Crisis en Sudán
Fuga de acusados por crímenes de lesa humanidad en un Sudán en caos
Decenas de cuadros del antiguo régimen islamista escapan de las cárceles de la capital
Un alto cargo del antiguo régimen islamista de Sudán, acusado de crímenes contra la humanidad, confirmó que se fugó de la cárcel junto a excolaboradores, generando temores de una agravación del conflicto que sumió en el caos a este país del noreste de África.
Una tregua de 72 horas auspiciada por Estados Unidos entró en vigor el martes, pero los combates continuaron este miércoles y el Ejército volvió a bombardear a las fuerzas paramilitares en Jartum, la capital.
Ahmed Harun, un excolaborador de Omar al Bashir, el dictador depuesto en 2019 tras masivas protestas, confirmó el martes que numerosos responsables del antiguo régimen habían huido de la cárcel de Kober.
Tanto Harun como Al Bashir tienen captura recomendada por la Corte Penal Internacional (CPI) por “crímenes contra la humanidad” y “genocidio” en la región occidental de Darfur, donde el conflicto que empezó en 2003 dejó 2,5 millones de desplazados, según la ONU.
Al Bashir, de 79 años, se encontraba también en la cárcel, situada en Jartum, pero el Ejército indicó el miércoles que había sido trasladado a un hospital militar antes de que empezaran los combates, el 15 de abril, “debido a sus condiciones de salud”, sin precisar la fecha del traslado.
Se trata de la tercera fuga de una cárcel desde el inicio de los enfrentamientos entre el ejército del general Abdel Fatah al Burhan, gobernante de facto de Sudán desde el golpe que puso fin a la transición democrática en 2021, y el general Mohamed Hamdan Daglo, líder de las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).
Los combates ya han dejado más de 512 muertos y cerca de 4.200 heridos, según el ministerio de Salud sudanés.
Éxodo masivo
“Nos quedamos en el centro de detención de Kober, bajo el fuego cruzado de esta batalla durante nueve días” y “ahora hemos asumido la responsabilidad de nuestra protección” en otro lugar, dijo Harun el martes en la televisión sudanesa.
La oficina del fiscal de la CPI indicó que seguía con atención los acontecimientos y recordó que no se había “confirmado de manera independiente” la fuga de los presos de Kober.
Las capitales extranjeras siguen evacuando a sus ciudadanos por tierra, mar y aire, aprovechando la menor intensidad de los combates desde la proclamación de la tregua.
Un barco con 1.687 civiles de más de 50 nacionalidades llegó a Arabia Saudita, informó el Ministerio de Relaciones Exteriores de Riad.
Además, unas 6.000 personas de distintas nacionalidades pudieron haber cruzado la frontera con Etiopía, indicó un responsable sudanés del puesto fronterizo de Gallabat, en el este del país.
Según la ONU, unas 270.000 personas pudieron haber huido de Sudán y haberse refugiado en Chad o Sudán del Sur.
Los sudaneses, por su lado, permanecen atrincherados en sus casas e intentan sobrevivir sin suministro de agua ni electricidad, con escasez de comida y cortes de internet y de teléfono.
“¿Por qué los militares no se preocuparon por el pueblo sudanés y su sufrimiento?”, se preguntó Alnur Mohamed Ahmed, otro trabajador. “La gente no puede salir de sus casas”, lamentó.
Ambos bandos afirman controlar lugares clave de la capital, pero estas reivindicaciones no pueden ser verificadas.
La Unión Africana advirtió de “un peligro de una escalada regional y de una internacionalización del conflicto”.
“Elevados” riesgos biológicos
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que está evaluando los riesgos sanitarios después que uno de bandos beligerantes, sin precisar cuál, tomara un laboratorio con muestras de agentes patógenos muy contagiosos.
Más del 60% de los centros sanitarios están actualmente cerrados en Sudán, según la OMS.
Otro informe de la ONU advirtió que la escasez de comida, agua, medicamentos y combustible se estaba volviendo “extremadamente aguda, especialmente en Jartum y sus alrededores”.
“En algunos lugares, la ayuda humanitaria es la única que mantiene a raya la hambruna”, subrayó el secretario general del organismo internacional, Antonio Guterres, el martes.
Sudán tiene un largo historial de golpes militares. La disputa entre Burhan y Daglo, que se aliaron en 2021 para derrocar a los civiles del poder, surgió de los planes de integrar las FAR al Ejército regular.
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