Reunión
Kim se alinea con la "guerra santa" de Putin
El cosmódromo ruso de Vostochni, en el extremo oriental del país, fue el escenario elegido para la reunión celebrada ayer entre Vladímir Putin y su homólogo norcoreano, Kim Jong-un
El cosmódromo ruso de Vostochni, en el extremo oriental del país, fue el escenario elegido para la reunión celebrada ayer entre Vladímir Putin y su homólogo norcoreano, Kim Jong-un. El esperado encuentro, que se ha producido casi cinco años después de su última entrevista en persona, llega en un momento delicado, con Rusia totalmente inmersa en su campaña ucraniana, mientras que el régimen de Corea del Norte se encuentra más aislado que nunca.
Ambos países, situados al margen de la agenda internacional, no han encontrado muchas dificultades para encontrar vías de entendimiento y de ayuda mutua, materializando en la minicumbre de ayer la necesidad de cooperación entre Moscú y Pyonyang. La reunión no ha sido larga, pero suficiente para firmar un supuesto contrato de ayuda, según la opinión de muchos expertos que coinciden en que Moscú necesitaría proyectiles de artillería y misiles antitanque norcoreanos. A cambio, Rusia podría facilitar a Corea del Norte tecnología avanzada para construir satélites y submarinos nucleares, así como ayuda alimentaria. Putin dijo que el lugar del encuentro se había elegido como muestra de simpatía hacia el líder norcoreano, que "tiene un gran interés por la ingeniería espacial; y que también intentan desarrollar (su programa) en el espacio."
El apoyo bilateral podría extenderse a las próximas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Tras el largo camino, que le ha llevado a Kim Jong-un a no salir de su tren blindado durante casi un día, la primera pregunta de Putin era obvia, interesándose por cómo había hecho su colega el viaje hasta el cosmódromo de Vostochni.
La réplica del líder norcoreano fue de agradecimiento por la invitación de Putin y haber encontrado algo de tiempo para pasar unas horas juntos “pese a estar ocupado”. Antes de pasar a la sala de reuniones y frente a los periodistas allí congregados, el último bastión comunista del nordeste asiático quiso expresar su total respaldo al presidente ruso, afirmando que "Rusia se ha levantado ahora en una lucha santa para la defensa de su soberanía y seguridad. Nosotros siempre hemos apoyado y apoyamos todas las decisiones del presidente Putin".
Tras el encuentro, el presidente ruso agasajó al mandatario norcoreano y a su delegación con una cena cuyo menú incluía ensalada de pato e higos, albóndigas de cangrejo, esturión y ternera con una selección de vinos rusos, según ha informado el servicio de prensa del Kremlin. El dictador asiático había viajado hasta su entrevista acompañado por sus ministros de Defensa y de Exteriores, el alto mando militar y sus colaboradores, así como por el director del Departamento Industrial de Munición, y el secretario norcoreano de Ciencia y Educación del Comité Central del Partido de los Trabajadores, responsable del programa espacial en el país. La reunión podría haberse preparado durante los últimos meses, muestra de ello ha sido la visita a Pyonyang en julio, del ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, que celebró encuentros entre las cúpulas de Defensa de ambos países y asistió a un desfile y a una exposición de material militar.
Con la firma del acuerdo de colaboración, Rusia se asegura munición y equipos militares para continuar con su campaña en Ucrania, a pesar de que el comercio de armas con Corea del Norte implica la violación explícita de unas resoluciones del Consejo de Seguridad que Moscú llegó a votar. Casi al mismo tiempo en que los mandatarios se reunían, Corea del Norte lanzaba dos misiles balísticos no identificados al mar de Japón, según recogían fuentes surcoreanas de Defensa que habían seguido la acción de su vecino del norte.
Al terminar la reunión entre los dos líderes, Kim Jong-un destacó el interés de su país por continuar esta alianza estratégica con Rusia, después de haber abordado con Putin numerosos temas de interés en el marco internacional y afirmó que está convencido de que Rusia, su ejército y su gente vencerán al “mal”. Tras esas intensas horas vividas en el cosmódromo de Vostohnii, el líder norcoreano volvió a subir a su tren blindado para emprender un camino de vuelta que durante las próximas 20 horas. A pesar de que no ha habido reacciones inmediatas a este encuentro, Washington ya ha advertido que Pyongyang pagará "un precio" si suministra armas a Rusia, habiendo calificado la reunión entre ambos como una medida desesperada del régimen de Putin. En ese sentido, el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, criticó el encuentro antes de producirse, recordando “a ambos países que cualquier transferencia de armas de Corea del Norte a Rusia supondría una violación de múltiples resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU”. Vladímir Putin declaró un día antes de su cumbre con Kim que la actividad del Ejército ruso en Ucrania y los combates no pueden detenerse mientras el Ejército ucraniano mantenga la contraofensiva en el sur y el este del país, asegurando que corresponde a las autoridades ucranianas parar y "decir públicamente" que quieren negociar.
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