Níger

Expira el plazo dado por la CEDEAO y Níger se prepara para una intervención militar

La junta militar de Níger ha ordenado el cierre de su espacio aéreo y asegura que "una potencia extranjera" casi ha completado los preparativos para una invasión

Vence el ultimátum de la CEDEAO que exigía a los golpistas de Níger abandonar el poder, y los golpistas de Níger siguen en el poder. La tensión acumulada a lo largo de la última semana llega a su culmen este lunes, momento en que podría iniciarse una intervención militar liderada por Nigeria y que contaría hasta el momento con la colaboración de Senegal, Benín y Costa de Marfil. Aquellos que apoyan a los golpistas levantan la cabeza y aguardan el embiste, confiados de que las fuerzas conjuntas de Níger con Burkina Faso y Mali (países ambos gobernados por militares y que ya anunciaron que combatirían contra la intervención de la CEDEAO) podrán poner freno a la coalición de naciones africanas.

Como ocurre en los momentos anteriores a tantas guerras, el ambiente que se respira en Niamey cabalga entre lo festivo y la preocupación; donde unos hacen gala de su patriotismo en las calles y los cafés, convencidos de una victoria y de las heroicidades que vendrán, otros aguardan en sus casas, temerosos del horror que podría venir. Un ambiente similar al que se respira en la vecina Nigeria, donde la preocupación por una guerra que no contribuiría necesariamente a mejorar la situación del país (inmerso en una crisis económica y doblegado por las luchas comunales entre pastores peul y agricultores) se baraja con los espíritus más ansiosos. Mohammed, un habitante de Abuya de veinticinco años, recuerda que “el ejército nigeriano es muy fuerte, mucho, y sabemos luchar bien”. Él no luchará, pero confía en las capacidades de los suyos.

Cierre del espacio aéreo nigerino

Tanto la junta militar que gobierna Níger desde el golpe de Estado del 26 de julio como la CEDEAO se encuentran enfrentados en una situación crítica. Los primeros han visto en cuestión de días cómo Estados Unidos, Canadá, Francia y la Unión Europea cortaban el flujo de ayudas al desarrollo que resultan indispensables para la economía de una nación empobrecida. Tras cortar los acuerdos de colaboración militar con Francia a lo largo del fin de semana, ahora deben enfrentarse en solitario al yihadismo que afecta a las regiones sureste y suroeste del país.

En la noche del domingo, el nuevo líder nigerino se dirigió a la nación afirmando que "un país extranjero" se encuentra ultimando los preparativos de una invasión, a la vez que señalaba a "dos naciones de África Central" como colaboradoras necesarias de dicha acción. A partir de la medianoche se proclamó el cierre del espacio aéreo nigerino hasta nueva fecha, una medida tomada con el fin de preparar a Níger para una posible intervención liderada por Nigeria, cuyas tropas se encontrarían hoy de camino a la frontera, pese a que la inevitabilidad de un ataque seguirá siendo relativa hasta que se efectúe el primer disparo. El discurso de los golpistas ha tornado así en las últimas horas en uno alarmista, condicionado por el inminente ataque, acusando sin nombrar a las naciones vecinas de confabular contra los deseos de los nigerinos.

La CEDEAO se encuentra asimismo con un cúmulo de dificultades a la hora de poner en marcha esta intervención militar que avisaron que ocurriría si los golpistas no devolvían el poder antes del pasado domingo. De los quince países que conforman la CEDEAO, únicamente tres han accedido a colaborar con Nigeria. Uno de ellos, Senegal, se encuentra más cerca de Cádiz que de Abuya (capital de Nigeria), por lo que el transporte de tropas para participar en la ofensiva supondría un elevado coste que no encaja necesariamente con la situación política que vive Dakar. Y por el otro lado, Benín está considerado por el ranking de Global Firepower como el país número 144 de los 145 puntuados en cuanto a su capacidad militar. Su efectividad en una guerra contra naciones cuyos ejércitos llevan años combatiendo al yihadismo sería, cuanto menos, escasa.

En los últimos días se ha rumoreado además la firma de un contrato apresurado entre los golpistas de Níger y el Grupo Wagner, aunque esto todavía no se ha confirmado y debería revisarse como información válida, dado que estaría por ver que Rusia ande dispuesta a enemistarse con la CEDEAO, bajo el riesgo de perder potenciales socios comerciales en África. Algo similar ocurre con una posible implicación francesa del lado de la CEDEAO. Aunque la ministra de Exteriores gala, Catherine Colonna, confirmó el pasado sábado que su país respaldaría una posible intervención militar, agregando que una posible guerra debe “tomarse muy en serio”, tampoco queda claro cómo ayudarían. Argelia ya ha anunciado que no permitirá a las aeronaves francesas sobrevolar su espacio aéreo para atacar el territorio nigerino, mientras los arsenales europeos se encuentran bajo mínimos debido a la ayuda prestada a Ucrania y armar un ejército africano sería complicado.

Reticencias en Nigeria a una intervención

Bola Tinubu, el presidente de Nigeria, también se encuentra en una situación delicada después de que el Senado nigeriano rechazara con una amplia mayoría la cuestión de una intervención militar, en una votación tras la cual se pidió a Tinubu estirar al máximo la vía diplomática. Aunque la Constitución nigeriana permite que el presidente inicie una acción militar en contra de los deseos del Senado, siempre que la amenaza contra la que se actúe suponga un peligro para la seguridad nacional, se ignora hasta qué punto puede permitirse el presidente perder los pocos apoyos con los que comenzó su legislatura a principios del mes de mayo. Tinubu, cuya determinación parece sincera, se reunió el domingo con líderes del norte de Nigeria para procurar atraerlos hacia sí y conseguir los apoyos necesarios que den luz verde a la intervención.

Por encima de las preocupaciones sobrevuela la sombra del yihadismo. No está claro cómo podrían Nigeria, Burkina Faso, Níger y Mali, todas ellas naciones afectadas por el terrorismo, continuar combatiendo a una amenaza que ya hace más de diez años que se instaló en la región. Una guerra entre países daría alas a los yihadistas para expandir sus territorios, en cuyo caso no cabe duda de que serían los únicos ganadores claros del envite.