
Crimen organizado
Meloni condena la amaneza mafiosa al cura Patriciello
La primera ministra italiana ha calificado de «vil y criminal» la entrega que se le hizo de una bala en plena misa

No era la primera vez que Maurizio Patriciello, un sacerdote italiano conocido en Italia por su valiente lucha contra la criminalidad organizada, recibía una amenaza de la Camorra, la mafia napolitana. Lo que nunca había ocurrido antes, es que esa intimidación se produjera mientras celebraba la Santa Misa.
Ocurrió el pasado domingo, 28 de septiembre, en Caivano, un municipio a las afueras de Nápoles, conocido por ser epicentro de numerosos clanes mafiosos que están en guerra por hacerse con el monopolio del tráfico de drogas. En mitad de la ceremonia, durante el momento de la comunión en la iglesia de San Pablo Apóstol, un hombre –viejo conocido de las autoridades italianas– se acercó al párroco y le entregó una bala envuelta en un pañuelo; un proyectil de calibre 9x21.
«Fue un gesto fuerte y para mí también doloroso, porque la misa de las 10 es la misa de los niños, que para mí es un sacramento», declaró el sacerdote a medios italianos, a los que confesó que lo que más le dolió fue que «ocurriera durante esta misa, delante de los niños, mientras venían a comulgar». «No me lo esperaba en absoluto», lamentó consternado.
Una patrulla de los carabinieri, la policía militar italiana, que estaba apostada en la puerta de la iglesia, arrestó poco después a un hombre; un delincuente local, familiar de un «capo» de la Camorra, como el autor de las amenazas.
«Me han enviado», fue el breve mensaje que el hombre, Vittorio De Luca, de 75 años, ya conocido por las fuerzas del orden, le dijo al párroco. «Ahora hay que averiguar quién lo ha enviado y por qué», denunció el sacerdote.
Don Patriciello, como se le conoce en Italia, vive escoltado por denunciar desde el altar de su parroquia la criminalidad organizada en Caivano, escenario en 2023 de un caso que conmocionó al país, cuando dos niñas de 13 años fueron agredidas por una «manada» de seis adolescentes.
Ese suceso impulsó la aprobación de un decreto ley por el Gobierno de la primera ministra, Giorgia Meloni, que busca perseguir la delincuencia juvenil en las calles de Italia; jóvenes que a menudo acaban siendo reclutados por la mafia.
La amenaza en plena misa ocurrió justo después de que el día anterior, el sacerdote denunciara haber escuchado varios disparos al aire cerca de su parroquia. Unos disparos que, según el religioso, eran la respuesta de los delincuentes a un reciente mensaje publicado en sus redes sociales en el que él subrayaba los avances en la lucha contra el crimen organizado. «En Caivano y alrededores, la mafia organizada –bien arraigada desde hace años– ha recibido, en estos últimos meses, un golpe durísimo», había escrito el sacerdote en sus redes sociales. «El comercio de la maldita droga ha disminuido a la vista. Los jefes de los clanes, casi todos en prisión. El Gobierno actual se está comprometiendo como nunca antes. A pesar de un trabajo nunca visto antes, los delincuentes intentan llenar los vacíos dejados por los detenidos».
Antes de la misa, Maurizio Patriciello había publicado otro mensaje dirigido a los jóvenes de la localidad, en el que les animaba a dar la espalda a la criminalidad organizada: «Disfruten de su juventud. El camino que han tomado es un callejón sin salida. Siempre termina en la cárcel o en el cementerio», escribió.
La primera ministra italiana no tardó en condenar las amenazas mafiosas y expresar su solidaridad con el sacerdote, con quien coincidió el año pasado, cuando visitó la localidad junto a él. «Un gesto vil y criminal, cometido en el lugar y momento más sagrados, que no intimidará a quienes, como don Patriciello, representan coraje y dedicación a favor de la comunidad y la legalidad», denunció Meloni. «Al lado de don Patriciello y de todos aquellos que no se doblegan ante la criminalidad. El Estado está con ustedes y nunca daremos un paso atrás», añadió la jefa del Gobierno de Italia.
El sacerdote italiano fue uno de los impulsores del Comité de Liberación de la Camorra de Nápoles, una iniciativa que reúne a políticos, asociaciones vecinales y ciudadanos particulares para luchar contra la criminalidad organizada. En julio, las autoridades italianas decidieron asignarle una escolta policial después de recibir numerosas amenazas y de que un artefacto explosivo detonara en la puerta de su iglesia. «La idea de que, en mi defensa, algo malo les pueda pasar, me destruye», dijo entonces el párroco. «Con el rosario en la mano, yo, a la vez, me convertiré en acompañante de quienes me acompañan».
Ahora, el Ministerio del Interior reforzará las medidas de protección del religioso.
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