África

Sáhara Occidental

El Frente Polisario y Rusia estrechan relaciones en detrimento de España

Frente a la creciente amistad entre Occidente y Marruecos, el movimiento de liberación saharaui se ha visto empujado a intensificar sus relaciones con Moscú

El líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, en el campo de refugiados de Dakhla, en Argelia, el pasado 13 de enero
El líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, en el campo de refugiados de Dakhla.STRAgencia EFE

Cuando la cuenta oficial de Twitter del Frente Polisario le da un “me gusta” a una publicación de Liu Siavaya, la periodista prorrusa más conocida en España, se reconoce que no es casualidad. Menos aún cuando fuentes vinculadas al movimiento de liberación saharaui afirman que “viendo a un Occidente muy aliado de Marruecos, [el Frente Polisario] buscará apoyos en el bando opuesto, esa es una ecuación muy conocida en todas las revoluciones”. La apatía de Europa, con España a la cabeza, en lo que respecta a los deseos de libertad que exigen los saharauis, ha servido en bandeja de plata un nuevo territorio africano que comulga con los intereses del Kremlin, tal y como ha ocurrido previamente con Mali, República Centroafricana, Burkina Faso, Sudán, Guinea Conakry, Madagascar, República Democrática del Congo, etc.

Pese a que la posición rusa respecto al conflicto del Sáhara Occidental ha sido históricamente neutral, un repaso a sus relaciones con Argelia y la Libia de Gadafi muestran que la sombra rusa (antes soviética) siempre planeó cerca de los sueños de liberación saharauis. Desde los años de la Unión Soviética, cuando Moscú procuraba contrarrestar el apoyo estadounidense a Marruecos valiéndose de Argelia y los saharauis, hasta hoy, momento en que las relaciones han vuelto a acercarse.

Haciendo números. El 78% de las armas vendidas por Rusia al continente africano entre 2013 y 2017 terminaron en Argelia, su principal aliado en el Magreb, mientras Argelia ha proveído al FP con material militar casi desde el inicio de las hostilidades en los años 70. La última provisión de armas argelinas en 2021 fue anunciada en noviembre de dicho año por LA RAZÓN. Y en años anteriores a la caída del muro de Berlín, los saharauis tuvieron en su poder diferentes carros de combate T-55, misiles tierra-aire 9k32 Strela-2, fusiles de asalto AK-47 y lanzacohetes, todo ello de fabricación soviética. Que Moscú ha participado en el avituallamiento saharaui de forma directa o indirecta no es ningún secreto, pero siempre procuraron mantener una postura diplomática neutral en lo que respecta al referéndum de autodeterminación que prometió la ONU en 1992. Hasta hoy.

Con Estados Unidos nuevamente interesado en estrechar su relación con Marruecos y la guerra de Ucrania polarizando el mundo a una escala que no se veía desde los años calientes de la Guerra Fría, Rusia se ha propuesto adoptar una postura más clara en favor de los saharauis. Y los africanos lo aceptan con agrado. Décadas de abandono por la parte española no les ha dejado otra alternativa. Las relaciones históricas entre Rusia y Argelia sirven como nexo que facilita la unión con los saharauis, mientras los últimos meses han sido determinantes en las relaciones diplomáticas ruso-saharauis.

En diciembre de 2022, una delegación saharaui mantuvo conversaciones en Moscú con Mikhail Bogdano, Viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia y Representante Especial del presidente Putin para Medio Oriente. Bogdano confirmó en esta reunión la posición de su país a la hora de buscar un proceso de paz auspiciado por Naciones Unidas y que permita alcanzar al pueblo saharaui su derecho de libre determinación. El viceministro ruso ya había dejado clara su postura en una reunión previa, celebrada en octubre de 2021. Asimismo, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, insistió en su última visita en Mauritania acerca de “sacar del punto muerto” el diálogo sobre el Sáhara Occidental, lamentando que el Grupo de Amigos del Sáhara Occidental (conformado por España, Reino Unido, Francia y Estados Unidos) haya puesto su actividad “en pausa”.

El interés de Rusia por el Sáhara Occidental se debe a dos factores. El primero, debilitar a Marruecos, que fue el primer país africano en mandar ayuda militar a Ucrania y que además se ha posicionado como el mayor aliado de Estados Unidos en el Magreb; el segundo, recabar apoyos en el Magreb en favor a las políticas argelinas. En este aspecto, fue muy representativa la reunión sostenida en enero de 2023 entre Brahim Ghali y la delegación rusa que participó en el XVI Congreso del Frente Polisario. El vicepresidente del Partido Comunista de Rusia resaltó en ella su “solidaridad incondicional con la causa saharaui y su reconocimiento al derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación y la independencia” destacando a su vez que “han logrado sensibilizar a más de ochenta y nueve organizaciones rusas sobre la cuestión del Sahara Occidental” y que “su posición continuará inamovible hasta que el pueblo saharaui imponga su soberanía”.