
Defensa
Fracasa la superarma nuclear de EEUU: la solución de emergencia del Pentágono es una peligrosa improvisación
El monumental sobrecoste y retraso del nuevo misil Sentinel obliga al Pentágono a mantener sus viejos cohetes nucleares Minuteman III hasta 2050, una prórroga de alto riesgo que desata duras críticas en Washington

La modernización del arsenal nuclear en Estados Unidos se ha convertido en un auténtico revuelo político y técnico, con el Pentágono en el centro de las críticas. La Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno (GAO), el principal órgano fiscalizador del Congreso norteamericano, ha emitido un informe demoledor sobre la gestión de la Fuerza Aérea. En paralelo, figuras como la senadora Elizabeth Warren han elevado el tono, lanzando duras acusaciones de mala gestión y de ocultar al legislativo los verdaderos costes de sus programas estratégicos. Toda esta controversia adquiere una mayor urgencia en un contexto geopolítico tenso, en el que algunos altos mandos militares ya han lanzado su predicción de guerra para 2025.
De hecho, el origen de esta tormenta se encuentra en el ambicioso programa LGM-35A Sentinel, concebido para sustituir a los misiles balísticos intercontinentales. El proyecto acumula años de retraso y un sobrecoste completamente desbocado que ya supera el 80 % del presupuesto inicial, amenazando con desbaratar toda la planificación de la defensa del país. Este revés contrasta con la urgencia de otros proyectos, ya que el Ejército de Estados Unidos quiere un nuevo misil de ataque rápido y letal para el próximo año.
Asimismo, el fiasco tiene su raíz en un error de cálculo fundamental. Los responsables del programa asumieron que podrían reutilizar las infraestructuras y silos de los misiles actualmente en servicio. Sin embargo, un análisis más profundo ha destapado una realidad mucho más compleja y costosa: la necesidad de construir nuevas infraestructuras desde cero, lo que ha disparado los plazos y ha convertido la iniciativa en un verdadero quebradero de cabeza logístico y financiero.
Minuteman III: una solución de emergencia con fisuras
En este contexto de incertidumbre, la Fuerza Aérea se ha visto obligada a plantear una solución de emergencia: alargar la vida útil de sus veteranos misiles Minuteman III (MMIII) hasta el año 2050. Aunque técnicamente es una opción factible, se enfrenta a obstáculos de envergadura, principalmente por una cadena de suministro precaria para las piezas de repuesto. La obsolescencia de muchos sistemas obliga a sustituir subsistemas completos, una tarea compleja que pone en duda la disponibilidad de componentes clave, tal y como han publicado en Breaking Defense.
Por si fuera poco, el informe de la GAO subraya una notable falta de previsión por parte de los mandos militares. A pesar de la creciente dependencia de los antiguos misiles para garantizar la disuasión nuclear, el organismo fiscalizador denuncia que todavía no se ha elaborado un plan de pruebas de vuelo para los MMIII más allá del año 2030, lo que evidencia una peligrosa improvisación. Esta falta de visión estratégica no solo afecta a la fuerza de misiles, sino a toda la tríada nuclear, en un momento en que se debate si Estados Unidos necesita más bombarderos para mantener su capacidad de respuesta global.
Finalmente, la acumulación de problemas ha forzado al Departamento de Defensa a mover ficha. El Pentágono ha aceptado formalmente las seis recomendaciones emitidas por la GAO en un intento de reconducir la delicada situación y devolver la certidumbre a uno de los pilares fundamentales de la estrategia de defensa norteamericana.
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