Ampliación

La UE corteja a los países de los Balcanes para mantenerlos alejados de China y Rusia

La Cumbre de Tirana mantiene vivo el lento proceso de adhesión

Foto de familia de los Veintisiete y de los seis países de los Balcanes Occidentales tras la Cumbre de Tirana del martes
Foto de familia de los Veintisiete y de los seis países de los Balcanes Occidentales tras la Cumbre de Tirana del martesDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete se reunieron ayer en Tirana (Albania) en una cumbre de carácter fuertemente simbólico, con el objetivo de acercar a los países de los Balcanes Occidentales al club comunitario y alejarlos de manera definitiva de la peligrosa influencia de potencias como Rusia y China. Es la primera vez que se celebra una cumbre de este tipo con un país de los Balcanes como anfitrión y la cita también pretendía quitar el mal sabor de boca que dejó el último encuentro de estas características celebrado en la capital comunitaria.

Esta pasada reunión estuvo caracterizada por el malestar e incluso la ira de los países de los Balcanes debido a los retrasos en el proceso de ampliación y a lo que ellos consideran un agravio comparativo respecto a Ucrania y Moldavia, países a los que se ha otorgado el estatus de candidato para formar parte de la UE en un tiempo récord. Aunque tras la cumbre de ayer, nada asegura que el proceso de ampliación vaya a ser mucho más rápido, el tono ha sido claramente diferente. A pesar de que la espera se prevé larga, los Veintisiete parecen decididos a utilizar todo su capacidad de seducción para cortejar a estos seis países y que estén lo más cerca del bloque comunitario. Entre las muestras de este acercamiento, se encuentran los acuerdos para que esos países dejen de depender de la energía rusa (1.000 millones de euros y la posibilidad de participar en las compras conjuntas de gas e hidrógeno verde del club comunitario); la inclusión de los universitarios en el programa de intercambio Erasmus y el recorte en el recargo de las tarifas de teléfono móvil de llamadas e internet internacionals (roaming) a partir de 2023.

A su llegada a la cita la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, puso las cartas sobre la mesa. Aseguró que la guerra en Ucrania supone cuestionarse sobre “si se imponen las autocracias y del derecho del más fuerte o si se impone la democracia y el Estado de Derecho”. Una disyuntiva que se traslada también a los Balcanes Occidentales. “Rusia trata de influir y China trata de influir. Pero la UE es el principal inversor, el principal socio. Por eso, deben decidir con quién quieren estar: con la democracia, con la UE o quieren tomar otro camino”, advirtió la política alemana.

Aunque esta cumbre no estuviera centrada en la ampliación, era difícil que este tema no ocupara casi todas las conversaciones. Tras la continuas quejas por el trato dado a Ucrania, lo cierto es que en el mes de julio se abrieron las negociaciones de acceso a la Unión Europea para Albania y Macedonia tras años de espera y en la cumbre del próximo día 15 de diciembre los jefes de Estado y de Gobierno deben decidir si se otorga el estatus de país candidato a Bosnia y Herzegovina tras el informe positivo de la Comisión Europea el pasado mes de octubre. De momento, la UE ha iniciado las conversaciones con cuatro de los seis países (Serbia, Montenegro, Albania y Macedonia del Norte ) y Kosovo pretende presentar su candidatura antes de que termine este año.

Tras la cumbre, el primer ministro albanés, Edi Rama, ha subrayado “la nueva mentalidad” de la UE en estos meses. “Necesitamos hacer los deberes, pero es histórico que se estén creando espacios y mecanismos de apoyo que nos acercan sin esperar a ser miembros de la UE”, aseguró el primer ministro. Lo cierto es que el proceso de ampliación es ahora más duro que nunca, ya que cualquier paso atrás en las reformas comprometidas puede sufrir un duro castigo y dejar al país candidato en la casilla de salida.

A pesar de las buenas palabras, hay tensiones en el ambiente. Serbia es uno de los principales focos de preocupación. Belgrado siempre se sintió traicionado por la declaración unilateral de independencia de Kosovo en 2008 (región con población albanesa) auspiciada por EE UU y que ha sido reconocida por la gran mayoría de los países europeos. A pesar de su estatus de país candidato, Serbia no se ha unido a las sanciones que el bloque europeo ha impuesto contra Rusia por su invasión de Ucrania e incluso ha llevado a cabo acuerdos de liberalización de visados con terceros países que han incrementado peligrosamente las llegadas de migrantes a los países europeos a través de esta ruta de los Balcanes, lo que ha llevado a una llamada de atención por parte de la Comisión Europea.

El proceso de normalización en las relaciones entre Serbia y Kosovo está también jalonado de constantes crisis, lo que aboca a retrasar también la pertenencia de los dos países al bloque comunitario. Como muestra, el presidente del país, Aleksandar Vucic, estuvo a punto de no asistir a la cumbre en protesta por la decisión del gobierno kosovar de nombrar como ministro de comunidades a un político serbokosovar que no pertenece a un partido político controlado por Belgrado.

En todo caso, resulta evidente que la guerra en Ucrania ha hecho que la Unión Europea se haya replanteado la relación que quiere con sus vecinos, aunque estos no formen parte del club comunitario ni quieran hacerlo. El pasado mes de octubre comenzó un nuevo foro: la Comunidad Política Europea. Un nuevo formato para fomentar la cooperación y que incluye tanto a los países de los Balcanes como a Reino Unido, Suiza, Turquía o Islandia y del que aún se desconoce si acabará teniendo alguna utilidad.