Rusia

La UE acuerda sancionar la transferencia de gas natural licuado ruso en puertos europeos

Las llegadas de gas ruso a los puertos españoles batieron un récord tras crecer un 30% en 2023

Vista de la planta de Mugardos de Reganosa en la ría de Ferrol que acoge donde reciben barcos metaneros que realizan la descarga de gas natural licuado (GNL)
Vista de la planta de Mugardos de Reganosa en la ría de Ferrol que acoge donde reciben barcos metaneros que realizan la descarga de gas natural licuado (GNL) kiko delgadoAgencia EFE

Los países europeos han llegado a un pacto este jueves para apuntar por primera vez al lucrativo negocio del gas licuado ruso. Los embajadores de los Veintisiete han llegado a un acuerdo político y se espera que la decisión se formalice el próximo lunes.

La medida más importante de este paquete consiste en prohibir que los puertos europeos puedan utilizarse como plataforma para exportar el gas licuado ruso que llegue a través de buques metaneros. El propósito es golpear las exportaciones rusas a Asia, pero el consumo interno europeo no quedará penalizado con esta medida. Tras la crisis diplomática desatada con Argelia por el cambio de posición español respecto al Sahara Occidental, España aumentó significativamente sus importaciones de gas ruso. El gas licuado llega de manera mayoritaria a la UE a través de las terminales de Bélgica, Francia y España. Además, este acuerdo también contempla medidas contra la denominada “flota en la sombra” rusa que transporta petróleo.

Los paquetes de sanciones se aprueban por unanimidad. Hungría y Alemania son los países que han puesto más trabas a esta nueva ronda. A Berlín le preocupaba la situación de sus empresas exportadoras.

“Este contundente paquete impedirá aún más el acceso de Rusia a tecnologías clave. Despojará a Rusia de más ingresos energéticos”, ha indicado por redes sociales la presidenta del Ejecutivo comunitario.

Además, este nuevo paquete de sanciones también incluye nuevas restricciones a la exportación de bienes y tecnologías de doble uso, incluso en terceros países, así como de productos que mejoren la capacidad industrial de Moscú.

Nadie duda de que la energía se han convertido en un arma de guerra, ya que prosiguen los ataques rusos a la centrales eléctricas ucranianas. Aunque la situación en el frente parece prácticamente estancada, Rusia ha lanzado en las últimas horas nueve misiles y 27 drones Shahed contra instalaciones energéticas críticas, aunque las defensas antiaéreas han interceptado todos los drones y los cinco misiles de crucero. Estos ataques rusos han cortado el suministro eléctrico a más de 218.000 ucranianos. Ante el déficit energético, las autoridades ucranianas se han visto obligadas a imponer apagones programados diarios.

Según la empresa privada del sector eléctrico DTEK, una de sus centrales térmicas ha sufrido graves daños y tres de sus trabajadores han resultado heridos. Desde el pasado mes de marzo DTEK ha perdido un 90 por ciento de su capacidad de generación.

También la empresa pública Ukrenergo ha informado de que sus infraestructuras han resultado dañadas como consecuencia de este nuevo ataque nocturno en los óblasts de Kiev (norte), Dnipropetrovsk (centro), Donetsk (este) y Vínitisia (oeste).

El presidente del país, Volodímir Zelenski, ha pedido ayuda a corto plazo para reparar al red eléctrica del país, antes de que llegue el invierno y aumente el consumo, e inversiones a largo plazo para la reconstrucción del sistema, además de a baterías antimisiles para repeler los ataques del ejército de Vladimir Putin. Según Zelenski, Ucrania ha perdido hasta nueve gigavatios de capacidad de generación eléctrica desde finales de marzo. La ciudad de Berlín consume dos.