Corrupción
La dolce vita de Eva y Francesco, los protagonistas del “Qatargate”
Las propiedades inmobiliarias de la pareja y su alto nivel de vida no se corresponden con los dos de una eurodiputado y un asiste parlamentario
A priori quizás hay poco sitios menos glamurosos para el imaginario colectivo que los despachos de las instituciones europeas. Pero si la Eurocámara tiene algo que se asemeje a un star system propio, Eva Kaili y Francesco Giorgi eran sus máximas representantes. En pleno despegue profesional, guapos y ahora hemos sabido que muy ricos y no por su arduo trabajo como servidores públicos. El digital “Político” les llama Brangelina.
Los dos compartían un apartamento en la calle Wiertz, muy cerca del Parlamento Europeo y dónde se encontraron 150.000 euros en metálico. Un lugar a tiro de piedra del trabajo de los dos y que seguro les permitía una mejor conciliación laboral ya que tienen una hija , Ariadni, de un año y medio. La prensa griega incluso asegura que este dinero se encontró en la cuna de la pequeña, aunque esto no haya sido confirmado. A pesar de que este apartamento en el tercer piso tan sólo tiene 53 metros cuadrados, parece que la pareja estaba pensando adquirir el de la cuarta planta.
Ahora todos los ojos se dirigen al alto nivel de vida de la pareja y a ciertas amistadas peligrosas. Aunque Kaili, de 44 años entró a formar parte de la Eurocámara en 2014, su pareja llevaba muchos más tiempo, desde 2009. Giorgi se convirtió en el protegido de Pier Antonio Panzeri, el cerebro de esta trama.
La atractiva eurodiputada no sólo se había dedicado a la política desde muy joven (se afilió al Pasok con tan sólo 14 años) sino que también había trabajado en la cadena de televisión Mega como presentadora de informativos, lo que había hecho que acaparase los focos de la prensa del corazón. Sus compañeros de cadena aseguran que durante el tiempo que permaneció trabajando en este medio apenas se relacionaba con ellos y que su vida social estaba centrada en el mundo de la política y la clase pudiente. A Kaili le gustaba codearse con ricos y había sido vista en compañía de multimillonarios como Richard Branson, quién la invitó a Necker Island en 2017 y el magnate ruso -griego vinculado a los medios de comunicación, Ivan Savvidis.
Unos aires de grandeza que parecía compartir con su pareja, de 35 años, al que en los pasillos comunitarios –quizás también fruto de algo de envidia- se tacha de arrogante y al que también parecía gustarle la dolce vita. En sus redes sociales publicaba numerosas imágenes navegando o con coches de alta gama y en vacaciones paradisiacas con su pareja en la exclusiva isla de Mikonos o en San Francisco. Todo indica que Kaili y Giorgi comenzaron su relación no hace tanto tiempo, en 2020, y que pronto tuvieron claro que querían formar una familia juntos.
Tras la detención de Kaili, todos los bienes en el país le han sido congelados, lo que también incluye los de su padre y su hermana. Su progenitor fue sorprendido con una maleta de 600.000 euros en el hotel Sofitel de Bruselas, dónde suelen alojarse los jefes de Estado y de Gobierno cuándo acuden a las cumbres en la capital comunitaria. Aunque fue puesto en libertad el pasado domingo, parece que sigue siendo investigado. Según la prensa del país, estos bienes inmuebles incluyen más de 400.000 euros en depósitos de la propia Kaili, seis propiedades inmobiliarias, tres coches e inversiones por dos millones y medio de euros.
Es evidente que el enriquecimiento de Kaili ha sido repentino, ya que en 2019 tenía tan solo 210.00 euros, según su declaración de bienes, y ese mismo año la cantidad ascendía a 405.000. El salario neto de los eurodiputados asciende a 7.300 euros al mes, a lo que se suma la dieta por cada día que pasan en Bruselas o Estrasburgo (338 euros diarios para alojamiento y comida). Los viajes en avión son abonados aparte.
En 2019 Kaili compró un apartamento en Psychiko, un exclusivo barrio de Atenas por 269.000 euros. Una cifra que ahora es mirada con sospecha ya que las viviendas similares en la misma zona están tasadas en unos 700.000 a 900.000 euros. Poco después de un viaje a Qatar en noviembre, la pareja decidió abrir una sociedad dedicada a los bienes inmuebles. Ahora se sospecha que era una tapadera para el blanqueo de capitales. Pase lo que pase en las próximas semanas, todo indica que la dolce vita para Eva y Francesco ha tocado a su fin y que su hija Ariadni puede acabar siendo la gran víctima de la codicia de sus progenitores.
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