Elecciones

La Polonia del orden se mide a la liberal

El país vota hoy en las elecciones más importantes desde la caída del comunismo entre dos visiones opuestas

Polonia.- Polonia celebra el domingo unas legislativas clave para definir su relación futura con Ucrania y la UE
Polonia.- Polonia celebra el domingo unas legislativas clave para definir su relación futura con Ucrania y la UEEuropa Press

Este domingo se dan cita en las urnas dos visiones contrapuestas de una nación. Dos Polonias enfrentadas en dos bandos irreconciliables, ejemplificados en dos políticos que han marcado durante dos décadas el rumbo del país. Por un lado, Jaroslaw Kaczynski, el líder de facto del partido en el Gobierno Ley y Justicia (PiS por sus siglas en polaco) y, por el otro, Donald Tusk, que lidera la Plataforma Cívica y aspira a volver a ser primer ministro. El primero simboliza la Polonia tradicional, anclada en los valores católicos, y que en los últimos años ha sido acusada por Bruselas de una deriva autoritaria que busca arrebatar a los jueces su independencia y poner en peligro los cimientos del Estado liberal, basado en la separación de poderes y el respeto a la pluralidad política. El segundo es un político bien considerado en Bruselas, ya que incluso llegó a ser presidente del Consejo Europeo y promete terminar con cualquier amenaza al orden democrático del país.

No se trata tan solo de ideas políticas o visiones sino también de una fuerte animadversión personal. Kaczynski y Tusk se odian como solo lo hacen los hijos de un mismo padre y los que han militado en el mismo bando. Los dos son católicos y convencidos anticomunistas. Ambos entraron en política dentro del movimiento político Solidaridad, el sindicato obrero liderado por Lech Walesa y que convirtió al catolicismo en un palanca a favor de la democracia y la lucha contra el totalitarismo comunista y encontró en el entonces joven Papa Juan Pablo II un líder espiritual y político.

El propio Walesa los define como sus vástagos. «Los dos querían ser políticos pero tienen una visión completamente diferente de lo que esto significa. Tusk está convencido de que la democracia es un buen sistema, pero para Kaczynski la democracia es un posible obstáculo para cumplir con su voluntad».

Los dos fundaron sus respectivos partidos en 2001 y en estos veinte años sus dos caminos no han podido ser más dispares, a pesar de su tronco común. Ley y Justicia es un partido orgulloso de sus raíces católicas y ha puesto en marcha una severa ley contra el aborto a la vez que polémicas normativas sobre los derechos LGTBI. En el ámbito económico, sin embargo, destaca por su fuerte contenido social más propio de partidos considerados de izquierda y su defensa del mundo rural. Tusk, por el contrario, se proclama católico pero su partido sigue la estela de la mayoría de las fuerzas conservadoras europeas y mantiene una posición permisiva con la interrupción del embarazo. En el aspecto económico, está a favor de menores impuestos e intervención estatal en la economía.

En el 2005, los dos rivales estuvieron a punto de reconciliarse y formar un solo partido. Pero algo se torció y desde entonces nada ha vuelto a ser como antes. Las disputas políticas se tornaron personales, la lucha bajó al barro y nunca ha salido de él. Kaczynski recordó que el abuelo de Tusk había servido al ejército nazi, sin explicar que fue de manera obligada y que éste acabó desertando. Desde entonces los dos acusan al otro de ser la anti Polonia y los cauces de diálogo están completamente muertos.

Todo adquirió tintes especialmente trágicos cuando la cúpula política polaca pereció en el año 2010 en el accidente aéreo de Smolensk (Rusia), lo que incluyó al entonces presidente del país, Lech, hermano gemelo de Jaroslaw, quien siempre ha acusado a Moscú de estar detrás de un complot y a Tusk, entonces en el Gobierno, de no hacer lo suficiente para esclarecer lo ocurrido.

Cuanto Tusk fue elegido presidente del Consejo Europeo en 2014, el Ejecutivo de Ley y Justicia alegó que esto era una estrategia para mantener a Polonia cerca de los dictados alemanes más favorables a Vladimir Putin.

Bruselas contiene la respiración y está pendiente de las elecciones en Polonia

Los dos rivales se enfrentan este domingo en una elecciones muy reñidas en las que previsiblemente ninguna de las dos grandes fuerzas políticas conseguirá por sí sola formar Gobierno y todo puede depender de varios partidos que se disputan el 10% del electorado: la liberal conservadora Tercera vía, la izquierdista Lewica, y Confederación, de extrema derecha. Los tres aspiran a la tercera plaza y convertirse en la llave de Gobierno. También existe la posibilidad de que las dificultades para formar ejecutivo aboquen al país a la inestabilidad política.

Pase lo que pase, Polonia se enfrenta a sus elecciones más trascendentales desde 1989, cuando el país consiguió desembarazarse del yugo comunista. Entonces Varsovia no era motivo de preocupación en las cancillerías europeas sino de esperanza.

En Bruselas, la posibilidad de que Confederación, el partido de extrema, se transforme en el partido bisagra supone una pesadilla. Es un partido formado a partir de diferentes fuerzas que comparten un ideario común marcado por la defensa de los bajos impuestos, el conservadurismo en asuntos como el aborto o los derechos LGTBI y el rechazo a la inmigración, lo que incluye no solo a la musulmana sino también a los refugiados ucranianos que se han alojado en el país tras el comienzo de la invasión rusa.