60º aniversario
Macron y Scholz evitan comprometerse al envío de carros de combate a Ucrania
Los líderes de Francia y Alemania ayudarán a Kyiv “lo que sea necesario” contra la invasión rusa, pero condicionan la entrega de los “Leopard 2″ a un acuerdo conjunto de los aliados
Sesenta años han transcurrido desde que Charles de Gaulle y Konrad Adenauer firmaran un acuerdo de reconciliación entre Alemania y Francia que puso fin a 90 años de guerra, odio y sangre. Atrás quedaron el conflicto franco-prusiano de 1870, así como la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Hoy, en París, el canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente francés, Emmanuel Macron, volvieron a estrecharse las manos para ratificar el pacto.
La relación es mucho más áspera que la que existía entre la dupla Macron-Merkel, donde el intercambio de mensajes de texto a altas horas de la noche y la complicidad política eran síntomas de una comunión más amigable. Entre Macron y Scholz se trata más bien de mantener el buen funcionamiento de los dos motores que mueven a Europa.
De hecho, ya ha habido varios traspiés en el pasado, como la cancelación del primer Consejo de Ministros en octubre, debido a los desacuerdos sobre una serie de temas clave, desde la energía hasta la defensa. Ni Macron ni Scholz ocultaban su molestia por las iniciativas que cada uno tomaba sin consultar al otro.
Este domingo, finalmente las aguas bajaron y el Consejo de Ministros tuvo lugar. Y el momento es crucial. Ahora que la guerra está de regreso en el continente, ambos países están –por primera vez en mucho tiempo– en el mismo bando: a favor de Ucrania. «Francia y Alemania seguirán apoyando a Ucrania el tiempo que sea necesario para defender nuestro proyecto de paz europeo. ¡El imperialismo de Putin no podrá vencer!», afirmaba Scholz durante su primer discurso de la jornada en la Sorbona.
Por supuesto, hay matices. Desacuerdos entre Francia y Alemania sobre el apoyo militar a Kyiv y desavenencias igualmente con los países de Europa del este. En este momento, el desacuerdo mayor tiene nombre de animal: Leopard. Es el modelo de tanque más moderno que fabrica Alemania y que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, pide a gritos, convencido de que será una herramienta decisiva para ganar la guerra contra Rusia.
Y tiene importantes razones para pedirlo. El Leopard 2 tiene un cañón de 120 mm y una ametralladora de 7,62 mm. Su característica más atractiva es la maniobrabilidad, muy superior a otros tanques, que le permite alcanzar velocidades de hasta 70 kilómetros por hora. Todo esto, con un alto rendimiento de combustible, contrariamente a los tanques M1 Abrams estadounidenses, que consumen 12 litros de gasolina por kilómetro. Sin contar la enorme logística que se necesita para transportarlos desde el otro lado del Atlántico. El Leopard 2 posee una protección integral contra minas, explosivos y fuego antitanque. Una joya de la guerra.
¿Por qué Alemania no se decide entonces, a entregar el Leopard al ejército ucraniano? Por temor a la reacción de Rusia. Moscú ya ha advertido que esa entrega significaría una escalada en el conflicto bélico. Vladimir Putin podría interpretar esta ayuda como una agresión directa contra Rusia y dar la orden de actuar en consecuencia. De hecho, Viacheslav Volodin, presidente de la Duma, advirtió ayer que los suministros de armamento de ataque a Ucrania provocarían una «catástrofe global», amenazando con «medidas de represalia que implicarían el uso de armas más potentes», si las armas occidentales llegaran a usarse para atacar el territorio ruso.
Ante esta advertencia, Berlín trata de obtener garantías de la OTAN sobre un pleno respaldo militar internacional si Rusia pasara a la acción directamente contra Alemania. En París, Scholz prefirió recordar la lista de material enviado a Ucrania, sin decir abiertamente que no entregará los codiciados tanques Leopard: «Durante décadas, no enviamos armamento a los países en conflicto. Modificamos esa política para apoyar a Ucrania y comenzamos a enviar obuses, lanzamisiles, sistema de defensa antiaérea, material sumamente eficaz. Ahora decidimos enviar tanques Marter, tanques ligeros. Ucrania debe saber que no bajaremos los brazos y que seguiremos ayudándole».
Pero el problema no es solamente de voluntad política y prudencia militar, también es un problema de producción. El principal fabricante de armamento de Alemania, la empresa Rheinmetall, en voz de su director ejecutivo, Armin Papperger, declaró a mediados de enero que solo posee 22 modelos Leopard 2 y 88 Leopard 1 en «stock», advirtiendo que preparar los tanques para la batalla es un proceso tardaría un año.
Otros países, como Finlandia y Polonia, tienen en su poder tanques alemanes Leopard 2 y ya han manifestado su disposición a enviarlos a Ucrania. Sin embargo, para ello necesitan –por cláusulas de contrato de exportación– el permiso alemán. Polonia tiene en sus reservas unos 240 tanques Leopard 2 y no esconde su intención de enviarlos directamente a Kyiv. El viceministro polaco de Exteriores, Pawel Jablonski, declaró el viernes que, si Alemania se resiste al envío de tanques Leopard a Ucrania, El Gobierno polaco tomará medidas «no estándar».
Scholz terminó la reunión en un tono cordial enfocado en lo práctico: «La locomotora franco-alemana es una máquina que puede hacer ruido, pero que no trabaja con halagos, sino transformando controversias en acción convergente».
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