Ampliación
La adhesión en solitario de Finlandia a la OTAN expondría a Suecia a una invasión rusa
Estocolmo llama a Erdogan a mantener la calma para seguir negociando su entrada en la Alianza Atlántica tras la quema del Corán por un ultraderechista
La adhesión a la OTAN tras más de dos siglos de no alineameinto militar se ha convertido en una empinada pendiente para Suecia, que corre el riesgo de convetirse en el único de los cinco países nórdicos en quedarse fuera de la Alianza Atlántica y, por tanto, de su paraguas de protección (artículo 5) si finalamente Finlandia llega a la meta en solitario.
La manifestación convocada por el político ultraderechista sueco-danés Rasmus Paludan, que prendió fuego el pasado sábado a un ejemplar del Corán frente a la Embajada turca en Estocolmo, fue la gota que colmó la paciencia de Recep Tayyip Erdogan, que desde primavera amenaza con vetar la adhesión a la OTAN de Suecia por ser, según sus palabras, un “santuario para terroristas”.
Con unas elecciones presidenciales convocadas para el 14 de mayo, el Gobiern sueco da por hecho que no se producirá ningún avance hasta entonces. Solo después de la cita con las urnas se abriría una estrecha ventana de oportunidad hasta las cumbre que la OTAN tiene previsto celebrar en Vilnius el 11 y 12 de julio.
Durante una conferencia junto a sus ministros de Defensa y Exteriores, el jefe de Gobierno sueco, Ulf Krsitersson, no ocultó su preocupación ante el momento que atraviesa un proceso de adhesión que inició, tras muchas dudas internas, el anterior Gobierno socialdemócrata. “Ninguna cuestión de seguridad nacional es más importante que el hecho de que nosotros y Finlandia nos convertimos rápidamente en miembros de la OTAN”, subrayó Kristersson, que encabeza desde octubre un tripartito junto a cristiano demócratas y liberales apoyado parlamentariamente por la ultraderecha.
El líder conservador insistió en el momento crítico que atraviesa Europa tras invasión rusa de Ucrania: “Quiero instar a todos en Suecia a que se den cuenta de la seriedad. Es serio de verdad. Es lo peor que hemos vivido desde la Segunda Guerra Mundial”.
A continuación, Kristersson pidió calma tras tres días de tensión en los que se han multiplicado las protestas contra Suecia e los países musulmanes por la quema de un Corán. Unos hechos que el primer ministro no tardó en condenar el msimo sábado. “Quiero expresar mi simpatía por todos los musulmanes que están ofendidos por lo que sucedió hoy en Estocolmo”, escribió en su perfil de Twitter.
Entendiendo el malestar por el ataque al libro sagrado musulmán, el jefe de Gobierno sueco hizo un llamameinto a Ankara para continuar el diálogo: “Quiero volver de nuevo a un diálogo funcional. Turquía toma sus decisiones, hay que respetarlo. Quiero llamar a la calma en este proceso”. “Creo que esta atmósfera increíblemente acalorada, en Suecia e internacionalmente, es mala para la seguridad sueca”, advirtió.
Sin embargo, las señales que llegan desde Ankara no son muy conciliadoras. Erdogan ha deciddido, según informaba este martes la televisión pública turca TRT, suspender la reunión tripartita entre Suecia, Finlandia y Turquía prevista para febrero en Bruselas. Un día antes el líder turco ya cerró la puerta al país escandinavo a la Alianza Atlántica: “Si Suecia no muestra respeto por Turquía y los musulmanes, no habrá apoyo de nuestra parte en el tema de la OTAN”.
Previamente, el Gobierno turco ya había cancelado la visita de este jueves del ministro sueco de Defensa, Pål Jonson, para discutir sobre los avances en el cumplimiento del acuerdo tripartito. Durante la Cumbre de Madrid de la OTAN del pasado junio, los dos países nórdicos y Turquía firmaron un memorándum en el que Estocolmo y Helsinki se comprometían a reanudar la venta de armas a Ankara, extraditar a presuntos terroristas kurdos y el fin del apoyo a las milicias kurdas.
La conferencia de prensa del Gobierno seuco se producía después de que el ministro de Exteriores de Finlandia, Pekka Haavisto, sugiriera que “Helsinki debería repensar” su estrategia para unirse a la OTAN a la vez que Suecia, aunque quiso aclarar que la entrada simultánea de los dos países sigue siendo la “opción número uno”.
Haavisto también acusó a los manifestantes de “jugar con la seguridad de Finlandia y Suecia”, con acciones que “claramente pretenden provocar a Turquía”. “Estamos en un camino muy peligroso porque las protestas claramente están retrasando la voluntad y la capacidad de Turquía para llevar este asunto al parlamento”, dijo el jefe de la diplomacia finlandesa.
En Finlandia, con 1.340 kilómetros de frontera con Rusia, el debate nacional sobre la mebresía en la OTAN avanzó más rápido que en Suecia, ambos vecinos nórdicos presentaron conjuntamente su solicitud oficial de adhesión a la organización el pasado mayo. Desde entonces, Estocolmo y Helsinki han ido de la mano pese a los intentos turcos por dividurlos al insitir que los mayores problemas los tienen con Suecia, donde reside una mayor comunidad turca.
Sin embargo, las autoridades finlandesas parecen contemplar ahora otros escenarios alternativos ante el temor de que la creciente tensión entre Estocolmo y Ankara acabe arrastrándoles indirectamente a ellos. “La frustración ha crecido en varios rincones de Helsinki”, y “por primera vez se dijo en voz alta que hay otras posibilidades”, explica a France Presse Matti Pesu, investigador del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales. “Ha habido un cambio” en la posición finlandesa, añade. “Estos planes B se están diciendo en voz alta”.
En caso de de que Helsinki se descuelgue y culmine en solitario su integración transatlántica, se crearía un escenario nada deseado ni para Estocolmo ni para la propia OTAN. En el caso sueco, la estratégica isla báltica de Gotland quedaría a merced en una eventual invasión rusa sin que el Ejército sueco contara aún con el paraguas de seguridad de la Alianza Atlántica. Con todo, tanto EE UU como Reino Unido se han comprometido a salir en auxilio de Suecia en caso de un ataque ruso.
Desde el punto de vista de la Alianza, la exclusión de Suecia desluciría una ampliación al norte que pretendía convetir al Báltico en un mar interio de la OTAN, aislando a aún más a Rusia. La estrategia posición sueca era ideal para suministrar rápida ayuda militar y logística a las repúblicas bálticas (Estonia, Letonia y Lituania).
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