Eurocámara
Irlanda aspira a ser la excepción en las elecciones europeas
El «tigre celta», que acudió ayer a votar, puede ser el único Estado que no elija diputados de extrema derecha
La República de Irlanda, que celebró ayer las elecciones europeas, será la excepción, según las encuestas, en la ola de extrema derecha que azotará al resto de Estados miembros. Ahora bien, eso no significa que el Tigre Celta sea completamente inmune a la marea. Por primera vez en este país, uno de los más prósperos de la UE y modelo, hasta ahora, de integración de minorías, decenas de aspirantes independientes y pequeñas formaciones abiertamente xenófobas comparecen para la Eurocámara.
Los llamados «independientes y otros» han ido ganando terreno, hasta situarse por delante en los sondeos, pero se trata de un grupo bastante heterogéneo y fragmentado, y tal y como funciona el complejo sistema electoral irlandés, de representación proporcional por medio del voto único transferible, el apoyo combinado parece que no se traducirá en escaños.
La inmigración y la importante crisis de la vivienda han dado impulso a los radicales que sí pueden dar mucho de qué hablar en las elecciones locales que también se celebraron ayer. La escasez de viviendas, un problema que afecta a la ciudadanía en general, ha llevado a las autoridades en los últimos años a dispersar a los refugiados por diferentes puntos del país y acogernos en edificios públicos o, en ocasiones privados, como hoteles y albergues, lo que ha elevado la tensión con las poblaciones locales y ha propiciado la aparición de la ultraderecha.
Esta deriva populista ha dañado especialmente la posición del Sinn Fein entre sus bases, compuestas en su mayoría por votantes de clase trabajadora y adheridas, hasta ahora, a sus políticas progresistas en materia de inmigración. Los republicanos de izquierdas, en su día brazo político del ya extinto IRA, hicieron historia en las generales del 2020 obligando, por primera vez, al Fine Gael y Fianna Fáil a pactar para formar Gobierno de coalición con Los Verdes.
Sin embargo, en apenas seis meses, el Sinn Fein, que logró convertirse en el voto protesta, ha pasado de tener un apoyo de más del 30% a rondar ahora el 17% en las europeas y el 21% en las locales, frente al bloque de independientes, al que las encuestas dan una intención de voto del 23% y el 26 %, respectivamente, y en el que los moderados son aún mayoría.
El Fine Gael recibe en torno al 21% de votos en los comicios locales y el 18% en las europeas, mientras que los ecologistas se sitúan en el 3% y el 7 %, respectivamente. El centrista Fianna Fail, ganador de las locales en 2019 y generales en 2020, cae al 17 % en los comicios europeos y al 15 % en los locales.
En las elecciones europeas están en juego en Irlanda 14 escaños, uno más que en 2019, cuando se repartieron entre el Fine Gael (5), el Fianna Fáil (2), Verdes (2), Sinn Féin (1) e Independientes (3). Poco más de 3,5 millones de personas estaban llamadas ayer a las urnas en Irlanda, donde los primeros resultados de las dos citas podrían conocerse durante el fin de semana.
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