Invasión

Por qué la economía de Rusia logra resistir a la guerra y crece más rápido que los países del G7

Moscú ha logrado eludir las sanciones de Occidente en estos dos años de conflicto en Ucrania, pese a tener el mayor gasto militar -en tanques, drones o misiles- desde la época de la URSS

Chuvash Republic (Russian Federation), 21/02/2024.- Russian President Vladimir Putin visits the Centre for Cultural Development in the town of Tsivilsk, Chuvash Republic, Russia, 22 February 2024. (Rusia) EFE/EPA/ALEXANDER KAZAKOV/KREMLIN / POOL MANDATORY CREDIT
La economía rusa creció más rápido que la de los países del G7 en 2023, y lo volverá a hacer en 2024, según el Fondo Monetario InternacionalALEXANDER KAZAKOV/KREMLIN / POOLAgencia EFE

Era un 24 de febrero de 2022 cuando todo estalló en Ucrania.Los servicios de inteligencia de EEUU o Europa alertaron previamente de que una ofensiva rusa podría tener lugar, y en la madrugada de aquel día, misiles procedentes de Rusia impactaban contra varias ciudades, entre ellas la capital, Kyiv. Dos años en los que los ataques no han cesado, los bombardeos se han convertido en el pan diario y el número de muertos, heridos o damnificados por la invasión se ha ido incrementando de manera vertiginosa. La historia apenas ha cambiado tras veinticuatro meses y el ambiente bélico continúa. Estados Unidos, Reino Unido y Europa han apoyado con envío militar y económico al país ucraniano, que sufre las consecuencias de una agresión que no ve fin. Asimismo, Occidente ha impuesto numerosas sanciones a rusos, Kremlin, y por supuesto, Vladimir Putin en este tiempo, pero Moscú ha logrado sobreponerse dejando cualquier acción en contra sin efecto. E incluso, su economía de guerra crece más que la de los países del G7.

Después del comienzo de la invasión rusa, los países occidentales trataron de contener financieramente a Rusia. Confiscación de activos o congelamiento de cuentas, así como el veto al petróleo o gas ruso o expulsión de oligarcas de grandes organismos o territorios han sido algunas de las medidas que tomaron. Y a corto plazo funcionó. Se trataba de una batalla financiera con el Kremlin, de una guerra económica encubierta -puesto que Occidente siempre trató de no utilizar ese término-.

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El rublo ruso se desplomó a las pocas semanas de comenzar la invasión, y gigantes como Gazprom y Sberbank llegaron a caer hasta en un 97% en la bolsa de Londres. El caos reinaba en las ciudades rusas, y mientras que en Moscú o San Peterburgo se manifestaban para pedir el fin del conflicto, sus ciudadanos acudían desesperadamente a los cajeros automáticos para "salvar" su dinero. La inflación alcanzaba niveles no vistos en décadas y los sueldos comenzaban a caer. Venía una gran recesión para Rusia y se mostraba a la "operación militar especial" de Putin -así la ha llamado desde el principio- como un tiro en el pie.

Pero el contexto actual no tiene nada que ver con todo aquello. Según cifras del Fondo Monetario Internacional, la economía rusa creció más rápido que todo el G7 el año pasado y volverá a hacerlo en 2024. Así, el FMI destacó la fortaleza económica de Moscú, pues mejoró su previsión de crecimiento del 1,1% al 2,6%. Algo que constataba las palabras de Putin en una entrevista a medios rusos, en la que relataba que "Rusia es la economía de más rápido crecimiento en Europa".

Mientras tanto, el ascenso económico de los BRICS ha adelantado al G7 en PIB antes de lo previsto -se pensaba que sería para 2050 y ha tenido lugar este 2024-, lo que hace pensar a los economistas sobre un cambio del Orden Económico Mundial. Destacando el rápido desarrollo de India y China, este repunte ha promovido un modelo económico alternativo que ha buscado reducir la dependencia global del dólar estadounidense.

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Parte de esto se debe a que la economía de Rusia ha pasado a centrarse principalmente en la "guerra movilizada", pues Moscú está gastando cifras no vistas desde finales de la época de la URSS. El gasto militar y de seguridad representa un 40% del presupuesto total, reduciendo áreas de apoyo a la población para financiar tanques, sistemas de misiles o defensas para combatir a Ucrania. Es más, según la Inteligencia británica, Moscú es capaz de reponerse a las bajas y producir "hasta tres tanques diarios" gracias a ese aumento del PIB ruso derivado de la producción de armamento militar.

Por otro lado, los ingresos de los hidrocarburos han dado un vuelco en estos meses, y la producción de petróleo se mantiene en 9,5 millones de barriles por día, una cantidad que está ligeramente por debajo de los niveles de antes de la guerra.

En sí, Moscú ha eludido cualquier sanción o congelación de activos por parte de Occidente y ha llevado su terreno, literalmente, al otro extremo del mundo, apoyándose más en Pekín. A pesar de las restricciones occidentales sobre el petróleo y el gas ruso, ahora los petroleros se dirigen a China e India y los pagos se realizan en yuanes chinos en lugar de dólares estadounidenses, según explica BBC.

Lo cierto es que Moscú no ha notado cambios bruscos desde el comienzo de la guerra mientras Occidente ha buscado cualquier intento para combatir a Rusia más allá del campo de batalla. Aunque es posible que a largo plazo no pueda resistir, lo cierto es que la economía de guerra le ha dado al Kremlin tiempo adicional para alargar el conflicto y desgastar tanto a Ucrania como a los aliados.

Zelenski, presidente ucraniano, pidió que todos los fondos congelados se utilizaran para reconstruir Ucrania, unas declaraciones apoyadas por el primer ministro de Reino Unido, Jeremy Hunt, viendo la actual situación. Europa, asimismo, tiene mucho que perder si continúa centrándose en destruir económicamente a Rusia, y las consecuencias pueden ir más allá de bajas militares o un país destruido en todos los sentidos.