Graves disturbios

Carlos III suspende la visita de Estado a Francia por la violencia desatada con la reforma de las pensiones

El presidente francés Emmanuel Macron ha solicitado a Downing Street la cancelación del viaje del rey de Inglaterra que tenía que dar un impulso a las relaciones bilaterales deterioradas durante la etapa de Boris Johnson

El Rey Carlos III de Gran Bretaña visita la Sala de Operaciones Especiales (SOR) del Servicio de Policía Metropolitana para agradecer a los trabajadores del Servicio de Emergencia por su trabajo y apoyo, antes del funeral de la difunta Reina Isabel II, en la sede de Lambeth en Londres, el sábado 17 de septiembre de 2022. (Carl de Souza/Pool vía AP)
El Rey Carlos III de Gran Bretaña visita la Sala de Operaciones Especiales (SOR) del Servicio de Policía Metropolitana para agradecer a los trabajadores del Servicio de Emergencia por su trabajo y apoyo, antes del funeral de la difunta Reina Isabel II, en la sede de Lambeth en Londres, el sábado 17 de septiembre de 2022. (Carl de Souza/Pool vía AP)Carl de SouzaAgencia AP

El primer viaje al exterior que realiza un monarca tras acceder al trono está cargado de simbolismo. Carlos III había elegido Francia, primero, y Alemania,después, una clara declaración de intenciones para recalcar que, tras años turbulentos marcados por el Brexit, Londres quiere iniciar una nueva era con la UE. Pero no ha podido ser. No su primera parada en Francia. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha solicitado este viernes a Downing Street que cancele la visita de Estado del rey de Inglaterra por el estallido de violencia que sufre el país a raíz del decreto de la reforma de las pensiones. El Palacio del Elíseo ha explicado que la decisión se ha tomado por la jornada de movilizaciones prevista para el próximo martes y después de los episodios de violencia desatados durante la huelga general de este jueves, los peores desde que comenzaron las movilizaciones en enero.

A Emmanuel Macron le habría gustado recibir este domingo a sus invitados, Carlos III y la reina consorte, Camilla, en un contexto completamente diferente. Pero las grandes protestas ante la polémica reforma de las pensiones que el mandatario francés ha aprobado por decreto para elevar la edad de jubilación de 62 a 64 años han obligado suspender la visita. Desde el Elíseo consideran que los manifestantes están dispuestos a aprovechar la ocasión para presionar aún más al político, al que acusan de haber impuesto un enfoque monárquico de la presidencia de la república.

El lunes estaba prevista una cena de gala en el Palacio de Versalles que estaba considerada por los activistas como un insulto a los trabajadores en huelga. Desde luego que el simbolismo, como aseguraba de manera anónima a la prensa francesa un parlamentario de la coalición centrista de Macron, “es difícil de manejar”. Cuando todavía era un palacio real, Versalles fue invadido por una multitud durante la Revolución de 1789 cuando el rey Luis XVI y María Antonieta, su esposa, se vieron obligados a trasladarse al centro de París. Fueron guillotinados cuatro años después tras un intento fallido de huir de la capital.

Durante el viaje, estaba previsto que Carlos III inaugurase una exposición de obras de Edouard Manet y Edgar Dégas, los impresionistas franceses del siglo XIX, en el Museo de Orsay en París y se dirija a los miembros de ambas cámaras del Parlamento francés. El monarca y su esposa también deberían tomar el martes un tren a Burdeos, donde se incluía una visita a Château Smith Haut Lafitte, un prestigioso viñedo orgánico, para resaltar su compromiso con el medio ambiente.

El Palacio de Buckingham ya había avanzado en los últimos días que los planes estaban “bajo revisión”. No obstante, los problemas coyunturales en Francia no merman el mensaje principal: la llegada de Rishi Sunak a Downing Street ha cambiado todo. Y tanto Reino Unido como Francia buscarán otras fechas para retomar la simbólica visita de Estado. El Elíseo ha asegurado que podría retomarse este verano.

Pese a un euroescepticismo marcado ya desde los años escolares, Rishi Sunak es ante todo pragmático y moderado. La UE ha encontrado un interlocutor en el que finalmente siente que puede confiar. De ahí que se haya podido sellar ahora el "Marco de Windsor", la pieza definitiva para dar por concluido, ahora sí, el histórico divorcio. Aunque el impacto más directo del nuevo acuerdo está centrado en Irlanda del Norte, tiene un significado más amplio para las relaciones entre el Reino Unido y el bloque.

Durante el mandato del excéntrico Boris Johnson, no se lograron avances. Es más, ante la polémica creada por los nuevos controles aduaneros que hay que ejecutar ahora en la provincia británica, la `ambición rubia´ llegó a amenazar con violar unilateralmente lo pactado con Bruselas. El `Marco de Windsor´ no habría sido posible. Y ni mucho menos, el viaje de Estado de Carlos III a París.

La animadversión personal que existía entre Johnson y Macron iba más allá de las tensiones del Brexit lo que llevó a una de las peores crisis en las relaciones bilaterales de ambos países desde los acuerdos de la 'entente cordiale' de 1904.

Todo era motivo de conflicto, desde la guerra de las vacunas hasta la batalla diplomática en Jersey -con dos patrulleras militares incluidas- con resquicios del "Nuevo Waterloo". Macron veía a Johnson como “un payaso”, un socio engañoso y poco confiable. Y digamos que a Boris le divertía en cierto grado provocarle.“Donnez-moi un break” (dame un respiro) recalcó tras la disputa creada con la firma de pacto de defensa AUKUS entre Reino Unido, Estados Unidos y Australia, lo que llevó a París a perder un importante contrato de 90.000 millones de euros con Canberra para la venta de al menos una docena de submarinos.

Con Sunak los ánimos se han calmado. Cuando el nuevo primer ministro británico y el presidente francés se conocieron en persona por primera vez en la cumbre de la COP27 de Egipto el pasado noviembre la coreografía no pudo ser más perfecta: abrazo efusivo y amplias sonrisas. La buena armonía ha permitido que ambos cerraran este mes un pacto migratorio para afrontar la crisis del Canal de la Mancha en la primera cumbre bilateral que se celebraba en cinco años.