
Defensa
Por qué Suiza no es de la OTAN pero nadie la puede invadir: una historia que le hace único
La política de neutralidad ha acompañado a este país de Europa durante más de dos siglos y le ha mantenido exento de participar en guerras mundiales o conflictos ajenos

Los artículos 4 y 5 del Tratado de la OTAN reflejan que ningún país adherido a la Alianza Atlántica puede ser atacado y que, en caso contrario, todos los demás contraatacarían en su defensa. Estados como España, Alemania o Estados Unidos son algunos ejemplos, en la entidad que se mantiene ante la amenaza de Rusia de su expansión hacia Occidente (sobre todo tras la invasión rusa a Ucrania). Sin embargo, en Europa hay un país que no pertenece a la OTAN, y sin embargo, puede ser el más difícil de invadir, además de que nadie en la historia reciente ha logrado hacerle frente.
Hablamos de Suiza, un país que ha mantenido su estatus de neutralidad durante siglos y que gracias a ello, ni siquiera estuvo involucrada en la Primera o Segunda Guerra Mundial. Y su característica de país neutro es legendaria, uno de los rasgos más conocidos del territorio y clave en su política exterior, pues este estado no toma partido en conflictos bélicos, priorizando la diplomacia y estabilidad, y siempre pide no ser atacado ni atacar a ningún otra nación.
La historia de la neutralidad suiza viene influenciada principalmente por el siglo XVI. Mucho antes, en 1291, había el estado suizo tuvo su origen gracias a los pactos de varios pueblos para combatir a los Habsburgo, soberanos de Austria. Así, la confederación helvética se fue extendiendo con el paso de los años al absorber territorios cercanos y este conjunto de cantones se ha mantenido fiel a su esencia hasta día de hoy.
Tras la derrota helvética en la Batalla de Marignano (1515) contra Francia, con quien hace frontera, los suizos abandonaron sus deseos expansionistas y comenzaron a evitar conflictos. Así, en 1521, Suiza firmó un tratado con Francia en el que acepta no participar en guerras externas, dando lugar así a una neutralidad no antes vista en ningún territorio. Y es que esta época era conocida, sobre todo, por el expansionismo de los grandes países como Francia, Gran Bretaña o incluso España.
La histórica e internacional neutralidad suiza: por qué este país es conocido por ser neutral y no está en la OTAN ni en la Unión Europea
La independencia de la Confederación de los Cantones, territorio suizo en aquel entonces, se alcanzó en 1648. Y en la Edad Contemporánea, surgieron dos hechos que marcaron por siempre al país, así como certificaron la neutralidad que llevarían por bandera. Y ambas tienen que ver con invasiones francesas tras saltarse el anterior acuerdo del siglo XVI. Primero, Francia invadió Suiza en 1798 y creó la República Helvética, eliminado la independencia de los cantones temporalmente y obteniendo un estatus federal en 1803, al ser dividida y reorganizada por Napoleón.
A lo largo de esta época, el emperador francés permitió la restauración de una Suiza autónoma como un "Estado tapón" en Europa, y se constituyó en veintidós cantones hasta su liberación en 1815, tras la Conferencia de Viena. Desde entonces, no ha sido invadida y ha logrado mantenerse como "intocable", aunque en a mediados del siglo XIX surge una guerra civil y religiosa. Así, en 1848, emerge el Estado federal que hoy se conoce. Algunos de los cantones que hoy forman la Confederación Suiza han permanecido confederados desde hace más de siete siglos, por lo que se puede considerar a este país como una de las repúblicas más antiguas del mundo.
De este modo, la neutralidad reconocida internacionalmente de Suiza le ha mantenido protegida, gracias a tratados aceptados por las potencias mundiales, así como el país se ha desmarcado de cualquier conflicto exterior. Si bien los grandes conflictos mundiales del siglo XX tuvieron un impacto importante en la vida política, social y económica del país, Suiza decidió no participar y mantenerse neutral a pesar de estar rodeada de las principales fuerzas involucradas en el conflicto. En especial en la Segunda Guerra Mundial, cuando acogió a decenas de miles de refugiados y fue un lugar de diplomacia, así como espionaje o comercio, sin decantarse por ningún bando, con una postura imparcial.
Un ejemplo reciente es la actual guerra en Europa tras la invasión rusa a Ucrania. Desde 2014, cuando Moscú se anexionó Crimea y continúan los conflictos en regiones ucranianas, ha mantenido su política de neutralidad. Incluso se ha ofrecido para albergar reuniones en búsqueda de un alto al fuego y paz tras la guerra desatada en 2022. No obstante, en aquel año tomó la decisión histórica de imponer sanciones a Rusia
Por otro lado, numerosas encuestas a las personas suizas reflejan el deseo de adherirse a la OTAN, o al menos a tener vínculos más cercanos, aunque a día de hoy, Suiza ni es de la Alianza Atlántica ni de la Unión Europea. Y esto se debe, valga a la redundancia, a que su política de neutralidad le impide participar conjuntamente con el resto del países, ya que se vería obligado a situaciones como el "rearme de Europa" que propone la UE o el aumento de gasto en Defensa.
Así, Suiza actúa como mediadora en conflictos y no toma partido. Aloja organizaciones internacionales como la ONU en Ginebra, una de sus ciudades más importantes, lo que hace que muchos países tengan interés en su estabilidad. Y pese a desmarcarse de cualquier conflicto exterior, cuenta con una estrategia de disuasión militar y un ejército preparado para defender el país y búnkeres a lo largo del territorio, mientras su geografía montañosa, al estar rodeada de los Alpes, aúpa la dificultad de que sea invadida. De hecho, ni siquiera Hitler quiso entrar a Suiza durante la II Guerra Mundial, al considerarlo un país irrelevante y al no atraverse a cruzar las tan vastas montañas.
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