Análisis

G-20: La puesta de largo de India

El primer ministro Modi aspira a convertirse de una vez por todas en un actor global de primer orden

New Delhi (India), 09/09/2023.- Cleaners sweep past the signage of India'Äôs Prime Minister Narendra Modi outside the media centre during the G20 Leaders'Äô Summit in New Delhi, India, 09 September 2023. (Nueva Delhi) EFE/EPA/MICK TSIKAS AUSTRALIA AND NEW ZEALAND OUT
G20 SummitMICK TSIKASAgencia EFE

En el momento de la cumbre Nueva Delhi de 1983, India y China –que solo asistieron como observadores– tenían un PIB comparable, solo una pequeña fracción del de Estados Unidos. Cuarenta años después, India ha organizado una cumbre del G-20, que preside este año, en un contexto muy diferente. China, segunda economía mundial, compite con Estados Unidos. El Fondo Monetario Internacional prevé que en 2023 China habrá aportado el 35% del crecimiento mundial, India el 15% y las Américas (Norte y Sur) el 14%. Mientras la economía china marca el paso, la India está en pleno auge. Ya es el país más poblado del mundo, por delante de China. Y acaba de aterrizar en la Luna.

La cumbre del G-20 a la que asistieron el presidente Joe Biden, los principales dirigentes occidentales y los de los grandes países emergentes, debía ser una especie de apoteosis de este «momento indio». Un anuncio de última hora aguó la fiesta: Xi Jinping, el presidente chino, fue sustituido por su primer ministro. A ello se suma la ausencia de Vladimir Putin, enzarzado en su guerra de Ucrania y ahora poco apetecible para Occidente.

En este contexto, Biden pretende aprovechar la ausencia de sus homólogos chino y ruso para reforzar sus alianzas en el seno de un bloque fuertemente dividido. Sin embargo, es poco probable que los países presentes sean capaces de superar sus discrepancias en una serie de asuntos, como la guerra de Ucrania, la eliminación progresiva de los combustibles fósiles o la reestructuración de la deuda, para abordar problemas mundiales cruciales, sobre todo la energía y el cambio climático.

«Una Tierra, una familia, un futuro». Este es el optimista lema de la cumbre del G-20. Pero los líderes del grupo –que reúne a 19 países, más la Unión Europea, y representa el 85% de la economía mundial y dos tercios de la población mundial– están más divididos que nunca. Estos dos días brindarán la oportunidad de abordar las profundas diferencias en torno a la guerra de Ucrania, la eliminación progresiva de los combustibles fósiles y la reestructuración de la deuda. Todas ellas son cuestiones que probablemente impidan alcanzar un acuerdo.

Joe Biden tenía previsto debatir una serie de esfuerzos conjuntos para hacer frente a los problemas mundiales, entre ellos el cambio climático y la mitigación de las consecuencias económicas y sociales de la guerra de Rusia en Ucrania. El presidente de Estados Unidos también quería aprovechar la cumbre para reforzar sus alianzas dentro del G-20 y ofrecer apoyo a los países en desarrollo.

La ausencia del presidente chino ha socavado los esfuerzos de EE UU por garantizar que el G-20 siga siendo el principal foro de cooperación económica mundial. Sin la participación de China, se corría el riesgo de que los temas no vieran la luz o no llegaran a una conclusión lógica.

Otra sombra que planeó sobre la cumbre fue la guerra en Ucrania. Hasta que Rusia no ponga fin a esta guerra, nunca se podrá «seguir como siempre» en la escena internacional. Las crisis mundiales a las que se enfrenta el G-20 son más difíciles, más complicadas y más preocupantes de lo que lo han sido en mucho tiempo.

India, que acaba de reafirmar su estatus de potencia espacial con el aterrizaje de una nave espacial en la Luna en agosto, ve su presidencia del G-20 como un momento crucial que la convertirá de una vez por todas en un actor global de primer orden. El primer ministro Narendra Modi presenta al país como el autoproclamado líder del «Sur Global», que se ve a sí mismo como un puente entre los países desarrollados y en vías de desarrollo, y está presionando para que el bloque se amplíe al «G-21» dando la bienvenida a la Unión Africana.

Modi también intenta utilizar el G-20 para reformar las instituciones multilaterales, como la ONU, y dar más voz a los países en desarrollo. La emergencia de India como la economía de más rápido crecimiento del mundo y su enfoque integrador son buenas noticias para los países del Sur.

Otra sombra conflictiva que planea sobre la cumbre india, las maniobras militares de Nueva Delhi a lo largo de la disputada frontera del Himalaya con China. Las relaciones entre ambas potencias asiáticas son tensas desde un enfrentamiento a gran altitud en el que murieron 20 soldados indios y al menos cuatro chinos en junio de 2020. A finales de agosto, surgieron nuevas tensiones después de que Pekín publicara un mapa reclamando tierras que Nueva Delhi reclama como suyas. India trata de estrechar lazos con los países occidentales y, en particular, con los miembros de la Quad, una alianza formada por Estados Unidos, Japón y Australia que pretende contrarrestar el peso de China en la región Asia-Pacífico.