infraestructura militar o directamente relacionados con el Ejército.

Hace apenas dos días, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, presentó en su discurso ante los líderes del G-20 las propuestas de Ucrania para lograr la paz con Moscú, que incluyen diez puntos. «Rusia dice que supuestamente quiere acabar con esta guerra, que lo demuestre con hechos», aseguró entonces el jefe del Estado ucraniano. El Kremlin respondió lanzando cien misiles y drones contra la infraestructura energética civil de Ucrania.

También hubo informes de explosiones en un aeródromo en Dzhankoy, en la Crimea ocupada por Rusia el jueves por la noche. Las autoridades rusas dijeron que no hubo daños, pero los vecinos afirmaron que una subcentral eléctrica pudo haber sido atacada, ya que las luces se apagaron en parte del área circundante.

Mientras tanto, las celebraciones de la liberación de Jersón se ven ensombrecidas por nuevas, aunque pronosticadas, espantosas pruebas del trato de los habitantes locales por parte de los rusos. En la zona se habían encontrado 63 cuerpos de personas con huellas de tortura. La Policía y las Fuerzas de Seguridad ucranianas han descubierto once centros de detención, incluidas cuatro cámaras de tortura en la ciudad.

Las imágenes de uno de ellos muestran las oraciones y súplicas a Dios, talladas directamente en la pared, con marcas que ayudan a contar el paso del tiempo en uno de los sótanos, utilizado por los rusos para mantener y torturar a las personas de las que sospechaban que simpatizaban con Ucrania. «Los rusos podían ir a una casa a buscar, acusar a una persona y llevarla a una estación de Policía, donde comenzarían la tortura, física o psicológica», relató Mary Okopyan, viceministra del Interior, en una conferencia de prensa en Jersón el miércoles.

Algunos de los centros de detención todavía están siendo limpiados de minas y trampas explosivas, pero, como informó el diario «The New York Times», los vecinos aseguran que el olor de los cuerpos en descomposición se ha sentido durante días en algunos lugares. Según la Fiscalía local, ya se han recogido los testimonios sobre 800 casos de detención ilegal.

La tortura física más común durante la ocupación incluía palizas con palos de goma o plástico y electrochoques, mientras que a algunos presos se les ponían máscaras de gas en la cabeza con acceso cerrado al aire, en una técnica conocida en las prisiones rusas como «pequeño elefante».

Las cámaras de tortura se encontraron vacías cuando el Ejército ucraniano llegó a la ciudad de Jersón. Algunos de los supervivientes fueron liberados, mientras que los rusos en retirada se llevaron a otros.